Los pliegues ocultos de la dulce cintura de Am¨¦rica
El banano ha perdido hoy su capacidad de extorsi¨®n en favor de diversas agroindustrias y concesiones mineras a cielo abierto, pero sobre todo del tr¨¢fico de drogas
El nombre cient¨ªfico del banano es musa paradisiaca. Una musa que se pudre si le faltan los cuidados adecuados, desde que el racimo es cortado de la mata, es transportada luego por barco en bodegas refrigeradas, y necesita de c¨¢maras de maduraci¨®n hasta que llega a los supermercados.
Sam Zemurray era un inmigrante jud¨ªo de Besarabia que a los 18 a?os compraba en el puerto de Nueva Orl...
El nombre cient¨ªfico del banano es musa paradisiaca. Una musa que se pudre si le faltan los cuidados adecuados, desde que el racimo es cortado de la mata, es transportada luego por barco en bodegas refrigeradas, y necesita de c¨¢maras de maduraci¨®n hasta que llega a los supermercados.
Sam Zemurray era un inmigrante jud¨ªo de Besarabia que a los 18 a?os compraba en el puerto de Nueva Orleans los bananos que llegaban de Honduras pasados de madurez, para fabricar vinagre, y se le ocurri¨® que el mejor negocio estar¨ªa en cultivarlos. A los 21 a?os hab¨ªa hecho suficiente dinero como para comprar un vapor viejo en el que viaj¨® a Honduras en 1910, y adquiri¨® 20 kil¨®metros cuadrados de tierras junto al r¨ªo Cuyamel. A su regreso, contrat¨® a una partida de mercenarios encabezados por dos personajes de pel¨ªcula, Guy Machine Molony y Lee Christmas, para que armaran una tropa que ayudara a volver al poder al general Manuel Bonilla, quien viv¨ªa exiliado en Nueva Orleans tras haber sufrido en 1907 un golpe de Estado.
Una vez reinstalado Bonilla en el palacio presidencial en Tegucigalpa, Zemurray fund¨® la Cuyamel Fruit Company que recibi¨® exenci¨®n de todo tributo fiscal, y autonom¨ªa en sus operaciones bananeras. A partir de entonces Zemurray pasar¨ªa a ser conocido como el todopoderoso Banana Man. Un diputado, dec¨ªa, resulta m¨¢s barato que una mula.
Los hermanos Giuseppe, F¨¦lix y Luca Vaccaro, inmigrantes de Sicilia, empezaron importando cocos en 1899 desde el puerto de La Ceiba, otra vez Honduras, para crear en 1906 la empresa Vaccaro Brothers, dedicada tambi¨¦n al banano, gracias a la generosa concesi¨®n que les otorg¨® el mismo general Manuel Bonilla. Y se dedicaron tambi¨¦n a la producci¨®n de hielo para refrigerar los barcos de transporte. En 1924 crearon la Standard Fruit Company, la gran rival de la United Fruit, fundada en Costa Rica, con la que compet¨ªan por el control del hielo, y terminaron triunfando porque acapararon todas las hieleras en Nueva Orleans, con lo que Giuseppe pas¨® a ser conocido como el Ice Man.
William Sydney Porter, cuyo nombre de pluma es O¡¯Henry, estaba empleado como cajero del First National Bank en Austin, cuando en 1895 fue acusado de desfalco. En la v¨ªspera del juicio huy¨® en un barco de carga que sal¨ªa de Nueva Orleans hacia el puerto de Trujillo, Honduras, y all¨ª escribi¨® la novela De coles y reyes.
En el libro, Trujillo pas¨® a ser Coralio, y Honduras la rep¨²blica de Anchuria, y fue en esas p¨¢ginas donde O¡¯Henry acu?¨® el t¨¦rmino ¡°rep¨²blica bananera¡±: ¡°en esos tiempos ten¨ªamos tratados con casi todos los pa¨ªses extranjeros, excepto con B¨¦lgica y aquella rep¨²blica bananera de Anchuria¡¡±, dice el narrador.
El c¨®nsul de Estados Unidos en Honduras, en un arranque de sinceridad, escrib¨ªa en 1917: ¡°¡ el territorio controlado por la Cuyamel Fruit Company es un Estado en s¨ª mismo, dentro de otro Estado¡ alberga a sus empleados, cultiva plantaciones, opera ferrocarriles, terminales, l¨ªneas de vapores, sistemas de agua potable, plantas el¨¦ctricas, comisariatos, clubes¡¡±.
La historia, que se repite en Centroam¨¦rica con aterradora constancia, ha quitado preeminencia al banano, y le ha dado la compa?¨ªa de diversas agroindustrias, y concesiones mineras a cielo abierto que envenenan los r¨ªos, acaparan el agua, y convierte en p¨¢ramos los bosques. Pero el reinado supremo es del tr¨¢fico de drogas, que significa compra de diputados, jefes de polic¨ªa, generales de cinco estrellas, ministros y presidentes de la rep¨²blica, para asegurarse la impunidad y controlar v¨ªas de transportes, pistas a¨¦reas, puertos mar¨ªtimos y aduanas. Y as¨ª hemos pasado de la rep¨²blica bananera al narcoestado.
Es lo que nos cuenta Carlos Dada, fundador del peri¨®dico digital El Faro en El Salvador, con prosa de novelista y rigor de cronista, en Los pliegues de la cintura, editado por Libros del K.O, y que presentamos recientemente en Madrid.
En tres de las cr¨®nicas se desnuda la intimidad del poder pol¨ªtico en Honduras, la vieja rep¨²blica de Anchuria de O¡¯Henry, con el crimen organizado: seg¨²n testimonio del jefe de la banda de narcotraficantes Los Cachiros, Devis Leonel Rivera Maradiaga, preso en Estados Unidos, los presidentes Porfirio Lobo y Juan Orlando Hern¨¢ndez recibieron cuantiosos sobornos a cambio de facilitar las operaciones de la droga. Lobo se libr¨® de ser juzgado en los tribunales federales, no as¨ª su hijo Fabio, que cumple condena en una c¨¢rcel de Nueva York, adonde fueron a dar luego Juan Orlando Hern¨¢ndez, a¨²n bajo juicio, y su hermano Tony, diputado, condenado a cadena perpetua.
En todos las dem¨¢s cr¨®nicas de Dada aparece esa Centroam¨¦rica tan actual y tan antigua de las soberan¨ªas nacionales cedidas en almoneda al mejor, o al peor postor; la corrupci¨®n que todo lo corroe, el asesinato pol¨ªtico que ha tenido por v¨ªctimas tanto a un arzobispo hoy elevado a los altares, monse?or Romero de El Salvador, como a Berta C¨¢ceres, una dirigente de la etnia lempa muerta a tiros por oponerse a las explotaciones mineras en Honduras; el genocidio contra los pueblos ind¨ªgenas en Guatemala; las masacres campesinas del Mozote en El Salvador, la represi¨®n despiadada contra los j¨®venes en las calles de Nicaragua en 2018.
Los pliegues ocultos de ¡°la dulce cintura de Am¨¦rica¡± del Canto General de Neruda.