El problema de Europa es que es demasiado atractiva
Millones de personas en el mundo desear¨ªan venir a vivir aqu¨ª, pero si el continente no sabe gestionar c¨®mo hacerlo podr¨ªan socavarse sus valores, como ya se est¨¢ viendo en los planteamientos de algunos gobiernos y pol¨ªticos
El poder blando europeo puede socavar el poder blando de Europa. El profesor de Harvard Joseph Nye define el poder blando como la capacidad de atracci¨®n de un pa¨ªs. Una encuesta mundial reciente ha vuelto a confirmar que Europa lo tiene de sobra. Cuando se pregunta a personas de pa¨ªses tan diversos como Turqu¨ªa, Arabia Saud¨ª, Corea del Sur, Sud¨¢frica y Brasil d¨®nde les gustar¨ªa vivir aparte de su propio pa¨ªs, la mayor¨ªa eligen Estados Unidos o Europa. En cambio, casi nadie quiere vivir en China o Rusia.
Y ese es precisamente el problema de Europa. Es tan atractiva que millones de personas desear¨ªan venir a vivir aqu¨ª. Y lo intentan cientos de miles, que arriesgan la vida en endebles embarcaciones a trav¨¦s del Mediterr¨¢neo o en otras rutas peligrosas. ¡°Europa o la muerte¡±, dec¨ªa uno. Pero el miedo a la inmigraci¨®n masiva y descontrolada est¨¢ haciendo que muchos votantes europeos opten por partidos populistas xen¨®fobos que no se limitan a explotar el p¨¢nico por el peligro que ven para la civilizaci¨®n sino que hacen todo lo posible por fomentarlo.
2023 recuerda cada vez m¨¢s a 2015. La crisis de los refugiados que comenz¨® ese a?o impuls¨® con claridad el voto a Alternative a para Alemania (AfD) en Alemania y al Partido Liberal de Austria, para no hablar del Brexit. Ahora, la AfD vuelve a tener buenos resultados en las encuestas, incluso en regiones pr¨®speras de Alemania occidental como Baviera y Hesse. En Austria, el Partido de la Libertad encabeza los sondeos de opini¨®n. Esta semana, el Partido de la Libertad del populista antiisl¨¢mico Geert Wilders logr¨® un triunfo sorprendente en las elecciones nacionales de los Pa¨ªses Bajos. Y el pr¨®ximo mes de junio se celebran las elecciones al Parlamento Europeo.
Frente a esta tendencia, los partidos mayoritarios tambi¨¦n est¨¢n proponiendo medidas cada vez m¨¢s duras para controlar la inmigraci¨®n ilegal. Un jefe de Gobierno europeo me dijo hace poco que, en su opini¨®n, Europa tendr¨ªa que hacer ¡°algo intolerable¡± para abordar este problema. Estuve a punto de responderle: ?no lo estamos haciendo ya? ?No es intolerable que los guardacostas griegos sean sospechosos de rechazar embarcaciones de refugiados, lo cual infringe el principio tradicional de no devoluci¨®n? ?No es intolerable que la UE haya permitido que las fuerzas libias se lleven de vuelta a espantosos campos de internamiento a quienes intentan emigrar? ?No es intolerable que el Gobierno italiano de Giorgia Meloni est¨¦ impidiendo que ni siquiera los barcos de rescate de ONG privadas puedan salvar a personas de morir ahogadas en el Mediterr¨¢neo? ?No es intolerable que el Gobierno brit¨¢nico piense seriamente en retirarse del Convenio Europeo de Derechos Humanos, solo para enviar a unos cientos de solicitantes de asilo a Ruanda?
La gente de todo el mundo ve que la maravillosa libertad de circulaci¨®n de la que disfrutan los europeos en el espacio Schengen se compra a costa de las restricciones con las que se topan los dem¨¢s para venir a Europa. No hay m¨¢s que preguntar a cualquier turco o indio cu¨¢l ha sido su experiencia em el intento de obtener un visado Schengen o un visado para el Reino Unido. Por si fuera poco, la estridente ret¨®rica de los populistas de extrema derecha como la exministra del Interior brit¨¢nica Suella Braverman ¡ªque califica la inmigraci¨®n ilegal de ¡°invasi¨®n¡± y a los manifestantes contra las acciones militares de Israel en Gaza de ¡°turbas propalestinas¡±¡ª amenaza con enfurecer cada vez m¨¢s a los millones de personas inmigrantes que ya viven en Europa.
El poder blando de Europa no consiste solo en la prosperidad, el Estado de bienestar y la calidad de vida. Tambi¨¦n tiene que ver con la libertad, el Estado de derecho, la tolerancia y el respeto a los derechos humanos. En esa misma encuesta llevada a cabo en todo el mundo, muchos entrevistados afirman que la Rusia de Vlad¨ªmir Putin no forma parte de Europa ¡°en lo que respecta a sus principios pol¨ªticos actuales¡±. Europa se asocia a una serie de valores. Pero no resulta cre¨ªble como continente de principios si la propia Europa los quebranta, precisamente en los lugares donde la gente del resto del mundo entra en contacto con ella: sobre todo en las fronteras, pero tambi¨¦n en la acogida de solicitantes de asilo y en la provocadora y err¨®nea calificaci¨®n de las personas de origen inmigrante que ya est¨¢n dentro de esas fronteras.
No cabe duda de que hay que gestionar la migraci¨®n a Europa. El eslogan de la campa?a del Brexit ¡ª¡±?Recuperemos el control!¡±¡ª fue todo un hallazgo porque llegaba a lo m¨¢s hondo del miedo de los votantes: que la inmigraci¨®n se hubiera desbordado. Ahora, el expresidente alem¨¢n Joachim Gauck est¨¢ hablando de Kontrollverlust, la p¨¦rdida de control, que nos suena. Si, en los pr¨®ximos seis meses, los gobiernos europeos no consiguen transmitir a sus electores la sensaci¨®n de que la migraci¨®n est¨¢ controlada, es posible que las elecciones europeas del pr¨®ximo junio representen un brusco giro de la UE hacia la derecha iliberal. Ahora bien, la inmigraci¨®n debe gestionarse de manera segura, humana y legal, o Europa traicionar¨¢ sus propios principios.
Si Europa no es capaz de hacerlo y emprende una deriva en un sentido u otro, la manera de afrontar las consecuencias de su ¡°capacidad de atracci¨®n¡± empezar¨¢ a socavar otro aspecto importante de su poder blando: los valores. Este es el dilema.
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