Si Biden no se retira, el mundo debe prepararse para un presidente Trump 2.0
Una segunda presidencia del republicano ser¨ªa un desastre para su pa¨ªs. Tambi¨¦n una cat¨¢strofe para Ucrania, crear¨ªa una situaci¨®n de emergencia en Europa y supondr¨ªa una crisis para Occidente
Durante los dos meses que pas¨¦ en Estados Unidos el verano pasado, no dej¨¦ de hacer una sencilla pregunta a todos los periodistas, acad¨¦micos y analistas que me encontraba: ¡°?Qui¨¦n ser¨¢ el pr¨®ximo presidente de Estados Unidos?¡± La respuesta sol¨ªa ser la misma. Primero ven¨ªa la duda, despu¨¦s dec¨ªan: ¡°Bueno, probablemente Joe Biden, pero¡¡±.
Despu¨¦s de ese ¡°pero¡± ven¨ªa una larga lista de preocupaciones, en parte relacionadas con corrientes profundas, pero sobre todo relativas a la imagen de vejez y fragilidad que da este presidente de 80 a?os. Con frecuencia, la conversaci¨®n terminaba cuando mi interlocutor dec¨ªa que ser¨ªa mejor que Biden se hiciera a un lado, para dejar que un candidato m¨¢s joven jugara la carta de la edad contra Donald Trump, de 77 a?os.
Biden ha sido un buen presidente para Estados Unidos. Aunque la retirada de Afganist¨¢n fuera ca¨®tica, se enfrent¨® adecuadamente a la pandemia de la covid y est¨¢ gestionando bastante bien la guerra en Ucrania. Bajo su mandato, la econom¨ªa muestra una vitalidad notable, con un gasto p¨²blico que, siguiendo el modelo del New Deal, est¨¢ acelerando la transici¨®n ecol¨®gica y creando empleo. Pero si Joe Biden tropieza ¡ªf¨ªsica, mental o pol¨ªticamente¡ª durante el agotador marat¨®n que supone una campa?a presidencial en EE UU, y permite el retorno de Trump, eso ser¨¢ lo ¨²nico por lo que se le recordar¨¢.
En una reciente encuesta de la cadena NBC, Trump y Biden sal¨ªan muy igualados, los dos con un 46% de expectativa de voto. Hay varios factores, ajenos a los caracteres y rendimiento de los dos candidatos, y cualquiera de ellos podr¨ªa decidir unas elecciones tan re?idas. En el hiperpolarizado entorno medi¨¢tico del pa¨ªs, muchos votantes republicanos simplemente no aprecian que la econom¨ªa vaya bien. La inteligencia artificial contribuir¨¢ a las ya de por s¨ª grandes posibilidades de desinformaci¨®n, con un Vlad¨ªmir Putin sin duda deseoso de inclinar la balanza a favor de Trump. Las candidaturas alternativas, como la bien intencionada y centrista No Labels (Sin etiquetas) y la campa?a progresista-ecologista del intelectual Cornel West, probablemente resten m¨¢s votos a los dem¨®cratas que a los republicanos.
Sin embargo, lo m¨¢s preocupante para los dem¨®cratas es la tendencia a que los votantes negros, hispanos y otros no blancos los abandonen para pasarse a los republicanos, y, sobre todo, que puedan abandonar a Biden y opten por Trump. Es probable que haya razones sociol¨®gicas e hist¨®ricas que expliquen esta tendencia, as¨ª como el extra?o atractivo que tiene el propio Trump, pero no cabe duda de que la edad y la fragilidad de Biden tambi¨¦n pesan.
Seg¨²n una encuesta reciente, tres de cada cuatro estadounidenses piensa que Biden es demasiado viejo para una segunda legislatura, que terminar¨ªa con 86 a?os. Solo la mitad de los encuestados expresaba la misma preocupaci¨®n respecto a Trump. He hablado con cuatro personas que han visto de cerca al presidente Biden en los ¨²ltimos meses. Me dijeron que mentalmente est¨¢ bien, pero que f¨ªsicamente acusa la edad. Una de ellas coment¨® que, a veces, al final de una frase, su voz se volv¨ªa casi inaudible.
Todo esto se mostrar¨¢ sin piedad durante la incesante cobertura medi¨¢tica de las elecciones. En el caso del candidato presidencial republicano Bob Dole, una sola ca¨ªda desde el escenario de un mitin influy¨® en su derrota en 1996. Y Dole no era m¨¢s que un jovenzuelo de 73 a?os, en un entorno medi¨¢tico m¨¢s reposado.
Biden tiene otro h¨¢ndicap. Su edad har¨¢ que se prest¨¦ una ins¨®lita atenci¨®n a su compa?era de candidatura, que quiz¨¢ tenga en alg¨²n momento que hacerse cargo del liderazgo. Pero la vicepresidenta Kamala Harris no es un gran activo electoral y no resulta muy convincente como ¡°l¨ªder del mundo libre¡±. A pesar del entusiasmo que despert¨® al principio, ha parecido estar en los m¨¢rgenes de la presidencia, su ¨ªndice de popularidad es a¨²n menor que el de Biden y apenas ha tenido repercusi¨®n en el escenario mundial.
Es evidente que Trump tambi¨¦n presenta enormes h¨¢ndicaps, sobre todo, las m¨²ltiples demandas judiciales que le est¨¢n restando gran parte de su tiempo y de financiaci¨®n para la campa?a. Si Jack Smith, fiscal del caso principal relativo al posible fraude cometido durante los comicios presidenciales de 2020, es tan eficaz como algunos piensan, Trump podr¨ªa incluso estar en la c¨¢rcel cuando los estadounidenses tengan que votar en noviembre del a?o pr¨®ximo. Sin embargo, aunque resulte incomprensible desde fuera, hay pocas pruebas de que, hasta ahora, esos procesos hayan da?ado gravemente sus posibilidades electorales.
Tambi¨¦n est¨¢ claro que el hecho de que Biden se hiciera a un lado a estas alturas tambi¨¦n plantea riesgos. A algunos observadores les preocupa que la fr¨¢gil coalici¨®n arco¨ªris del Partido Dem¨®crata pudiera hacerse trizas si tuviera que encontrar un nuevo candidato. Sin embargo, seg¨²n un excongresista, la amenaza de Trump inducir¨ªa a apretar las filas. Desde luego, hay candidatos posibles y m¨¢s j¨®venes, como el gobernador de Pensilvania Josh Shapiro (que podr¨ªa ser el primer presidente jud¨ªo), la gobernadora de Michigan Gretchen Whitmer (que podr¨ªa ser la primera presidenta) o el gobernador de California Gavin Newsom.
Todos ellos, no solo jugar¨ªan la carta de la edad contra Trump, tambi¨¦n rejuvenecer¨ªan la imagen de Estados Unidos en el mundo. En la actualidad los europeos contemplamos con asombro lo que nos parece una nueva gerontocracia brezneviana en Washington. Biden ya va camino de los 81. Trump tiene 77. El l¨ªder de la minor¨ªa dem¨®crata en el Senado, Mitch McConnell, de 81, se qued¨® atascado durante medio minuto como un viejo ordenador de sobremesa con mala conexi¨®n wifi. La expresidenta de la C¨¢mara de Representantes, Nancy Pelosi, vuelve a presentarse a las elecciones con 83 a?os. ?Por favor! Ya no podemos m¨¢s.
Con todo, hay una cosa clara: el ¨²nico que puede tomar esta decisi¨®n es el propio Joe Biden, junto con su esposa Jill. Si tiene que ocurrir, mejor que sea pronto, para que los candidatos m¨¢s j¨®venes puedan presentarse, reunir fondos suficientes y organizar campa?as nacionales, y para que despu¨¦s uno de ellos pueda ser elegido y elegir, a su vez, un buen compa?ero de candidatura. ¡°?Tiene que ser antes del D¨ªa de Acci¨®n de Gracias!¡±, exclam¨® un veterano observador de la pol¨ªtica estadounidense. Y solo quedan dos meses.
Llegados a este punto, puede que algunos lectores estadounidenses se est¨¦n preguntando enfurru?ados ¡°?Qui¨¦n es este inglesito que nos dice lo que tenemos que hacer?¡± Como respuesta, solo les dir¨ªa: lo siento, pero en esos comicios no solo se decidir¨¢ vuestro futuro.
A este lado del Atl¨¢ntico se avecinan unas cuantas citas electorales interesantes: el mes pr¨®ximo, unos comicios cruciales en Polonia, que podr¨ªan determinar el futuro de una democracia fr¨¢gil; las elecciones al Parlamento Europeo del pr¨®ximo mes de junio, en las que podemos asistir a un fuerte giro hacia la derecha populista; unas elecciones brit¨¢nicas, en las que quiz¨¢ el Reino Unido posterior al Brexit pueda recuperar algo vagamente parecido a la cordura; quiz¨¢ incluso unas presidenciales en Ucrania. Pero ninguna de esas citas europeas tendr¨¢ tantas repercusiones para Europa como las presidenciales de EE UU.
Una segunda presidencia de Trump ser¨ªa un desastre para su pa¨ªs. Tambi¨¦n una cat¨¢strofe para Ucrania, crear¨ªa una situaci¨®n de emergencia en Europa y supondr¨ªa una crisis para Occidente. Si Biden se hace a un lado, los dem¨®cratas del mundo le rendir¨¢n honores, en tanto que los de Estados Unidos podr¨¢n elegir a un candidato m¨¢s joven para ahuyentar a Trump, y quiz¨¢ incluso volver a inspirar al mundo con cierto dinamismo estadounidense.
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