Putin se eterniza
El presidente adorna el anuncio de presentarse de nuevo a las elecciones como un gesto de sacrificio por el pueblo ruso
El presidente de Rusia, Vlad¨ªmir Putin, anunci¨® ayer que presentar¨¢ su candidatura a las elecciones convocadas en marzo para seguir en el cargo. Nadie ten¨ªa ninguna duda de ello. El mandatario cambi¨® en 2020 la arquitectura constitucional para sortear los l¨ªmites a la reelecci¨®n con un modelo que le abre la v¨ªa para seguir en el poder hasta 2036. Putin lleva en el poder ¡ªcomo presidente o primer ministro¡ª desde el 31 de diciembre de 1999. Un nuevo mandato le permitir¨ªa igualar a Josef Stalin con tres d¨¦cadas de mando.
Una cuidadosa coreograf¨ªa orquestada en el marco de la entrega de reconocimientos al m¨¦rito militar trat¨® de plasmar ayer el anuncio como el generoso sacrificio de un l¨ªder que seguir¨¢ soportando las exigencias de la responsabilidad por el bien de la madre patria y sus combatientes. La realidad es que Putin sabe perfectamente que, a la vista de c¨®mo ejerci¨® el poder, cualquier alternativa distinta a morir en el trono es bastante peligrosa para ¨¦l. Seguir¨¢ aferrado a ¨¦l con todos los medios hasta donde pueda.
Y es probable que, al menos en el corto plazo, lo consiga. Las elecciones de marzo son, naturalmente, una farsa democr¨¢tica. Putin ha aplastado sistem¨¢ticamente cualquier atisbo de oposici¨®n real en todos los niveles. Asesinatos a tiros, envenenamientos, voladura de aviones, muertes camufladas de suicidios, encarcelamientos bajo pretextos pat¨¦ticos: la lista es notoria y casi infinita. El control f¨¦rreo de la escena medi¨¢tica ha producido un profundo lavado del cerebro de la sociedad rusa, sobre todo fuera de las grandes urbes. La convocatoria no es otra cosa que una pat¨¦tica pantomima, pero esto no supone que el camino de Putin para igualar la longevidad de Stalin en el poder est¨¦ del todo despejado. La insurrecci¨®n encabezada el pasado verano por Yevgueni Prigozhin, el jefe de la milicia privada Wagner, fue una se?al clara. El mot¨ªn fue aplastado, pero el mero hecho de que se produjera y la manera en la que este pudo avanzar sin oposici¨®n hacia la capital a lo largo de cientos de kil¨®metros mostr¨® al mundo que el poder de Putin tiene grietas. No pudo aplastar a los rebeldes, lo que fue una humillaci¨®n, y tuvo que acudir al presidente de Bielorrusia para pactar con ellos. Eso s¨ª, no mucho despu¨¦s, Prigozhin falleci¨® en un revelador accidente a¨¦reo.
El futuro de Putin, de Rusia y de Europa depende de la guerra de Ucrania. Rusia est¨¢ pagando un alto precio por esta criminal aventura. La cifra real de bajas es desconocida, pero no hay duda de que es inmensa. El precio econ¨®mico es enorme. Tambi¨¦n el social, con cientos de miles de rusos que han abandonado el pa¨ªs despu¨¦s de la invasi¨®n. Hasta ahora, sin embargo, Putin ha logrado sobreponerse a esas vicisitudes, estabilizando el campo de batalla tras el descalabro de septiembre de 2022, absorbiendo el choque econ¨®mico, anestesiando el malestar social por los muertos, los heridos, los reclutas forzosos. Para conseguirlo recibe la ayuda de China, que le est¨¢ proporcionando ox¨ªgeno econ¨®mico.
La clave del futuro est¨¢, pues, en el rumbo que siga la guerra. Es improbable que el reinado de Putin pueda sobrevivir a una rotunda derrota en Ucrania. Es posible, en cambio, que pueda prolongarlo si vence, o si logra mantener un escenario en el que controla una parte significativa del territorio del pa¨ªs vecino al que le impide levantar cabeza. En todo esto hay que pensar cuando se valora c¨®mo y cu¨¢nto ayudar a Ucrania. No puede darse por seguro que una ca¨ªda de Putin abriera paso a un r¨¦gimen mejor, pero es indudable que los ciudadanos rusos merecen algo mucho mejor que el liderazgo de Vlad¨ªmir Putin.
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