La amenaza de Puigdemont a Pedro S¨¢nchez
Junts no puede romper con el PSOE por ahora, debido al calendario de aplicaci¨®n de la amnist¨ªa. Pero Puigdemont tiene un as en la manga: los comicios catalanes de 2025, donde su objetivo es derrotar a ERC
Carles Puigdemont no puede cumplir su amenaza de dejar caer a Pedro S¨¢nchez cuando quiera. El l¨ªder de Waterloo tendr¨¢ que sostener a este Gobierno, al menos, hasta que la amnist¨ªa se haya aplicado del todo y se hayan superado los obst¨¢culos judiciales consiguientes. As¨ª que partir peras con el PSOE nada tendr¨¢ que ver en adelante con el incumplimiento de los acuerdos, como Junts afirma, sino que depender¨¢ de lo que a Puig...
Carles Puigdemont no puede cumplir su amenaza de dejar caer a Pedro S¨¢nchez cuando quiera. El l¨ªder de Waterloo tendr¨¢ que sostener a este Gobierno, al menos, hasta que la amnist¨ªa se haya aplicado del todo y se hayan superado los obst¨¢culos judiciales consiguientes. As¨ª que partir peras con el PSOE nada tendr¨¢ que ver en adelante con el incumplimiento de los acuerdos, como Junts afirma, sino que depender¨¢ de lo que a Puigdemont le convenga en cada momento. Y esa ruptura con S¨¢nchez podr¨ªa ocurrir a las puertas de las elecciones catalanas de 2025 para intentar derrotar a ERC.
Es la moraleja que deja la pretensi¨®n hasta ahora fallida de reconocer la oficialidad del catal¨¢n en la Uni¨®n Europea. Puigdemont apareci¨® en la red social X con un largo escrito que admit¨ªa el incumplimiento de La Moncloa respecto al acuerdo, pese los esfuerzos del Ministerio de Asuntos Exteriores, mientras culpaba al PP por sus intentos de bloqueo en Europa. Algunos independentistas le replicaban exigiendo que dejara de apoyar a S¨¢nchez, como castigo, y se burlaban de ese mantra de Junts sobre que ellos ¡°cobran por adelantado¡±, expresi¨®n que estos utilizaban para humillar la estrategia negociadora de Oriol Junqueras. Sin embargo, el expresident apelaba en sus l¨ªneas a no instrumentalizar el hecho, curiosamente. Qu¨¦ distinto habr¨ªa sido el alegato de Junts si el protagonista hubiera sido su rival Esquerra. ¡°Os han vuelto a tomar el pelo¡± ser¨ªa lo m¨¢s suave que saldr¨ªa de los cuarteles de Waterloo.
As¨ª que la amenaza incumplida de Puigdemont deja entrever la propia debilidad de Junts, una vez ha investido a S¨¢nchez: el partido no puede poner en jaque al Ejecutivo hasta que no haya rentabilizado su apoyo en la investidura. De un lado, porque la amnist¨ªa justo se acaba tomar en consideraci¨®n en el Congreso esta semana y quedan a¨²n meses para su aprobaci¨®n definitiva, debido al filibusterismo que el PP promete desde el Senado. Luego, la ley deber¨¢ aplicarse en los tribunales, donde los jueces podr¨ªan plantear dudas sobre su constitucionalidad. El calendario sella ahora la relaci¨®n entre PSOE y Junts de forma decisiva.
La pregunta, pues, es si la amnist¨ªa se habr¨¢ resuelto antes de las elecciones catalanas de 2025. Es evidente que Junts podr¨ªa guardar un as en la manga. Los de Puigdemont aceptaron meter el refer¨¦ndum en una mesa de di¨¢logo para que no estorbara de su pretensi¨®n principal, que era lograr la amnist¨ªa a cambio de sus votos. De haber puesto la autodeterminaci¨®n como l¨ªnea roja, se habr¨ªa dinamitado cualquier negociaci¨®n con el PSOE. Si bien, no ser¨ªa de extra?ar que, a media legislatura, Puigdemont se rasgara las vestiduras y decidiera romper con S¨¢nchez alegando incumplimientos como la oficialidad del catal¨¢n en la UE, o el no refer¨¦ndum ¡ªesto ¨²ltimo, evidente desde el minuto uno¡ª. Junts necesita un relato para ir elecciones, en su obsesi¨®n de diferenciarse de ERC. El mayor miedo de Puigdemont sigue siendo que sus electores descubran que ha hecho lo mismo que Junqueras, es decir, renunciar a la unilateralidad a cambio de su salvaci¨®n judicial ¡ªantes fue v¨ªa indultos, ahora, v¨ªa amnist¨ªa¡ª.
Sin embargo, las mesas de di¨¢logo de Ginebra se han vuelto una especie de coartada para el partido de Puigdemont, mientras duren. Ese halo de misterio, de ese secretismo, le sirve a Junts internamente para alimentar la ficci¨®n de que algo muy importante se estar¨¢ all¨ª negociando que nadie puede saberlo. E incluso, el mero hecho de que esos encuentros sean en el extranjero, con la derecha poniendo el grito del cielo por el escenario y el relator que preside la escena, sirve al prop¨®sito de venderlo desde Junts como una diferencia sustancial respecto a las mesas de Esquerra, en territorio nacional.
En consecuencia, el independentismo podr¨¢ sobreactuar, o el l¨ªder de Waterloo decirle a Manfred Weber que, si S¨¢nchez no cumple sus acuerdos, podr¨ªan votar junto al PP. La realidad es que nada de ello parece muy cre¨ªble, mientras exista Vox y mientras Puigdemont no vea satisfecho el objetivo por el que ha enterrado la independencia, que es lograr la amnist¨ªa. Pero qui¨¦n sabe: aun si la medida de gracia no llegara a aplicarse del todo antes de los comicios catalanes, tampoco ser¨ªa raro que Junts fingiera igualmente una especie de ruptura moment¨¢nea frente a La Moncloa. Es decir, escenificar una ficci¨®n de breve duraci¨®n con el objetivo ¨²nico, el de siempre, y el mismo que en 2017: derrotar al partido de Junqueras.