El discurso de Estrasburgo
Pedro S¨¢nchez, quien comparecer¨¢ el pr¨®ximo mi¨¦rcoles en el Parlamento Europeo, va a jugar la carta de la UE a fondo porque es la ¨²ltima que le queda para recuperar espacio en casa
Las elecciones en Espa?a empezaron el 23-J. El resultado ha sido una mayor¨ªa parlamentaria endiablada, con las derechas aupadas a la ola antiamnist¨ªa y en pie de guerra en Bruselas. Pero nuestra democracia funciona a doble vuelta: todo depende tambi¨¦n de qu¨¦ pase en Europa. A Pedro S¨¢nchez, la presidencia espa?ola del Consejo de la UE le ha servido para reforzarse internamente y preparar el camino de unas elecciones al Parlamento Europeo en junio de 2024 que abrir¨¢n un nuevo ciclo pol¨ªtico. S¨¢nchez comparece en la Euroc¨¢mara en el ¨²ltimo minuto. ?Para qu¨¦?
El discurso de Estrasburgo deja atados los destinos de Espa?a y de la UE para esta legislatura, m¨¢s estrechamente a¨²n que en los periodos de Felipe Gonz¨¢lez (los fondos de cohesi¨®n) o de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero (la crisis de la eurozona). Todo pasa por Bruselas: nuevos fondos, presupuesto y reglas fiscales; la autoafirmaci¨®n del Estado de derecho; el medio ambiente o la igualdad de g¨¦nero; la superampliaci¨®n al Este y los Balcanes; las guerras europeas en Ucrania y Oriente Pr¨®ximo, o la industria y la tecnolog¨ªa europeas frente a EE UU y China. S¨¢nchez va a jugar la carta europea a fondo porque es la ¨²ltima que le queda para recuperar espacio en casa. Parece haber aceptado el envite de las derechas: hacer de Europa una caja de resonancia democr¨¢tica y el test de la pol¨ªtica nacional.
Esta huida a Europa es muy arriesgada. Espa?a va a depender m¨¢s que nunca de lo que pase en Europa. Y posiblemente en Europa habr¨¢ m¨¢s Espa?a: de la mejor (iniciativas), pero tambi¨¦n de la peor (bronca y cainismo). Para muchos espa?oles, las elecciones europeas ser¨¢n un plebiscito acerca de la amnist¨ªa. La varita m¨¢gica del presidente tratar¨¢ de convertirlas en un debate sobre el futuro com¨²n de Europa y tambi¨¦n en un plebiscito acerca de los diversos pactos entre conservadores y ultraderecha en Espa?a, Italia, Finlandia, Suecia, Eslovaquia, Hungr¨ªa o Pa¨ªses Bajos.
?Con qu¨¦ Europa se encontrar¨¢ el presidente S¨¢nchez en 2024? Posiblemente, una m¨¢s fragmentada, donde el cord¨®n sanitario al nacionalpopulismo se ha roto por abajo, en la sociedad ¡ªempezando por la Francia de Macron y la Alemania de Scholz¡ª. El nacionalpopulismo le ha tomado la medida a la UE jugando al rat¨®n y el gato, y de tanto tocar poder en ayuntamientos, regiones o ministerios en toda Europa ha acabado por renunciar a su exitman¨ªa. Y el centroderecha, como Fausto, vende su alma al diablo seg¨²n la ocasi¨®n. Los progresistas se enfrentan a una rara avis pol¨ªtica que los descoloca y los pone a la defensiva en inmigraci¨®n o derechos. Adem¨¢s, entenderse con otras fuerzas afines no ser¨¢ f¨¢cil: ?socialdem¨®cratas n¨®rdicos antinmigraci¨®n o verdes alemanes belicistas? En Polonia, si la Plataforma C¨ªvica de Donald Tusk encabeza un Gobierno estable se abrir¨ªa una oportunidad para sacar adelante reformas importantes en el Consejo Europeo o acordar un plan respecto a Ucrania. ?Soluci¨®n? No hay. Una situaci¨®n as¨ª te obliga a jugar a varias bandas, seg¨²n el momento, con populares, liberales, verdes o el grupo de la Izquierda, con europe¨ªstas y euroesc¨¦pticos, y todo eso sin renunciar a tu ideolog¨ªa y al federalismo.
El discurso de Estrasburgo resit¨²a el eje central de la pol¨ªtica espa?ola en Europa. ?Qu¨¦ consecuencias tendr¨¢ este movimiento? Posiblemente, en esta legislatura veremos grandes debates en el Parlamento espa?ol que replicar¨¢n los del Parlamento Europeo y viceversa; prep¨¢rense para un trasiego constante entre Bruselas, Madrid y las capitales. En un entorno dominado por las derechas, el presidente buscar¨¢ afirmarse en Madrid con ayuda de la impopular Bruselas. En el Consejo Europeo, S¨¢nchez ser¨¢ el ¨²nico gran l¨ªder socialista del continente, y necesita rodearse de aliados en las instituciones: por ejemplo, el Banco Europeo de Inversiones (Nadia Calvi?o) o la Comisi¨®n Europea. Pero no est¨¢ claro que Ursula von der Leyen, si repite en el cargo, pueda hacer de muro de contenci¨®n frente a una alianza de populares y los euroesc¨¦pticos del ECR de Giorgia Meloni. En pol¨ªtica exterior, con la retirada del alto representante Josep Borrell Espa?a perder¨¢ un importante asidero. Nuestra diplomacia tendr¨¢ que jugar bien sus cartas en un terreno resbaladizo entre la OTAN y el sur global ¡ªdonde se ubican Am¨¦rica Latina o la vecindad sur¡ª y m¨¢s si el trumpismo retorna a EE UU. Pero donde el discurso de Estrasburgo puede tener un mayor impacto es en reforzar al Parlamento Europeo, que se convertir¨¢ en un foro pol¨ªtico al rojo vivo. S¨¢nchez necesitar¨¢ apoyarse en un grupo socialdem¨®crata muy s¨®lido, din¨¢mico, muy atento a sus circunscripciones nacionales y capaz de liderar las propuestas de reforma institucional y presupuestaria que necesita la Uni¨®n.
El PP deber¨ªa participar algo del discurso de Estrasburgo. La hostilidad mutua en las instituciones europeas ¡ªsobre los fondos, la separaci¨®n de poderes o la honorabilidad¡ª resulta insostenible para Espa?a. A Pedro S¨¢nchez le convendr¨ªa rebajar los decibelios con los conservadores. Nuestra democracia deber¨ªa fijar un marco estable de di¨¢logo sobre Europa entre presidente y jefe de la oposici¨®n. Eso ser¨ªa parte de un consenso de Estrasburgo.
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