Cuidar a los menores ¡®online¡¯
La Administraci¨®n toma al fin la iniciativa para cubrir la falta de responsabilidad de las grandes tecnol¨®gicas
La Agencia de Protecci¨®n de Datos espa?ola ha tomado la iniciativa de desarrollar un sistema de verificaci¨®n de edad para acceder a contenido para adultos en internet. Hasta ahora, la mayor¨ªa de los servicios a trav¨¦s de aplicaciones o webs se basan en una simple declaraci¨®n del usuario, que afirma tener m¨¢s de 18 a?os. Nadie lo comprueba. Nada impide que los ...
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La Agencia de Protecci¨®n de Datos espa?ola ha tomado la iniciativa de desarrollar un sistema de verificaci¨®n de edad para acceder a contenido para adultos en internet. Hasta ahora, la mayor¨ªa de los servicios a trav¨¦s de aplicaciones o webs se basan en una simple declaraci¨®n del usuario, que afirma tener m¨¢s de 18 a?os. Nadie lo comprueba. Nada impide que los menores de edad encuentren todo tipo de contenidos extremos, incluso si no los buscan, ofrecidos por algoritmos programados para conseguir el mayor n¨²mero posible de horas de uso. La batalla contra este tipo de pr¨¢cticas es compleja, lo urgente es tomarse en serio que, al menos, los menores no sean sus v¨ªctimas.
A trav¨¦s de los datos de navegaci¨®n y localizaci¨®n, las plataformas que controlan el grueso de los contenidos de la Red pueden saber si el usuario est¨¢ pensando en comprarse un coche, si acaba de tener un hijo o si le gusta el deporte. De la misma forma, saben si tiene pensamientos suicidas, si le obsesiona el sexo violento o est¨¢ interesado en fabricar bombas caseras. Pero, seg¨²n las propias plataformas, con esa misma tecnolog¨ªa les resulta imposible saber si es menor de edad, con el c¨ªnico argumento de que supondr¨ªa una invasi¨®n de la privacidad.
Para ayudar a los 86.000 empleados de Meta o a los 190.000 de Alphabet en esta ardua tarea, Protecci¨®n de Datos ha encargado a un equipo de la F¨¢brica Nacional de Moneda y Timbre espa?ola que desarrolle su propia herramienta de verificaci¨®n. Esperan tenerla lista antes del verano. Funcionar¨ªa como un certificado de edad a trav¨¦s de terceros, es decir, un permiso digital que expide la Administraci¨®n, protegiendo los datos del usuario. Habr¨¢ que comprobar su funcionamiento final y su efectividad, pero la iniciativa tiene que ser bienvenida: supone decir basta a las excusas de las tecnol¨®gicas para no regular el acceso cuando hay alarma social sobre los efectos del mal uso de internet en los menores.
Existe una correlaci¨®n entre el acceso instant¨¢neo a contenido digital infinito en la ¨²ltima d¨¦cada y cuestiones como el aumento significativo de las cifras de suicidios y depresi¨®n en adolescentes, o el incremento en las agresiones sexuales cometidas por menores. Los ¨²ltimos datos del Ministerio del Interior revelan un aumento del 18% anual en el n¨²mero de menores detenidos o investigados por delitos sexuales en Espa?a. Un estudio de la Generalitat de Catalu?a se?ala directamente las redes sociales como uno de los factores que hay detr¨¢s de la macabra moda de las violaciones en grupo por menores y a menores. Los efectos da?inos de Instagram en chicas adolescentes est¨¢n crudamente descritos en la denuncia que los fiscales generales de 41 Estados norteamericanos presentaron en California contra Meta (Facebook, Instagram y WhatsApp) el pasado octubre. Correlaci¨®n no es causalidad, la preocupaci¨®n social al respecto es intensa, y las sospechas se ven reforzadas por evidencias como los documentos internos de Meta que mostraban c¨®mo la compa?¨ªa era consciente del da?o que provocaban sus contenidos.
Hoy los ¨²nicos que saben lo que ven los menores en el m¨®vil son los due?os de las plataformas. Cada cifra que tocan en un algoritmo es una decisi¨®n editorial: ellos deciden qu¨¦ contenido se ense?a y cu¨¢l no. Ya han demostrado que no tienen inter¨¦s en restringir lo que ponen a disposici¨®n de los m¨¢s j¨®venes. Les va el modelo de negocio en ello. Pero la sociedad no puede estar indefensa. Igual que se pudo frenar el acceso descontrolado de los menores al tabaco o al alcohol, hay que dar la batalla por proteger la salud mental de quienes van a crecer con un m¨®vil en la mano.