Vuelve la eugenesia
Una empresa ofrece leer el genoma de los embriones de sus clientes
Cient¨ªfico de ¨¦lite, opinador pol¨¦mico, sexista o racista seg¨²n sus cr¨ªticos y carente del m¨ªnimo talento para el eufemismo, James Watson puede ser acusado de cualquier cosa menos de falta de claridad. Le pregunt¨¦ una vez si la eugenesia iba a volver. La eugenesia, o mejora de la raza, es seguramente la palabra m¨¢s fea que ha salido de la biolog¨ªa del siglo XX. La exhumaci¨®n de las leyes de Mendel en 1900 ¨Dhab¨ªan pasado inadvertidas durante 35 a?os¡ª plante¨® casi de inmediato la posibilidad de identificar los genes indeseables de cualquier poblaci¨®n humana y evitar que sus portadores se reprodujeran. Las cabezas visibles de la emergente gen¨¦tica norteamericana apoyaron la idea o callaron ante su propagaci¨®n. Suecia aprob¨® la esterilizaci¨®n de los discapacitados mentales, y la Alemania nazi adopt¨® el concepto en su deriva genocida que acab¨® en el Holocausto.
Watson me respondi¨® que s¨ª, que la eugenesia estaba condenada a volver porque ya no iba a depender de los gobiernos, sino de los padres. Creo que ten¨ªa raz¨®n.
Orchid Health, una firma de fecundaci¨®n in vitro (FIV) basada en Palo Alto, California, ha anunciado este mes que est¨¢ lista para secuenciar (leer) el genoma de los embriones de sus clientes. Cuando una pareja acude a la FIV, lo usual es fecundar varios ¨®vulos para asegurar la jugada, y luego se implantan uno o dos al azar. Orchid puede ahora tomar unas pocas c¨¦lulas de cada embri¨®n ¨Duna p¨¦rdida que el embri¨®n repara sin problemas¡ª y obtener genomas de alta calidad. Hasta ahora se hab¨ªa hecho algo similar para evitar tal o cual enfermedad gen¨¦tica que porten los padres, pero ahora estamos hablando del genoma entero, y esto es una cuesti¨®n muy diferente.
Hay miles de enfermedades debidas a la mutaci¨®n de un solo gen (anemia falciforme, talasemia, fibrosis qu¨ªstica, hemofilia, Huntington y miles m¨¢s), pero las patolog¨ªas m¨¢s comunes tienen componentes hereditarias mucho m¨¢s escurridizas. No hay un gen del infarto, sino decenas o centenares de ellos, cada uno con un peque?o efecto y cuyos da?os solo afloran en ciertas combinaciones. Solo si lees el genoma entero puedes elegir o descartar un embri¨®n para implantarlo. Eso es lo que Orchid ofrece ahora por primera vez.
Y hay un asunto a¨²n m¨¢s interesante. Casi cualquier cosa que un psic¨®logo experimental pueda medir (agresividad, car¨¢cter conciliador, inteligencia, propensi¨®n al riesgo o a las adicciones) tiene una componente hereditaria sustancial, tan distribuida como en el ejemplo del infarto. A partir de ahora tambi¨¦n podr¨¢ leerse en el genoma completo del embri¨®n. ?Quiere que su hija tome drogas o no? ?La quiere lista y arriesgada o vulgar y feliz? ?Depresiva, esquizofr¨¦nica? Los genes concretos no se conocen bien a¨²n, pero eso es solo cuesti¨®n de tiempo.
La iniciativa de la empresa de Palo Alto no ha ca¨ªdo bien entre los genetistas y neur¨®logos acad¨¦micos. El Consorcio de Gen¨®mica Psiqui¨¢trica (PGC), que agrupa a 800 investigadores de medio mundo, est¨¢ que trina porque muchos de los datos en que se basa la oferta comercial de Orchid provienen de cient¨ªficos del consorcio, y all¨ª nadie ha autorizado que los utilice una empresa que pretende lucrarse con ellos. Pero estoy seguro de que Orchid tiene mejores abogados que PGC. As¨ª est¨¢ el tema.
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