Leonardo Padura, L¨ªdia Jorge, Juan Gabriel V¨¢squez e Irene Vallejo se suman a los domingos de Opini¨®n de EL PA?S
Los cuatro escritores toman el relevo de Mario Vargas Llosa, que la semana pasada anunci¨® su retirada del columnismo period¨ªstico
En 1962 Fidel Castro encarg¨® millones de tabletas de turr¨®n de Jijona para que los cubanos celebraran la Navidad. Siete a?os m¨¢s tarde, elimin¨® los festejos, solo restaurados a partir de la visita a la isla de Juan Pablo II en 1998. En esas tres fechas cabe una vida entera, la mitad del siglo XX y un modo de estar en el mundo: en casa de Leonardo Padura nunca dej¨® de celebrarse la Nochebuena. El escritor cubano, premio Princesa de Asturias de las Letras, lo recuerda hoy en ¡®Cuento navide?o y¡ pr¨®spero a?o nuevo¡¯, el art¨ªculo con el que inicia su colaboraci¨®n regular con EL PA?S. Un domingo al mes ocupar¨¢ la tribuna que hasta ahora ocupaba Mario Vargas Llosa, que la semana pasada anunci¨® su retirada del columnismo period¨ªstico. Con Padura se alternar¨¢n la escritora portuguesa L¨ªdia Jorge, el colombiano Juan Gabriel V¨¢squez y la espa?ola Irene Vallejo.
Autor de las novelas protagonizadas por el detective Mario Conde, creador de la serie Cuatro estaciones en La Habana para Netflix y celebrado mundialmente con El hombre que amaba a los perros, Padura (La Habana, 68 a?os) es uno de los autores vivos m¨¢s reconocidos y populares de la literatura latinoamericana actual. Antes de consagrarse a la ficci¨®n, fue redactor jefe de La Gaceta de Cuba. ¡°Nunca he dejado de ser periodista. Es una enfermedad cr¨®nica que no tiene cura. Ni vacunas. Y la posibilidad que me ofrece EL PA?S, que es referencia en el mundo de la lengua espa?ola (y m¨¢s all¨¢), es un privilegio al que espero poder corresponder¡±, afirma Padura, que recogi¨® sus textos period¨ªsticos en t¨ªtulos como Los rostros de la salsa o Un hombre en una isla. ¡°El periodismo¡±, a?ade, ¡°me complementa con escritor y siempre aspiro a practicarlo con la misma dignidad de la literatura¡±.
Los tres nombres que compartir¨¢n con el autor habanero la tribuna dominical de EL PA?S tambi¨¦n comparten con ¨¦l la consideraci¨®n del periodismo de opini¨®n como parte de su obra literaria. ¡°Encaro el mundo como un misterio¡±, explica L¨ªdia Jorge. ¡°Si escribo novelas es para imaginar que los personajes, dotados de voz propia, dialogan en un escenario hasta llegar a conclusiones a las que yo sola no llegar¨ªa. Las tribunas son diferentes. En ellas yo soy el personaje y pregunto por mi cuenta. Al publicarlas tengo la sensaci¨®n de desafiar todo aquello que la Historia oculta¡±. Galardonada con el Premio FIL de Lenguas Romances de la feria del libro de Guadalajara (M¨¦xico), L¨ªdia Jorge (Boliqueime, 77 a?os) es una de las voces m¨¢s prestigiosas de las letras europeas. Novelas suyas como La costa de los murmullos, Los memorables o Estuario retratan magistralmente acontecimientos como el colonialismo, la Revoluci¨®n de los Claveles o la crisis econ¨®mica de 2008. Algunas de sus tribunas est¨¢n recogidas en el volumen Em todos os sentidos.
A Leonardo Padura y L¨ªdia Jorge se les suman dos habituales de EL PA?S: Juan Gabriel V¨¢squez e Irene Vallejo. V¨¢squez (Bogot¨¢, 50 a?os), que ha reunido sus art¨ªculos y ensayos en t¨ªtulos como Los desacuerdos de paz o La traducci¨®n del mundo, se gan¨® un lugar destacado en la narrativa en espa?ol con novelas como El ruido de las cosas al caer o La forma de las ruinas. ¡°Los art¨ªculos de opini¨®n responden a una necesidad de intervenir en la realidad de manera m¨¢s directa y menos ambigua que las ficciones¡±, reflexiona. ¡°Escribo ficci¨®n desde la incertidumbre; escribo art¨ªculos desde una certeza posible para criticar, denunciar, abrir un debate o compartir un entusiasmo. Escribo desde un lugar de ciudadano que trata de no mentir, y si tengo una regla, es la que ten¨ªa Camus: decir ¡°esto ha sucedido¡± cuando veo que, en efecto, esto ha sucedido¡±.
Por su parte, Irene Vallejo (Zaragoza, 44 a?os) seguir¨¢ escribiendo los domingos en EL PA?S, pero en lugar de en las p¨¢ginas de El Pa¨ªs Semanal como hasta ahora lo har¨¢ en las de Opini¨®n del diario. ¡°Las colaboraciones con la prensa han sido para m¨ª una escuela y un gimnasio donde, semana tras semana, mes a mes, fortalezco el m¨²sculo de la escritura. Ah¨ª aprend¨ª la importancia de ahondar en la complejidad del mundo con palabras transparentes que no dejen fuera a nadie¡±, recuerda la autora de El infinito en un junco, premio nacional de Ensayo y verdadero best seller mundial. ¡°Como afirma Mario Vargas Llosa, cada art¨ªculo es una exploraci¨®n, pero tambi¨¦n un debate consigo mismo. En esa conversaci¨®n interior, el ejercicio constante de pensar art¨ªculos me adiestra el o¨ªdo y la atenci¨®n. Escucho con una especial intensidad a quienes me rodean, amistades ¨ªntimas o personas desconocidas que el azar coloca a mi lado en un autob¨²s o en la sala de espera de un hospital: pregunto, observo los detalles reveladores, busco las claves para entender su forma de pensar y vivir. Dec¨ªa Simone Weil que los otros son un resplandor que reclama atenci¨®n. Debo al periodismo esa b¨²squeda, esa mirada, ese descubrimiento¡±.
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