El ¨²nico camino para ser amado
Nadie dijo que los avances sociales no conlleven retrocesos y movimientos reaccionarios, pero hoy sabemos que dividir a la sociedad entre esas dos cestas, la de los deplorables y la de los justos, no impulsa el progreso sino que se convierte en un potente generador de odio
El problema de la izquierda es que lleva a?os asombrada. Quien dice la izquierda, dice el centro izquierda, o lo progresista de una manera inconcreta, o aquellos que no votan a la derecha. Y en ese no salir de su asombro ha encontrado su h¨¢bitat y est¨¢ dispuesta a no salir a la calle por si coge fr¨ªo o se topa con alguien desagradable. El problema es que una ma?ana lee o escucha los resultados de ...
El problema de la izquierda es que lleva a?os asombrada. Quien dice la izquierda, dice el centro izquierda, o lo progresista de una manera inconcreta, o aquellos que no votan a la derecha. Y en ese no salir de su asombro ha encontrado su h¨¢bitat y est¨¢ dispuesta a no salir a la calle por si coge fr¨ªo o se topa con alguien desagradable. El problema es que una ma?ana lee o escucha los resultados de una encuesta de CIS sobre la percepci¨®n que tiene la poblaci¨®n de los avances de las mujeres y se lleva las manos a la cabeza. Al parecer, m¨¢s de un 40% de hombres piensa que nos hemos pasado de frenada y que esta nueva realidad les perjudica. No hablamos de lo real sino de la percepci¨®n que tenemos de lo que ocurre, de lo que sentimos, algo que no es raro tras a?os de entrenamiento en la imposici¨®n de las emociones sobre las evidencias. En literatura se entiende muy bien porque siempre fue as¨ª. Ya dec¨ªa el escritor Juan Carlos Onetti que los hechos en una novela no son nada en s¨ª mismos si no observamos c¨®mo los personajes reaccionan ante ellos. El problema es que tras hacerse p¨²blica la encuesta, que no extra?a si de vez en cuando sales de tu club de colegas, se ha producido una reacci¨®n indignada, como si algo se estuviera cociendo a nuestras espaldas. Curiosamente, quienes expresan con m¨¢s vehemencia ese disgusto son hombres j¨®venes de carrera ascendente y feminismo acelerado, que quieren mostrar enseguida sus credenciales de cristiano viejo, y desde esa posici¨®n acomodada califica de est¨²pida o ignorante a esa masa informe de varones a los que est¨¢n seguros de no pertenecer. No se considera necesario estudiar qu¨¦ factores alimentan un resentimiento creciente, se prefiere ignorar aquello que ya podr¨ªamos haber aprendido de otras experiencias en las que desde una posici¨®n progresista se despreci¨® o directamente ignor¨® a un sector de la poblaci¨®n que no sab¨ªa encauzar su rencor. A Hillary Clinton le sali¨® caro: cuando en la campa?a de 2016 adopt¨® la expresi¨®n ¡°cesta de deplorables¡± para referirse a la mitad de los votantes de Trump, sus palabras pusieron en bandeja al candidato tramposo un discurso que victimizaba a esa parte del electorado arrancando el voto a los indecisos. La misma Hillary consider¨® tiempo despu¨¦s que la frase de desprecio hab¨ªa alimentado su derrota.
Nadie dijo que los avances sociales no conlleven retrocesos y movimientos reaccionarios, pero hoy sabemos que dividir a la sociedad entre esas dos cestas, la de los deplorables y la de los justos, no impulsa el progreso sino que se convierte en un potente generador de odio. Hay hoy, y no podemos eludirlo, una sensaci¨®n de desamparo provocado por un mundo que m¨¢s que nunca percibimos como confuso. Si a ese estado de confusi¨®n una parte de la poblaci¨®n une la precariedad o el sentimiento de exclusi¨®n se convierte en presa f¨¢cil de aquellas ideolog¨ªas que fomentan la b¨²squeda de culpables, sean las mujeres a las que achacan la p¨¦rdida de puestos de trabajo, sea esa poblaci¨®n inmigrante a la que creen que se concede m¨¢s atenci¨®n y ayuda p¨²blicas. D¨ªaz Ayuso ha contribuido esta semana a nutrir el rencor con sus declaraciones sobre menores sarnosos y violadores en potencia.
El asombro por esta realidad es est¨¦ril, una pose m¨¢s que una verdadera preocupaci¨®n; el insulto denota simpleza y arrogancia.
Hay unas palabras de la activista norteamericana bell hooks en las que expresaba, sin rendirse al pesimismo, de qu¨¦ manera entend¨ªa ella la lucha feminista. Las he buscado por ser su discurso siempre integrador y m¨¢s que nunca necesario: ¡°Los hombres deben involucrarse en entender qu¨¦ es el sistema llamado patriarcado, un sistema cultural que no solo discrimina a las mujeres sino uno en el que la identidad masculina ha sido fracturada porque la vulnerabilidad es imperdonable y la dominaci¨®n el ¨²nico camino que ellos encuentran para ser amados¡±.