Desliz feliz

El ¡°desliz¡± de Feij¨®o es una mala noticia para todos los argumentarios infantiles sobre la amnist¨ªa que PP (y PSOE) llevan lanzando desde hace meses, y, en consecuencia, es una buena nueva para Espa?a. Las revelaciones off the record del fin de semana han puesto de manifiesto tanto las exageraciones del PP contra la corrupci¨®n y el autoritarismo de S¨¢nchez como las atenuaciones de este sobre los costes de la amnist¨ªa.

Se?or¨ªas del PP, ya vale de ocultarnos que, con el objetivo de gobernar, estar¨ªan dispuestos a negociar con Puigdemont. Y, se?or¨ªas del PSOE, las cesiones que se plante¨® el PP encajaban mejor con el esp¨ªritu constitucional, y con el ¨¢nimo social, que las suyas.

Mucha gente en Espa?a est¨¢ de acuerdo con los indultos. Y, cuanto m¨¢s cercanos a la problem¨¢tica, m¨¢s a favor. Si hablas en privado con constitucionalistas de derechas catalanes, te reconocen que los indultos a l¨ªderes independentistas que sufrieron largos a?os de juicios e incertidumbre y otros tantos de prisi¨®n e inhabilitaci¨®n, no solo son humanos, sino sensatos. Y mucha gente podr¨ªa aceptar una amnist¨ªa, pactada ampliamente en el Congreso, o un plan de reconciliaci¨®n como el apuntado por Feij¨®o. Y, de nuevo, cuanto m¨¢s pr¨®ximo est¨¢s al asunto, m¨¢s a favor. Un borr¨®n y cuenta nueva por ambas partes es lo m¨¢s l¨®gico para el progreso del pa¨ªs.

Pero lo contrario ocurre con la amnist¨ªa que negocia el Gobierno: cuanto m¨¢s la conoces, m¨¢s la rechazas. El PSOE no solo ha concedido a Puigdemont una ley de gracia a medida (incluyendo delitos de dif¨ªcil encaje en el derecho europeo), sino que ha propuesto cambiar otras leyes (como limitar los plazos de instrucci¨®n en la Ley de Enjuiciamiento Criminal). La negociaci¨®n del PSOE con Junts no es ¨¦tica (porque no incluye redenci¨®n ni reconocimiento del da?o causado por los amnistiados, sino lo contrario: reafirmaci¨®n y reivindicaci¨®n de que ten¨ªan raz¨®n); no es ejemplar (porque se tocan todo tipo de leyes y las reputaciones de todo tipo de funcionarios), y no es imparcial (porque, por similares delitos, los no independentistas no son amnistiados). Son estos los argumentos que deber¨ªa haber puesto sobre la mesa el PP, en lugar de sus dos tesis preferidas: que las cesiones a Puigdemont eran corrupci¨®n pol¨ªtica y el fin de la democracia. Ahora estas hip¨¦rboles golpean al PP como un bumer¨¢n: negociar con Junts no era autoritario, sino utilitario para el loable fin de gobernar.

No s¨¦ qu¨¦ pretend¨ªa el PP con este desliz. Si quer¨ªa una voladura controlada, la hizo con los operadores de Chern¨®bil al mando.