Notable alto en democracia

Contra las proclamas tremendistas, la calidad democr¨¢tica de Espa?a mantiene altos sus indicadores. El informe sobre 168 Estados del mundo que elabora anualmente el semanario The Economist coloca a Espa?a en el exclusivo grupo de las 24 ¡°democracias plenas¡±, en el puesto 23 ¡ªque comparte con Francia¡ª y con una calificaci¨®n de 8,07. El primer lugar es para Noruega con un 9,81. El informe ha dejado de inquietarse por la independencia judicial y ¡°las divisiones pol¨ªticas¡± que imped¨ªan la renovaci¨®n del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), caducado desde hace cinco a?os por la abierta desobediencia del PP al mandato constitucional. Esa fue la causa que coloc¨® al Estado espa?ol ligeramente por debajo del 8 y dentro del bloque de ¡°democracias defectuosas¡± en el examen de 2021.

La negociaci¨®n en marcha entre PSOE y PP, con la mediaci¨®n del comisario europeo de Justicia, Didier Reynders, parece haber sido un factor determinante para la nueva puntuaci¨®n, a pesar de que la opacidad del informe impide conocer las causas exactas de los resultados en los cinco par¨¢metros que valora: sistema electoral y pluralismo democr¨¢tico (9,58), libertades civiles (8,53), cultura pol¨ªtica (7,50), funcionamiento del gobierno (7,50) y participaci¨®n pol¨ªtica, donde Espa?a sigue manteniendo la puntuaci¨®n m¨¢s baja dentro del notable, un 7,22.

La conclusi¨®n m¨¢s inmediata que cabe obtener es la distancia abismal que hay entre la descalificaci¨®n radical expresada por la oposici¨®n espa?ola ¡ªun Estado de derecho en quiebra, el fin de la democracia y la ocupaci¨®n partidaria de las instituciones¡ª frente al an¨¢lisis sosegado de un medio liberal como The Economist. Ni la negociaci¨®n de la ley de amnist¨ªa ni los pactos para formar Gobierno ni la legislaci¨®n desplegada por el Gobierno de coalici¨®n han sido causa de alarma ni sit¨²an a Espa?a en las cercan¨ªas de Polonia (7,18) o Hungr¨ªa (6,72), ambas calificadas de ¡°democracias defectuosas¡±.

La alta puntuaci¨®n en procesos electorales echa tambi¨¦n por tierra las sospechas de fraude en el voto por correo que hizo correr un sector de la oposici¨®n en los ¨²ltimos comicios. Sucede lo mismo con otro indicador tan sensible para la salud democr¨¢tica como la valoraci¨®n de las ¡°libertades civiles¡± ¡ªque incluyen libertad de prensa, libertad de expresi¨®n o pluralidad de opiniones en los medios de comunicaci¨®n¡ª, donde Espa?a obtiene su segunda puntuaci¨®n m¨¢s alta.

Por supuesto, lo logrado no es m¨¦rito de un Gobierno concreto sino de un pa¨ªs que se acerca al medio siglo de democracia moderna. Hay, sin duda, margen de mejora, pero tan nocivo para el progreso, la libertad y la igualdad es recrearse en lo conseguido como confundir la propia frustraci¨®n con el malestar general de una ciudadan¨ªa que, sea cual sea su ideolog¨ªa, no merece que sus representantes pierdan interesadamente el sentido de la realidad.