Envenenados
Cualquier crimen contra la humanidad participa en tu dieta diaria y en tus ejercicios de respiraci¨®n. ?Acaso no queda un poco de belleza en este mundo en la que refugiarse?
Si las noticias que recibimos cada d¨ªa fueran comestibles y en lugar de ir directas al cerebro se dirigieran al est¨®mago, bastar¨ªa con un solo telediario para morir envenenados. El est¨®mago es muy delicado y si algo le sienta mal lo vomita; en cambio, el cerebro admite toda clase de basura, cuanto m¨¢s sucia sea la casquer¨ªa m¨¢s le gusta. En el noticiero de las nueve de la noche durante la cena en la pantalla del televisor se ofrece la cosecha del d¨ªa: una guerra de exterminio, el alba?al de la pederastia eclesi¨¢stica, el estercolero de la corrupci¨®n, los insultos que se profieren los pol¨ªticos con juicios y condenas emitidas desde la tripa. ¡°La sopa est¨¢ muy rica¡± ¡ªexclama alguien en la mesa¡ª. Mientras la sopa te produce un ligero placer en el paladar, apartas los ojos del televisor ante la imagen de unos ni?os destrozados por las bombas, pero esa masacre espantosa de Gaza ya se hallaba en tu cerebro y tambi¨¦n formaba parte sustancial de la sopa antes de enfrentarte al telediario. Las noticias son trasportadas a la velocidad de la luz por una tupida red de ondas electromagn¨¦ticas que cubren todo el espacio. Cuando respiras te est¨¢s metiendo previamente en los pulmones y en el torrente sangu¨ªneo todas esas desgracias, cat¨¢strofes, matanzas y perversiones que luego oir¨¢s por la radio o aparecer¨¢n en una pantalla. Cualquier crimen contra la humanidad participa en tu dieta diaria y en tus ejercicios de respiraci¨®n. ?Acaso no queda un poco de belleza en este mundo en la que refugiarse? Pese a haberla compartido con un genocidio, la sopa te ha sentado muy bien; en cambio, tu cerebro ha sido envenenado hasta el fondo de la conciencia. Te creer¨¢s a salvo si antes de dormir oyes un concierto de H?ndel, lees unos poemas de Rilke o ves una pel¨ªcula de Billy Wilder, pero ser¨¢ en vano. Las ondas electromagn¨¦ticas cargadas de desgracias invadir¨¢n tu cama y aun dormido te pasar¨¢s toda la noche inhal¨¢ndolas. Transportan toda la miseria humana que los medios al despertar te ofrecer¨¢n ma?ana.
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