Invisibles
Los lectores escriben sobre la importancia de atender a quienes nos rodean, las cr¨ªticas de antisemitismo, la situaci¨®n en la franja de Gaza y la cueldad en la muerte de Salvador Puig Antich
La semana pasada, un ni?o del instituto donde trabaj¨¦ intent¨® quitarse la vida. Ojal¨¢ esto fuera un caso aislado, pero no es as¨ª. Doy gracias a la propuesta para prohibir los m¨®viles en los centros educativos, porque contemplamos la vida a trav¨¦s de la pantalla sin reparar en quienes sufren a nuestro lado. Lo peor de todo han sido las reacciones de adultos buscando culpables y la pasividad de los estudiantes. Urge incluir en el contenido curricular materias que ayuden al bienestar y la gesti¨®n emocional, a la resoluci¨®n de conflictos, urgen especialistas en salud mental, urgen medios y recursos en las escuelas para que estas sean espacios seguros que ense?en a nuestras futuras generaciones a amar tanto la vida, que jam¨¢s se les pase por la cabeza querer abandonarla.
Claudia Escudero. Las Palmas de Gran Canaria
?Antisemita?
A tenor de las protestas en la Berlinale en Alemania, pienso que porque uno critique a Israel por sus ataques no significa en absoluto que defienda a Ham¨¢s, ni que uno defienda a terroristas. La libertad de expresi¨®n es eso: libertad para expresar una opini¨®n que los dem¨¢s puede que no compartan. Por supuesto, sin fomentar ning¨²n tipo de violencia. Las asociaciones jud¨ªas de Alemania han tachado a estas personas de antisemitas. No, no es antisemita criticar la pol¨ªtica de Israel. Se critica constantemente la pol¨ªtica de muchos otros pa¨ªses. Es antisemita quien ¡°comete delito incitando a la discriminaci¨®n, odio o violencia contra el pueblo jud¨ªo¡±. ?C¨®mo se llama cuando es contra el pueblo palestino?
Victoria Vaca. Heidelberg (Alemania)
Impotencia insoportable
La banalidad del mal no explica lo qu¨¦ est¨¢ ocurriendo en Gaza. Despu¨¦s de la salvajada de Israel sobre palestinos hambrientos y enfermos, desesperados, una salvajada que la realizan soldados j¨®venes que miran a sus v¨ªctimas directamente y ven en sus ojos el sufrimiento. La acci¨®n obedece a algo peor, ¨¦ticamente, al desprecio, un desprecio profundo, equivalente, a lo que Adela Cortina llam¨® aporofobia, el asco que produce la pobreza. Desprecio que comparten, y por lo que se entiende su pasividad, Europa y Estados Unidos, otorgando esa impunidad, que bien cit¨® Sud¨¢frica en su demanda. El desprecio unido a la impunidad anuncia nuevas salvajadas. La impotencia resulta insoportable.
Pedro Javier Esteban Barea. Madrid
Salvador Puig Antich
El otro d¨ªa y ya recogido en la cama escuch¨¦ un podcast magn¨ªfico de la Cadena SER. Se reproduc¨ªan los ¨²ltimos momentos de la vida de Puig Antich, su arbitrario juicio en consejo de guerra, la entereza de sus hermanas en esos instantes escalofriantes, la complicidad de un funcionario de prisiones que lo custodiaba. Fue una muerte in¨²til, en un peque?o cuarto de la c¨¢rcel Modelo le aplicaron una muerte espantosa por el medieval m¨¦todo del garrote y seg¨²n se cuenta caus¨® trauma incluso a sus propios verdugos. Sent¨ª una profunda tristeza pero a la vez alivio de saber que aquellos tiempos de crueldad cuando yo solo era un ni?o han quedado en el recuerdo.
Pedro Mar¨ªa Benito. Vitoria-Gasteiz
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