Los Idus de marzo
Se extiende la sensaci¨®n de que nuestra pol¨ªtica se deshilacha, se rasga por innumerables costuras y se consume en relatos inconexos, demagogia barata y el infernal ruido de las recriminaciones mutuas
La pu?alada le vino al Gobierno de uno de sus socios, ERC. Para algunos pudo haber connivencia, las elecciones catalanas desviar¨¢n el descorazonador debate sobre el caso Koldo y, seg¨²n las encuestas, pod¨ªan colocar al PSOE de nuevo en modo ganador, obteniendo as¨ª cuanto antes un resultado positivo de la amnist¨ªa. Lo dudo, lo ¨²nico que parecen haber sacado a la luz es la precariedad de la legislatura y un partidismo sectario totalmente fuera de control. Ya no hay quien lo oculte, cada partido va a su bola, no ven m¨¢s all¨¢ de su puro inter¨¦s inmediato y su ansia de poder. Entre los nacionalistas/independentistas podr¨ªa verse hasta cierto punto como algo natural. En definitiva, el bienestar de Espa?a les importa una higa, cuanto m¨¢s debilitado se encuentre el Estado, m¨¢s posibilidades se les abren para sus propios fines. Y su hambre de poder se circunscribe a su propio territorio. Menos justificada parece la actitud de los dos grandes partidos nacionales; uno, por su empecinamiento en gobernar con quienes van a tratar de exprimirle hasta que su identidad pol¨ªtica acabe siendo irreconocible, al menos en lo que hace a su concepci¨®n del pa¨ªs; otro, que apenas puede en s¨ª de gozo ante la debilidad de una coalici¨®n que se ha visto incapaz de impedir que se le dinamite la legislatura y que aguarda ansioso su turno para acceder al Gobierno.
En realidad, nadie sabe qu¨¦ esperar de nuestros representantes, salvo que siempre pondr¨¢n su inter¨¦s propio por encima del inter¨¦s general. La mirada de cada uno de ellos es puramente autorreferencial. Abandonen toda esperanza de pactos transversales. Si hay algo que los mantiene en pie y esperanzados es que cuentan con que, hagan lo que hagan, siempre pueden confiar en que un amplio sector de la poblaci¨®n les preferir¨¢ a su odiado adversario. No es ya solo un problema de ingobernabilidad, lo que se extiende es la sensaci¨®n de que nuestra pol¨ªtica se deshilacha, se rasga por innumerables costuras y se consume en relatos inconexos, demagogia barata y el infernal ruido de las recriminaciones mutuas. Nadie va a dar un paso para evitar que esta situaci¨®n pueda potenciar la antipol¨ªtica. Total, por lo pronto llegaremos al verano sin poder adoptar ninguna decisi¨®n relevante en el Congreso, que se convertir¨¢ en mera caja de resonancia de las tres elecciones a la vista. Siento tener que volver a mi copla habitual, pero lo cierto es que, en el momento m¨¢s delicado de la pol¨ªtica europea e internacional, con graves problemas nacionales enquistados y sin resolver, nuestra m¨¢s alta instituci¨®n se abstendr¨¢ de debatirlos. La esgrima electoral acabar¨¢ silenciando toda posibilidad de emprender un di¨¢logo p¨²blico racional.
Y eso que todav¨ªa no ha empezado el tracto procesal que seguir¨¢ a la aprobaci¨®n de la amnist¨ªa, que amenaza con provocar una ulterior erosi¨®n de las instituciones ¡ªel conflicto entre ellas est¨¢ ya casi asegurado¡ª. O las consecuencias de dos campa?as electorales, la vasca y catalana, en las que las emociones y el ombliguismo nacionalista apagar¨¢n la reflexi¨®n pol¨ªtica sobre cualquier otro asunto. ?Se imaginan poder debatir sobre nuestros problemas sin tener que andar dando collejas a un partido u otro cada vez que tomamos la palabra? No, ?verdad?
Pues eso es lo que nos pasa, que nos han secuestrado la posibilidad de pensar de forma independiente, que todo se mide en t¨¦rminos de lo que beneficia o perjudica a unos u otros. Hemos perdido el v¨ªnculo con lo que nos es com¨²n, la v¨ªa m¨¢s r¨¢pida para fracasar como sociedad. Espero que no acabemos cayendo tambi¨¦n en el nihilismo pol¨ªtico.
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