Avanzamos hacia atr¨¢s

El tono de las relaciones internacionales ha cambiado. Hay m¨¢s confrontaci¨®n, m¨¢s competencia estrat¨¦gica y m¨¢s miedo. En todos los polos de poder estamos viendo pura involuci¨®n. Si miramos a Rusia, all¨ª el putinismo durar¨¢ por lo menos hasta 2030. El presidente ruso se ha blindado con una Constituci¨®n a medida y un tablero pol¨ªtico arrasado, sin oposici¨®n. Putin defiende la ¡°fortaleza de los valores tradicionales¡± y se ha comprometido a seguir con la guerra en Ucrania. Presume de no hacer caso a las resoluciones de Naciones Unidas. Este Kremlin quiere subvertir el orden internacional basado en reglas, el consenso que se fij¨® despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial.

En la misma l¨ªnea est¨¢ China, aunque no est¨¦ ejerciendo la fuerza bruta. Como Putin, Xi Jinping prefiere un mundo multipolar en el que no sea Estados Unidos el que marque el comp¨¢s, sino que cada civilizaci¨®n ¡ªas¨ª se consideran China y Rusia¡ª ponga sus reglas. Por eso lleva a?os intentando descafeinar las normas internacionales sobre derechos humanos, transparencia y responsabilidad de los Estados. Supone meter marcha atr¨¢s, pero fuera de Occidente Pek¨ªn tiene apoyos que no se pueden obviar.

Mientras, Estados Unidos tiene dos v¨ªas abiertas hasta noviembre. La de Trump suena a antiglobalizaci¨®n histri¨®nica. La de Biden no, pero est¨¢ llena de recetas del pasado. Seg¨²n un miembro de su Administraci¨®n, en esta campa?a el presidente ha sacado un recetario pr¨¢cticamente calcado de la anterior. No sorprende, no conmueve, y su credibilidad va a menos: suman casi 32.000 los palestinos muertos en Gaza por los ataques israel¨ªes y Washington sigue apoyando a Netanyahu. Aun as¨ª, el jueves present¨® una resoluci¨®n ante el Consejo de Seguridad de la ONU para pedir un alto el fuego inmediato en la Franja, despu¨¦s de vetar todas las anteriores. Aunque el Gobierno israel¨ª no se inmuta. Por primera vez en medio siglo, el ¨ªndice V-Dem, de la Universidad de Gotemburgo, ha dicho que la israel¨ª ya no puede considerarse democracia liberal, sino meramente electoral.

Que haya pa¨ªses remando en contra de los acuerdos multilaterales, violando el derecho internacional y degradando las instituciones no es gratis. Y fuerza movimientos en el resto. La Uni¨®n Europea ha movido ficha y est¨¢ replanteando su estrategia de defensa. Impresiona escuchar a los l¨ªderes europeos en 2024 diciendo que hay que rearmarse, discutiendo sobre c¨®mo financiar su industria de defensa y, sobre todo, perfilando el relato de un peligro inminente.