La cat¨¢strofe humanitaria en Gaza aleja a Biden a¨²n m¨¢s de Netanyahu
El presidente de EE UU aplaude el ¡°buen discurso¡± del l¨ªder dem¨®crata en el Senado, que calific¨® al primer ministro israel¨ª de ¡°obst¨¢culo para la paz¡±
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¡°Un buen discurso¡± que plante¨® ¡°preocupaciones¡± de ¡°muchos estadounidenses¡±. El presidente Joe Biden alababa as¨ª las demoledoras palabras del l¨ªder dem¨®crata en el Senado de EE UU, Chuck Schumer, con las que esta semana hab¨ªa pedido nuevas elecciones en Israel y hab¨ªa calificado al primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, de ¡°obst¨¢culo para la paz¡±. El elogio representa el ¨²ltimo indicio, en una lista que crece por d¨ªas, del dr¨¢stico deterioro de una relaci¨®n entre ambos l¨ªderes que, si en octubre les fund¨ªa en un abrazo en Tel Aviv, parece ahora a punto de romperse tras cinco meses de guerra en la franja de Gaza.
Tras los atentados de la milicia radical palestina Ham¨¢s del 7 de octubre en territorio israel¨ª, que dejaron m¨¢s de 1.200 muertos, Biden se aline¨® codo con codo con Israel incluso cuando las v¨ªctimas civiles palestinas empezaron a contarse por miles en la Franja. El presidente estadounidense, que mantiene una relaci¨®n de d¨¦cadas con el pa¨ªs aliado y sus l¨ªderes, ha llegado a declararse alguna vez ¡°sionista¡±.
En parte, ese apoyo era cuesti¨®n de tradici¨®n pol¨ªtica y necesidad: la opini¨®n p¨²blica estadounidense es mayoritariamente proisrael¨ª, y el Partido Republicano est¨¢ dispuesto a aprovechar cualquier hueco que le abran los dem¨®cratas para recolectar votos entre ese poderoso bloque electoral. Pero, sobre todo, era cuesti¨®n de convencimiento, muy profundo desde que visit¨® el pa¨ªs en los a?os setenta.
Pero ahora ¡°algo est¨¢ cambiando en la Administraci¨®n estadounidense¡±, conclu¨ªa un alto cargo europeo durante la visita, esta semana, del alto representante para la pol¨ªtica exterior de la UE, Josep Borrell, a Washington. Biden y el Partido Dem¨®crata contin¨²an casados con el pa¨ªs aliado ¡ª¡°jam¨¢s abandonar¨¦ a Israel¡±, promet¨ªa el presidente hace una semana¡ª, pero no ocultan sus deseos de divorciarse del primer ministro. Netanyahu y Biden no hablan directamente desde hace un mes.
El malestar se ha ido acentuando a medida que se ha agudizado el deterioro de la catastr¨®fica situaci¨®n humanitaria en la Franja, donde han muerto m¨¢s de 31.000 palestinos por los bombardeos israel¨ªes, faltan agua y medicinas y la hambruna se cierne sobre los 2,3 millones de habitantes, mientras contin¨²an estancadas las conversaciones para una pausa temporal en los combates. ¡°No hay excusas¡± para seguir bloqueando la entrada de ayuda humanitaria, advert¨ªa el presidente hace dos semanas.
El distanciamiento tambi¨¦n ha crecido a medida que se ha disparado el descontento entre las bases dem¨®cratas: un 62% de estos votantes cree que la ofensiva israel¨ª en Gaza ha ido demasiado lejos, y algo m¨¢s de la mitad critica la gesti¨®n de Biden en el conflicto, seg¨²n una encuesta para la agencia AP en enero. Decenas de parlamentarios del partido apoyan un alto el fuego permanente, pero la Casa Blanca se limita a respaldar una tregua temporal.
Una campa?a lanzada por grupos progresistas y la comunidad ¨¢rabe estadounidense, que pide castigar al presidente con el equivalente a un voto en blanco en las primarias dem¨®cratas, se apuntaba a finales de febrero m¨¢s de 100.000 papeletas, un 13,2% del total depositado, en el Estado de M¨ªchigan, donde Biden se impuso a Donald Trump en 2020 por apenas 150.000 sufragios. Tras M¨ªchigan, la iniciativa se ha apuntado tambi¨¦n porcentajes significativos de voto en media docena de Estados m¨¢s, desde Massachussetts a Washington en la costa oeste, en un aviso a la Casa Blanca de que sus posiciones proisrael¨ªes pueden costarle Estados bisagra clave y con ellos, las elecciones presidenciales el pr¨®ximo noviembre. Este jueves, representantes de la comunidad ¨¢rabe estadounidense rechazaron participar en una reuni¨®n en Chicago con asesores de Biden.
En apenas dos semanas se han multiplicado los gestos de descontento de la Administraci¨®n dem¨®crata hacia el Gobierno israel¨ª. La vicepresidenta Kamala Harris recib¨ªa en la Casa Blanca a Benny Gantz, rival pol¨ªtico de Netanyahu, acentuando la diferencia de trato con el primer ministro. Ante las trabas israel¨ªes para permitir la entrada de ayuda humanitaria por tierra, reducida a un mero goteo, la Casa Blanca anunciaba el lanzamiento de paquetes desde el aire y la construcci¨®n de un puerto temporal. En un comentario captado por un micr¨®fono abierto, Biden promet¨ªa una conversaci¨®n a calz¨®n quitado con Netanyahu sobre la guerra; en una entrevista, advert¨ªa que el primer ministro ¡°perjudica m¨¢s que ayuda a Israel¡±.
El discurso de Schumer, y el benepl¨¢cito de Biden a ¨¦l, ha sido la guinda en ese pastel. El senador es el jud¨ªo de mayor rango en la jerarqu¨ªa pol¨ªtica estadounidense y un halc¨®n proisrael¨ª al que nadie puede tachar de antisemita. Sus comentarios abren la veda a que otros dem¨®cratas puedan criticar abiertamente al primer ministro israel¨ª y su Gobierno.
¡°Israel no es una rep¨²blica bananera¡±
En Israel, esas cr¨ªticas han escocido. ¡°Israel no es una rep¨²blica bananera¡±, declaraba el partido Likud de Netanyahu tras el discurso de Schumer. El primer ministro, y miembros extremistas de su coalici¨®n, insisten en que, pese a las presiones de Estados Unidos en ese sentido, no van a dar su brazo a torcer en asuntos como permitir que la Autoridad Palestina gobierne la Franja tras la guerra, o el establecimiento de un Estado palestino. Si Biden le advert¨ªa que una ofensiva contra la ciudad de Rafah ser¨ªa una ¡°l¨ªnea roja¡±, Netanyahu le respond¨ªa que su ¡°l¨ªnea roja¡± es ¡°que no se repita otro 7 de octubre¡±.
Pero, pese al enfado, hay l¨ªmites que Biden no parece dispuesto a cruzar. Al contrario que Schumer, no ha pedido nuevas elecciones en Israel. El presidente ha descartado jugar su baza clave, la suspensi¨®n de la ayuda militar a su socio ¡ªa la que Washington destina 3.800 millones de d¨®lares anuales y para la que ha pedido al Congreso una partida extraordinaria de otros 14.000 millones¡ª, pese a que legisladores de su partido le han instado a que la congele o la condicione. Una docena de senadores dem¨®cratas perge?a una enmienda que exige que las armas estadounidenses que reciba cualquier pa¨ªs se empleen ¡°de acuerdo con la ley de EE UU¡±, que exige limitar los da?os colaterales a civiles.
¡°Si Estados Unidos no utiliza sus palancas para condicionar la ayuda militar, parece que el Congreso de EE UU est¨¦ dando a Israel un cheque en blanco mientras se est¨¢n socavando importantes pol¨ªticas estadounidenses, como los esfuerzos para reducir el da?o a civiles. Eso va a tener un impacto en los intereses estrat¨¦gicos de EE UU en otros conflictos en el futuro, no solo en este¡±, advert¨ªa esta semana Michelle Strucke, ex subsecretaria adjunta de Defensa y directora de la Iniciativa para Derechos Humanos en el Centro de Estudios Estrat¨¦gicos Internacionales (CSIS), en un acto organizado por este think tank.
Pero imponer condiciones a la ayuda militar a Israel acarrear¨ªa problemas para el presidente. La Administraci¨®n dem¨®crata no quiere crear vac¨ªos que pueda aprovechar el Partido Republicano para presentarse como el gran amigo incondicional del Estado hebreo: inmediatamente tras el discurso de Schumer los legisladores de la oposici¨®n lanzaron una lluvia de cr¨ªticas. Y el presidente no quiere dejar desprotegido a Israel ante posibles amenazas desde otros frentes, incluidos ataques de Hezbol¨¢ desde L¨ªbano.
¡°Teniendo todos los factores en cuenta, es improbable que Estados Unidos e Israel abandonen sus estrategias m¨¢s amplias de seguridad regional, a pesar de sus recientes divergencias¡±, opina Brian Katulis, del Middle East Institute en Washington, en un comentario.
Es algo que no parece que vaya a contentar a las bases dem¨®cratas. En declaraciones a la cadena de televisi¨®n MSNBC, Abdullah Hammoud, el alcalde de Dearborn, en M¨ªchigan, la ciudad con mayor proporci¨®n de poblaci¨®n ¨¢rabe en Estados Unidos, se mostraba esc¨¦ptico sobre el discurso de Schumer y los giros en la postura de Biden: ¡°Las palabras no bastan, lo que queremos es un cambio real en las pol¨ªticas¡±.
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