Vidas precarias
Los lectores escriben sobre la dif¨ªcil situaci¨®n de los j¨®venes, el ataque de Israel a la ONG World Central Kitchen en Gaza, el corporativismo en la Administraci¨®n p¨²blica, y sobre los buenas costumbres en sociedad
Hablo con mis amigas mientras fumamos un cigarro en el balc¨®n. Tres edades distintas, 25, 28 y 32, y a todas nos asola la desesperanza. Hablamos de la precariedad laboral en la que nos encontramos en nuestras distintas situaciones laborales. Apoyadas en la barandilla, observando un pedacito de Madrid, nos invade la incertidumbre. ?Podremos tener alg¨²n d¨ªa un piso a nuestro nombre o estamos condenadas a vivir con el miedo del alquiler? ?Qu¨¦ pasar¨¢ si nuestro casero decide vender la vivienda que hoy es nuestra casa? ?Es nuestra vida un alquiler? Hoy solo sentimos el cintur¨®n apretado y los sue?os pospuestos. ?Cu¨¢ntos trabajos simult¨¢neos necesitamos para tener lo que tuvieron nuestros padres con un solo empleo? El coche y la casa parecen imposibles, la ansiedad y la depresi¨®n, sin embargo, son las invitadas estrella de cualquier joven que est¨¦ luchando por labrarse un futuro, en un momento en el que nada es suficiente y todo es ef¨ªmero.
Ver¨®nica Oriente. Madrid
Detener la masacre
¡°No son personas sin rosto, no son personas sin nombre¡±, escribi¨® en un mensaje el chef Jos¨¦ Andr¨¦s. En la destrucci¨®n de Gaza, nadie lo es: todos tienen nombres, apellidos e historias, a pesar de que solo nos quedemos con las cifras de los asesinados. World Central Kitchen comunic¨® que, de momento, suspende sus tareas en la Franja, lo que es, posiblemente, el objetivo buscado por Israel con su ataque. Ahora hay a¨²n menos ayuda a los palestinos de Gaza. ?Cu¨¢ndo pasar¨¢n los l¨ªderes occidentales de condenar verbalmente a Israel a imponerle sanciones?
Emanuela Cardoso Onofre de Alencar. Vaciamadrid
El hundimiento de la Administraci¨®n
Este fue el t¨ªtulo de un magn¨ªfico art¨ªculo de Carles Rami¨® en d¨ªas pasados que explicaba el alarmante proceso de obsolescencia de nuestra Administraci¨®n. Me atrevo a ligar este evidente hecho con los casos de corrupci¨®n por las contrataciones en pandemia s¨®lo descubiertos por razones fiscales, sin que los diversos t¨¦cnicos alertaran de las estafas groseras que est¨¢bamos sufriendo por parte de comisionistas sin escr¨²pulos. Sin duda, a los pol¨ªticos hay que exigirles honestidad y hay que hacerles responsables de transformar la estructura y funcionamiento de la Administraci¨®n, pero a muchos de sus altos funcionarios cabe pedirles, adem¨¢s del cumplimiento normativo, mayor competencia en su desempe?o y menos corporativismo en sus actuaciones.
Pablo De Vera Moreno. Madrid
Las buenas costumbres
El otro d¨ªa, mi pareja y yo, de 21 a?os, fuimos a desayunar. Nos sentamos al lado de otra pareja de unos 60. Al vernos, nos saludaron con una simp¨¢tica sonrisa y nosotros se la devolvimos. Un rato despu¨¦s, se levantaron para marcharse, no sin antes despedirse y desearnos un feliz d¨ªa. Esto me hizo reflexionar, ?nosotros hubi¨¦ramos actuado de la misma forma sin ellos darnos pie? Seguramente no. Me qued¨¦ pensando en lo valiosas que son estas costumbres y en c¨®mo se est¨¢n perdiendo. Por favor, hagamos todos un peque?o esfuerzo y no las perdamos.
Irene Partida Gallego. Badalona (Barcelona)
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