La irresistible tiran¨ªa de la percepci¨®n inducida
Con la inteligencia artificial simulando im¨¢genes, personajes, voces, acciones y razonamientos nos espera un futuro en el que el mayor desaf¨ªo ser¨¢ acostumbrarnos a dormir con un ojo abierto
Cuando entender las verdaderas razones de una guerra, o el origen de una crisis econ¨®mica, o las intenciones de una plataforma de una corriente de pensamiento, depende de deshojar la margarita de versiones encontradas con las que el subjetivismo de protagonistas, testigos o cronistas pretende colonizar nuestra percepci¨®n en funci¨®n de sus respectivas interpretaciones, estamos en el horno¡ El de la irresistible tiran¨ªa de la percepci¨®n inducida ejercida, desde cada trinchera de opini¨®n, con el expreso objetivo de persuadir a nuestra comprensi¨®n para satisfacer los intereses, deseos o necesidades de cada sujeto ¡ªparticular o colectivo, p¨²blico o privado¡ª enfocado en seducir adherentes para sumar apoyos detr¨¢s de un acontecimiento, un producto, una persona, un equipo, una idea, una confrontaci¨®n, un proyecto o una manera de pensar.
La percepci¨®n es una elaboraci¨®n subjetiva que nos habilita para capturar la realidad ¡ªexterna e interna¡ª apelando a nuestros sentidos y encontrando significados a partir de la selecci¨®n, organizaci¨®n e interpretaci¨®n de sensaciones, aun cuando ¡ªen opini¨®n de Freud¡ª suele estar influenciada, adem¨¢s, por nuestros impulsos inconscientes. Pero cuando ese proceso es el resultado de un acto deliberado de inducci¨®n ajena interesada, el envase puede llegar a incluir ¡ªa veces, de un modo muy sutil o hasta muy perverso¡ª un combo tramposo de verdad, enga?o, descalificaci¨®n o confusi¨®n. Es el caso, por ejemplo, de una conversaci¨®n intervenida por la sola menci¨®n de un nombre propio sensible para alguna de las tribunas involucradas: suele ya ser suficiente como para cerrar las compuertas a la escucha de un cierto porcentaje de una audiencia potencial que se piensa desde la vereda opuesta. Un bloqueo que no s¨®lo contribuye, con frecuencia, a afectar la comprensi¨®n de un mensaje, sino que le corta las alas al pensamiento, a una posibilidad de comunicaci¨®n m¨¢s abierta, de intercambio de reflexiones m¨¢s debatible, rico, disruptivo, creativo, innovador.
Si a esto le sumamos el modelaje cerebral al que nos vienen sometiendo ¡ªdesde una supuesta buena intenci¨®n¡ª algunos representantes de colectivos como redes sociales, empresas, pol¨ªticos, influencers, docentes, artistas, disertantes, medios, escritores, creativos publicitarios, terapeutas, inspiradores de autoayuda, entidades financieras, etc., la tiran¨ªa del pack de pensamiento preconfigurado amenaza con distorsionar fuertemente la libertad en la gesti¨®n desprejuiciada de las derivas de an¨¢lisis y reflexi¨®n sobre lo que nos pasa como personas. Vivimos tironeados desde la burbuja a la que le da forma un conjunto de otros (un sistema, tal vez), excepto que un oportuno rel¨¢mpago de lucidez nos habilite reflejos defensivos de detecci¨®n de s¨ªntomas o se?ales tempranas que nos permitan zafar del envoltorio y sus consecuencias, antes de que el error, la distorsi¨®n, la trampa o la traici¨®n sean descubiertos o consumados. La cancelaci¨®n preventiva del otro, en funci¨®n de su procedencia o afiliaci¨®n y, con frecuencia, sin tiempo para r¨¦plicas, es el modo, por ejemplo, de desbaratar cualquier intento o inter¨¦s por abrirse a construir nuevos conceptos o caminos para la comprensi¨®n m¨¢s flexible de los hechos y la configuraci¨®n innovadora de estrategias de respuesta superadora de los desaf¨ªos sociales epocales.
De ah¨ª el empe?o en construir reputaci¨®n (otra vez la percepci¨®n inducida), con la que individuos, compa?¨ªas, organizaciones, gobiernos ¡ªbien o mal intencionados¡ª trabajan tambi¨¦n para seducir a sus v¨ªnculos o audiencias desde relatos almibarados que enfaticen sus virtudes o que eclipsen o liberen de sospechas sus zonas oscuras. O tambi¨¦n a partir de la gestaci¨®n de enemigos reales o prefabricados que los victimicen o desv¨ªen la atenci¨®n de temas que no colaboran con la pureza de la imagen aspiracional que se busca defender. En tiempos de la econom¨ªa de la atenci¨®n escasa y del reinado triunfal de los influencers compitiendo para conquistarla, es la irresistible tiran¨ªa de la percepci¨®n inducida la que termina gobernando al mundo. Si a esto le sumamos la capacidad de da?o colateral que, potencialmente, podr¨ªa poner en escena la IA, metamorfoseando o simulando im¨¢genes, personajes, voces, acciones y razonamientos, nos espera un futuro en el que el mayor desaf¨ªo ser¨¢, casi al borde de lo dist¨®pico, acostumbrarnos a dormir con un ojo abierto, cuidando evitar que alguna v¨ªctima accidental de estos procesos ¨Dtal vez con alg¨²n tipo de responsabilidad planetaria¨D, confunda colores, sonidos o sentidos y termine apretando el bot¨®n equivocado... Porque bajo la tiran¨ªa de la percepci¨®n inducida, no todo es lo que parece... y no hay garant¨ªas de que lo subjetivo se vuelva objetivo con s¨®lo apelar a un pase de magia. Ni tampoco a un discurso de buena voluntad ni a un mensaje en la social media.
De ah¨ª la importancia clave de agitar los cerebros, de mantenerlos atentos, informados, alertas, curiosos... que a la sociedad no se le escape el rev¨¦s de la trama. Como propon¨ªa Brecht, desde su teor¨ªa del distanciamiento teatral, evitando que el p¨²blico se mimetizara con mundos ilusorios y revelando las verdaderas intenciones de cada personaje. O como desde su propuesta del extra?amiento como estilo, alentaba iluminar la explicaci¨®n cr¨ªtica de episodios hist¨®ricos, recurriendo a textos dram¨¢ticos equivalentes desarrollados en otras fechas o en otros contextos. Tal como eligi¨® hacerlo el dramaturgo Antonio Buero Vallejo, como claro ejemplo de la corriente del posibilismo en Espa?a, refiri¨¦ndose a los padecientes de su realidad contempor¨¢nea ¡ªcon su obra El concierto de San Ovidio¡ª desde la recreaci¨®n de una historia que afectaba a un grupo de ciegos tocando el viol¨ªn en una barraca parisina en 1789. S¨®lo impulsando ¡ªdesde la familia, las organizaciones, los medios, los gobiernos¡ª la comprensi¨®n m¨¢s abierta, inteligente, libre y desprejuiciada de los dichos y los silencios de los individuos, de sus actos y de sus omisiones, se nos habilitar¨¢n caminos m¨¢s imaginativos, maduros, eficaces y estrat¨¦gicos para enfrentar a los arquitectos de la irresistible tiran¨ªa de la percepci¨®n inducida, consolidando una red neuronal capaz de identificar relaciones de causa y efecto y hasta los disparadores emocionales generalmente alojados en el principio de casi todas las cosas. Valdr¨¢ la pena el esfuerzo.
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