?Un nuevo Leviat¨¢n europeo?
Mientras todo lo que representa Europa se debilita (nuestros valores, hegemon¨ªa e influencia) avanzamos hacia una mayor integraci¨®n desde la necesidad de una pol¨ªtica exterior y de defensa comunes
Este mundo nuevo emerge atravesado por una paradoja. Mientras los viejos principios y valores europeos (la universalidad, la racionalidad, el derecho y el orden internacionales) se marchitan, la UE parece avanzar hacia la idea de unos Estados Unidos de Europa. La verborrea ultra sobre la Europa de las naciones ignora a sabiendas de que vivimos un momento hobbesiano: el miedo que provoca la percepci¨®n cada vez m¨¢s real de que estamos en guerra nos reencuentra inevitablemente con la soberan¨ªa, con un nuevo estado en forma de Leviat¨¢n europeo. Mientras todo lo que representa Europa se debilita (nuestros valores, hegemon¨ªa e influencia), avanzamos hacia una mayor integraci¨®n desde la necesidad de una pol¨ªtica exterior y de defensa comunes. Y mientras los ciudadanos vivimos con horror la escalada b¨¦lica y ret¨®rica, la mayor¨ªa aplaudimos la acogida de refugiados ucranios y la ayuda humanitaria a Kiev. Sin apoyar la guerra, s¨ª tomamos conciencia de que compartimos valores supranacionales ¡ªlos derechos humanos, el Estado de derecho y la democracia¡ª que solo pueden salvaguardarse desde esa misma escala: el miedo como origen de un Estado soberano es tan viejo como Hobbes.
La guerra asusta m¨¢s que los fantasmas azuzados por el populismo ultra. Putin nos obliga a imaginar Europa no como las lejanas instituciones de Bruselas, sino como territorio, origen de la fundamentaci¨®n sagrada de la soberan¨ªa pol¨ªtica. Pero si Ucrania representa el camino hacia el Leviat¨¢n europeo, Israel y el vergonzoso papel occidental ante la masacre de palestinos y el derrumbe de la arquitectura normativa construida despu¨¦s de 1945 son un punto de inflexi¨®n en la hegemon¨ªa occidental. El fil¨®sofo Pankaj Mishra habla de ¡°una especie de colapso del mundo libre¡±, y otro escal¨®n en ese declive es la c¨ªnica explicaci¨®n de Netanyahu al asesinato de los colaboradores del chef Jos¨¦ Andr¨¦s (ese ¡°cosas que ocurren en las guerras¡±) y la impasibilidad con la que nuestros l¨ªderes dan cobertura a la barbarizaci¨®n del orden global. Curiosamente, la primera v¨ªctima es la idea de universalidad cuando su m¨¢s poderoso punto de referencia en nuestro imaginario fue la Shoah y aquella rotunda m¨¢xima: ¡°Nunca m¨¢s para nadie m¨¢s¡±. Pero mientras la misma Shoah se difumina como origen del orden internacional, Gaza, a?ade Mishra, se convierte en la ¡°conciencia pol¨ªtica y ¨¦tica del siglo XXI¡±.
Mishra sugiere, as¨ª, que Gaza puede ser el kil¨®metro cero de una nueva conciencia universal, aunque tambi¨¦n podr¨ªa ser una nueva fuente de resentimiento hacia el mundo libre. ?Qu¨¦ implicaciones tendr¨¢ para el mundo nuevo que nace? ?Qu¨¦ papel jugar¨¢ Occidente? La defensa de un orden basado en reglas ni siquiera se basa ya en una reacci¨®n moral ante las masacres. Y su desaparici¨®n provoca el efecto domin¨® sobre el resto de valores que hasta ahora daban forma a la identidad de Occidente, que caen tambi¨¦n inexorablemente, incluida esa racionalidad de la que nos apropiamos con tanta arrogancia. Porque es la raz¨®n la que nos impone el respeto a la dignidad humana para, a partir de ah¨ª, asentar el sustrato que compartimos y traducir esa dignidad en reglas. Puede que al final el ¨²nico universalismo que perviva sea el del particularismo que nos asola, que renunciemos a una ¨¦tica b¨¢sica construida sobre los derechos humanos y la arquitectura global que los defiende. Tal vez el mundo que vea surgir al Leviat¨¢n europeo sea ese, el del universalismo de nuestras tristes particularidades.
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