Teledirigir la Escuela Judicial
El CGPJ culmina su viejo prop¨®sito de controlar desde Madrid el centro de formaci¨®n de los jueces, con sede en Barcelona desde 1997
El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), con el mandato caducado desde hace m¨¢s de cinco a?os por el bloqueo del Partido Popular y controlado por una mayor¨ªa absoluta de vocales conservadores, ha situado al frente de la Escuela Judicial a la magistrada Mar¨ªa Jes¨²s Mill¨¢n, que ejercer¨¢ desde Madrid pese a que el centro de formaci¨®n de los jueces est¨¢ en Barcelona. La propia Mill¨¢n explic¨® a los miembros de la comisi¨®n permanente del Consejo que tendr¨ªa dificultades para compatibilizar el nuevo cargo con su actual desempe?o como jefa del Servicio de Formaci¨®n Continua, encargado de los cursos que los magistrados reciben a lo largo de su carrera y cuya sede est¨¢ en el edificio del CGPJ en Madrid.
La otra candidata era Clara Carulla, que tiene su plaza en Barcelona y ha ejercido en los ¨²ltimos a?os como jefa de estudios, n¨²mero dos de la Escuela y mano derecha del anterior director, Jorge Jim¨¦nez Mart¨ªn, lo que garantizaba contacto diario con profesores y alumnos, experiencia suficiente y continuidad en un ¨®rgano ajeno a las pol¨¦micas del Gobierno de los jueces.
Carulla recibi¨® el apoyo del presidente del CGPJ, el conservador Enrique Guilarte, junto a dos de las tres representantes progresistas de la Comisi¨®n Permanente. El voto de la otra vocal progresista junto a los tres vocales conservadores inclin¨® la balanza a favor de Mill¨¢n, pese a que hab¨ªa manifestado su falta de inter¨¦s por el puesto.
La derecha judicial consigue as¨ª imponer de nuevo su criterio y demostrar su capacidad de control sobre un ¨®rgano, el CGPJ, cuya renovaci¨®n bloquea el Partido Popular desde 2018 pese a los reiterados avisos de la UE. Solo en diciembre pasado acept¨® negociar su renovaci¨®n con la mediaci¨®n en Bruselas del comisario europeo de Justicia, Didier Reynders, que este mes abandona su cargo.
Por su evidente trascendencia pedag¨®gica y simb¨®lica, la Escuela Judicial es clave para la judicatura. Desde su traslado a Barcelona en 1997, la Administraci¨®n general del Estado est¨¢ representada en Catalu?a de manera ejemplar por ese centro de formaci¨®n, que ha preparado a casi 4.000 jueces originarios de toda Espa?a, m¨¢s de un 75% de la carrera actualmente en ejercicio. Siempre ha habido, sin embargo, sectores jur¨ªdicos y pol¨ªticos que quer¨ªan que estuviera en Madrid. Su traslado requerir¨ªa una reforma legal que no est¨¢ en la mano de los vocales del CGPJ, pero la facci¨®n conservadora vio en la sustituci¨®n de Jim¨¦nez Mart¨ªn una oportunidad para teledirigirla desde la capital.
Hasta ahora, la Escuela hab¨ªa quedado al margen de las batallas partidistas que se libran en el Consejo, convertido muchas veces en ariete contra aquellas decisiones del Ejecutivo y del Legislativo que desagradan a su mayor¨ªa conservadora. Ni los profesores ni los alumnos de una instituci¨®n tan importante para el Estado de derecho merec¨ªan verse inmersos en esta espiral de descr¨¦dito.
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