El doble rasero que todos usan
La p¨¦rdida de autoridad moral de EE UU y la UE se traduce en debilidad pol¨ªtica dentro de la nueva correlaci¨®n internacional de fuerzas
Doble en todo, incluso en su doblez. Denunciada en el adversario y practicada con desverg¨¹enza. Perfecta conjunci¨®n de hipocres¨ªa y de cinismo. La paja en el ojo ajeno. La ley del embudo. Quien est¨¦ libre de pecado¡ Es la especie humana, tan bien calada por la vieja sabidur¨ªa. Habr¨¢ excepciones, discretas como suele ser la virtud. El vicio se exhibe con descaro y se reivindica para vestir mejor su perversidad. Ah¨ª est¨¢ la Nicaragua desp¨®tica y criminal de Daniel Ortega, que denuncia a Alemania por complicidad con un genocidio. O la rep¨²blica feminicida de los ayatol¨¢s, que se escuda en la causa palestina para apagar las protestas interiores y eludir sus responsabilidades en sus cr¨ªmenes exteriores. V¨¦ase el atentado en la Asociaci¨®n Mutual Israelita Argentina de Buenos Aires, ese crimen de lesa humanidad reconocido esta semana por la justicia, e impune 30 a?os despu¨¦s, en el que perecieron 85 personas y 300 fueron heridas por el mero hecho de ser lo que eran.
Tambi¨¦n es doble el efecto. Moral, en el desaliento de la gente, y pol¨ªtico, en el desprestigio de las democracias, la regla de juego y las instituciones internacionales. Proporcional al poder de cada uno: mayor para Roma que para una peque?a secta, para una superpotencia que para una ¨ªnfima y miserable dictadura.
Con Estados Unidos y la Uni¨®n Europea en primer plano, espejos de una ejemplaridad quebradiza, empa?ados por la doblez de sus pol¨ªticas, la arrogancia e inconsistencia de sus acciones o su incapacidad innata para confrontarse con la pervivencia de las atrocidades de su pasado. Su p¨¦rdida de autoridad moral se traduce en debilidad pol¨ªtica dentro de la nueva correlaci¨®n internacional de fuerzas. De ah¨ª sacan sus rentas Putin y Xi Jinping, Ham¨¢s y Netanyahu.
Ya nadie puede admitir que un Occidente que se pretende virtuoso, democr¨¢tico y liberal organice el orden mundial y d¨¦ lecciones al resto del mundo, se?alado como despreciable, autoritario e iliberal. Son elocuentes las guerras de Ucrania y Gaza comparadas. Iguales en la muerte y en el sufrimiento, pero distintas en la solidaridad internacional, el suministro de armas, el peligro de ambas escaladas y las divisiones que suscitan en las opiniones p¨²blicas occidentales. Y a¨²n m¨¢s elocuente la comparaci¨®n con las guerras libradas bajo una sordina medi¨¢tica en Sud¨¢n, Etiop¨ªa o Myanmar.
A nada bueno conduce esa ceguera selectiva que solo ve los cr¨ªmenes ajenos. Ni un universo dividido en los hemisferios del bien y del mal, nosotros y ellos, como si fueran dos categor¨ªas arcang¨¦licas, sin causa ni origen, sin responsabilidades terrenales. Menos todav¨ªa la altivez de quienes se sit¨²an por encima de cualquier regla de juego gracias a remotas leyendas.
Sin grandes dosis de hipocres¨ªa y de cinismo no se puede vulnerar tan impunemente la legislaci¨®n internacional. Corresponde defender a la vez a Israel y a Palestina, rechazar tanto a Jamenei como a Netanyahu.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.