Los buenos chicos del patriarcado
¡®Siempre nos quedar¨¢ ma?ana¡¯, un filme que retrata la violencia machista, acaba de llegar a Espa?a tras convertirse en un fen¨®meno en Italia, donde su estreno coincidi¨® con el feminicidio m¨¢s sonado de los ¨²ltimos a?os
El pasado 11 de noviembre, en las afueras de Padua, Filippo Turetta, un estudiante de ingenier¨ªa de 22 a?os, proveniente de una pl¨¢cida familia de clase media, decidi¨® matar a su exnovia, Giulia Cecchettin, porque no pod¨ªa soportar que ella fuera m¨¢s lista que ¨¦l. La idea de que Giulia, con la que compart¨ªa carrera, se graduara al cabo de pocos meses, mientras que ¨¦l no, le resultaba demasiado humillante. Tanto como para apu?alarla una veintena de veces en la cabeza y en el cuello a solo seis kil¨®metros de la casa del padre de ella, tendi¨¦ndole una trampa despu¨¦s de suplicarle verla una ¨²ltima...
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El pasado 11 de noviembre, en las afueras de Padua, Filippo Turetta, un estudiante de ingenier¨ªa de 22 a?os, proveniente de una pl¨¢cida familia de clase media, decidi¨® matar a su exnovia, Giulia Cecchettin, porque no pod¨ªa soportar que ella fuera m¨¢s lista que ¨¦l. La idea de que Giulia, con la que compart¨ªa carrera, se graduara al cabo de pocos meses, mientras que ¨¦l no, le resultaba demasiado humillante. Tanto como para apu?alarla una veintena de veces en la cabeza y en el cuello a solo seis kil¨®metros de la casa del padre de ella, tendi¨¦ndole una trampa despu¨¦s de suplicarle verla una ¨²ltima vez. Giulia sent¨ªa l¨¢stima por Filippo, al que ya hab¨ªa dejado dos veces, cansada de sus celos enfermizos, incluso hacia sus amigas de la universidad a quienes ten¨ªa prohibido frecuentar. Era su primer amor, la ¨²nica relaci¨®n que hab¨ªa tenido hasta la fecha y por eso acudi¨® al encuentro. ?l no tuvo ninguna piedad. Giulia era suya.
El drama tuvo el efecto de una bomba en la sociedad italiana. El asesino confeso de la joven estudiante no ten¨ªa antecedentes, ni ven¨ªa de una de esas familias desestructuradas en las que impera la violencia. Filippo no era un monstruo, ni un enfermo mental, sino algo peor: ¡°un hijo del patriarcado en buena salud¡±, como expres¨® la hermana de Giulia, Elena Cecchettin, en Instagram. Su asesinato se inscrib¨ªa en la permanencia de un sistema de dominaci¨®n masculina que segu¨ªa normalizando la violencia f¨ªsica y psicol¨®gica contra las mujeres en un pa¨ªs en el que la ola del Me Too hab¨ªa tenido un impacto en la esfera profesional, pero no consigui¨® entrar en las casas. Durante meses, era imposible abrir una red social sin toparse con la t¨ªmida sonrisa de Giulia y los llamamientos a erradicar esa masculinidad t¨®xica responsable de un feminicidio cada 72 horas. Incluso Giorgia Meloni public¨® en Facebook una foto en la que aparec¨ªa rodeada de las mujeres de su familia para defenderse de los que le acusaban de legitimar el sistema patriarcal en sus discursos y pol¨ªticas.
Pese a ese gesto y el endurecimiento de las penas contra los agresores, Meloni seguramente no convenci¨® a nadie, y menos a¨²n a las mujeres que hoy intentan abortar en Italia o las que vieron como, nada m¨¢s asumir el cargo, la l¨ªder neofascista reduc¨ªa en un 70% los fondos destinados a la lucha contra la violencia machista. A¨²n as¨ª lo que demuestra la reacci¨®n de la que se hace llamar presidente (y no presidenta) del Consejo de Ministros es la tremenda sacudida que este caso ha propiciado a una sociedad que intenta trabajosamente despojarse de 20 a?os de fascismo, 30 de democracia cristiana y 20 de berlusconismo. Un tard¨ªo despertar que no solo ha posibilitado el caso de Giulia, sino tambi¨¦n la intervenci¨®n de otra mujer, Paola Cortellesi, con una maravillosa tragicomedia en blanco y negro sobre violencia machista inspirada en el neorrealismo rosa que se estren¨® un mes antes del asesinato y que acaba de llegar a Espa?a. Aunque la acci¨®n de Siempre nos quedar¨¢ ma?ana se sit¨²a en 1946, resulta imposible no ver un paralelismo entre el personaje de Delia, una mujer de clase obrera rendida a la violencia cotidiana, ritualizada por un marido retratado como el arquetipo del cretino, del mediocre frustrado que necesita humillar y pegar a su mujer para sentirse hombre, y la historia de Giulia. O incluso con el personaje de la hija de Delia, Marcella, a punto de casarse con un maltratador de clase alta disfrazado de yerno ideal.
Cortellesi, protagonista y directora de una cinta en la que ridiculiza la dominaci¨®n masculina con una originalidad y sutileza en el guion y los di¨¢logos en las ant¨ªpodas del Barbie de Gerwig, se ha convertido en la nueva hero¨ªna del movimiento feminista. Prueba de ello son los miles de mensajes de agradecimiento en las redes italianas por haber abordado esta lacra social. ¡°Si naces mujer ya formas parte de un movimiento. ?sta es una peli para no olvidar nuestros derechos¡±; ¡°Un film que hay que ver con nuestros hijos para entender todo el camino que a¨²n queda por recorrer¡±; ¡°Una obra que pasar¨¢ a la historia¡±, se pod¨ªa leer en Instagram. La cineasta ha logrado la haza?a de congregar a m¨¢s de cinco millones de espectadores ¨Dde los cuales un 45% eran hombres¨D y que profesores de todos los rincones de Italia llevaran a sus alumnos al cine como si de un objeto de estudio se tratara. El Corriere della Sera cuenta incluso que un empresario de Lodi en Lombard¨ªa compr¨® 400 entradas para regalarlas a los j¨®venes de su ciudad. Entendi¨®, a diferencia de Meloni, que la educaci¨®n era la ¨²nica forma de lograr una concienciaci¨®n real y duradera, capaz de evitar que otros hijos del patriarcado en buena salud amparados por la pervivencia de discursos machistas en las m¨¢s altas esferas se sientan con el derecho de asesinar y destruir familias enteras por ser incapaces de gestionar sus peque?as frustraciones.