Una fuga inexplicable

Una grave descoordinaci¨®n entre la Audiencia Nacional y la Audiencia de M¨¢laga permiti¨® a primeros de abril la fuga, conocida la pasada semana, del narcotraficante holand¨¦s Karim Bouyakhrichan, Taxi, desde entonces en paradero desconocido. Bouyakhrichan, cabecilla de uno de los principales clanes de la llamada Mocro Maffia neerlandesa y considerado el delincuente m¨¢s buscado de Pa¨ªses Bajos, fue arrestado el 9 de enero en Marbella por la Polic¨ªa Nacional, que culminaba as¨ª una investigaci¨®n de cinco a?os, ahora frustrada por ese desajuste entre ¨®rganos judiciales.

El Ministerio de Justicia, cuyo titular, F¨¦lix Bola?os, ha calificado de ¡°preocupante¡± la huida, debe ser el primer interesado en que se aclaren todos los extremos de este fiasco para evitar que vuelva a repetirse. Por su parte, la inspecci¨®n del Consejo General del Poder Judicial ha abierto una investigaci¨®n sobre los hechos.

En un mundo de comunicaciones instant¨¢neas, resulta en efecto preocupante que la lentitud de la burocracia judicial deje huecos que puedan aprovechar los delincuentes. Y sorprende que sea excarcelado bajo fianza de 50.000 euros un poderoso capo cuya organizaci¨®n mueve millones. Solo en la operaci¨®n que desemboc¨® en su arresto, Interior bloque¨® 172 propiedades valoradas en m¨¢s de 50 millones y embarg¨® 178 cuentas que suman un saldo de tres.

El caso de Taxi, cuya detenci¨®n y entrega hab¨ªa solicitado formalmente Pa¨ªses Bajos, pone de relieve, am¨¦n de la confusi¨®n judicial, la actividad de mafias internacionales en Espa?a, elegida como terreno de operaciones y lugar de descanso de sus cabecillas. Se trata de bandas m¨¢s poderosas y activas de lo que se cre¨ªa, como han demostrado las investigaciones desarrolladas en los ¨²ltimos a?os en varios pa¨ªses europeos gracias a la intervenci¨®n masiva de los sistemas de mensajer¨ªa encriptada que emplea el crimen organizado. Su uso como prueba en los tribunales acaba de ser avalado, con condiciones, por el Tribunal de Justicia de la UE.

Estas mafias, que han extendido sus tent¨¢culos m¨¢s all¨¢ del narco a toda actividad criminal que les reporte beneficios, desarrollan sus operaciones cada vez en mayor medida a escala transnacional. Las bandas criminales pueden llegar a plantear un serio desaf¨ªo de seguridad en pa¨ªses como Holanda, B¨¦lgica, Francia ¡ªcon especial incidencia en Marsella¡ª o Suecia, que en los ¨²ltimos meses ha visto alterada su mod¨¦lica tradici¨®n de convivencia por las luchas de poder entre clanes rivales. De ah¨ª la urgencia de mejorar no solo los medios y el n¨²mero de agentes dedicados a combatirlas, sino tambi¨¦n de estrechar la cooperaci¨®n policial y judicial entre Estados y, por supuesto, dentro de cada Estado. Algo que, esta vez, ha fallado en Espa?a estrepitosamente.