Cannes, altavoz contra los abusos
Las denuncias de las v¨ªctimas y la reclamaci¨®n de una ley integral marcan el comienzo del festival de cine m¨¢s importante del mundo
Cuatro a?os despu¨¦s de la primera ola del Me Too en el cine franc¨¦s ¡ªimpulsada por la actriz Ad¨¨le Haenel al abandonar la entrega de los premios C¨¦sar de 2020 como protesta por los galardones a Roman Polanski¡ª el festival de Cannes, inaugurado ayer, se ha convertido en el escenario elegido por el feminismo galo para dar visibilidad a la segunda ola del movimiento en este pa¨ªs.
En v¨ªsperas de la apertura de la 77? edici¨®n del certamen cinematogr¨¢fico m¨¢s importante del mundo, el influyente productor Alain Sarde fue acusado por nueve mujeres, la mayor¨ªa protegidas por el anonimato, de violaci¨®n y agresi¨®n sexual en los a?os 80 y 90. Sus acusaciones, que no han cobrado a¨²n forma de denuncia en el juzgado, se suman a una ya larga lista de casos que incluye el juicio en junio a Dominique Boutonnat, director del CNC ¡ªel equivalente al Instituto de la Cinematograf¨ªa espa?ol¡ª, por presuntos abusos sexuales a su ahijado; la imputaci¨®n de G¨¦rard Depardieu; las denuncias interpuestas por la actriz Judith Godr¨¨che contra los directores Beno?t Jacquot y Jacques Doillon por haberla violado cuando era menor de edad o las revelaciones de otra actriz, Juliette Binoche, que en abril afirm¨® haber sufrido durante a?os abusos en los rodajes.
La violencia sexual ocup¨® adem¨¢s este martes la portada del diario Le Monde con una tribuna firmada por un centenar de personalidades que piden una ley integral que la combata en un pa¨ªs en el que el 94% de las denuncias por violaci¨®n acaban siendo desestimadas.
El delegado general del festival, Thierry Fr¨¦maux, ha insistido en que estas denuncias no pueden ¡°arruinar¡± la esencia del certamen ¡ªhablar de las pel¨ªculas¡ª, pero la cantidad de casos que han salido a la luz en los ¨²ltimos a?os hace imposible que el cine galo siga mirando hacia otro lado. El nombramiento en 2022 de una mujer, Iris Knobloch, como presidenta del certamen fue considerado como un punto de inflexi¨®n, pero siete a?os despu¨¦s de la ca¨ªda del productor estadounidense Harvey Weinstein y del estallido del Me Too a nivel global, la industria francesa no ha vivido la sacudida que cab¨ªa esperar. El Gobierno de Macron, cuya pasividad en materia de lucha contra la violencia de g¨¦nero es llamativa, tampoco ha estado a la altura, como denuncia un sector del feminismo que reclama la consagraci¨®n en las leyes de la noci¨®n de consentimiento.
De no ser por el coraje de Godr¨¨che, que presentar¨¢ en Cannes un cortometraje con los testimonios de decenas de v¨ªctimas y que consigui¨® que la Asamblea Nacional creara una comisi¨®n de investigaci¨®n sobre los abusos sexuales en el sector audiovisual, el movimiento Me Too seguir¨ªa sin tener siquiera un atisbo de respuesta institucional en Francia. Un problema de esta envergadura no puede arreglarse sin una toma de conciencia del conjunto del sector ni sin una respuesta contundente por parte del poder legislativo.
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