Desastre clim¨¢tico en Brasil

Las lluvias no han dado tregua al sur de Brasil en las ¨²ltimas dos semanas y el temporal, que ha causado estragos sin precedente en un pa¨ªs de tama?o continental en el que las cat¨¢strofes naturales son frecuentes, no amaina. Ning¨²n desastre reciente ha tenido, sin embargo, la magnitud de este. Las inundaciones, que comenzaron el 30 de abril, han devastado ya el Estado de R¨ªo Grande do Sul, en la frontera con Uruguay y Argentina. Como bien apunt¨® el presidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva, el temporal y sus terribles consecuencias son ¡°un aviso para el mundo: debemos tener en cuenta que la Tierra nos est¨¢ pasando factura¡±.

Solo unos pocos municipios han podido escapar a uno de los desastres clim¨¢ticos m¨¢s grave de la historia en tierras acostumbradas a encadenar sequ¨ªas y lluvias torrenciales porque en ellas chocan regularmente las corrientes de aire tropicales y las polares. R¨ªo Grande do Sul es, de hecho, territorio propicio para sufrir los efectos del cambio clim¨¢tico, como demuestra que en ocho meses ese estado sure?o y rico haya sufrido tres inundaciones y un cicl¨®n tras varios a?os de preocupante falta de lluvias.

Buena parte de su territorio sigue anegado, incluida la capital, Porto Alegre, donde los diques de contenci¨®n no han resistido. A los 147 muertos y 125 desaparecidos registrados hasta ayer, se suman los colosales da?os materiales y los miles de familias que lo han perdido todo. Dos millones de personas ¡ªcasi uno de cada cinco de los habitantes de la ciudad¡ª han resultado afectadas por la muestra m¨¢s reciente de la furia de la naturaleza. Los inmensos da?os a su econom¨ªa ¡ªla quinta de Brasil y productora del 70% del arroz, esencial en la dieta nacional¡ª son todav¨ªa dif¨ªciles de calcular.

El grueso de los esfuerzos sigue centrado a¨²n en el rescate de las v¨ªctimas, en conseguir que los damnificados tengan agua, comida, mantas, un techo y ayuda psicol¨®gica y en restaurar el suministro de agua y electricidad. Las autoridades, con el Gobierno federal a la cabeza, han anunciado ya importantes ayudas econ¨®micas para particulares y empresas. Los brasile?os, siempre solidarios, se han volcado a la hora de enviar donaciones a sus compatriotas gauchos.

Sin embargo, en cuanto baje el agua, ser¨¢ imprescindible analizar las causas, depurar responsabilidades y dise?ar e implantar medidas para evitar que el pr¨®ximo evento clim¨¢tico extremo cause semejante devastaci¨®n. Especialistas en cambio clim¨¢tico y gesti¨®n de riesgos ya han se?alado que las casi 500 normas ambientales modificadas por el gobernador del Estado, Eduardo Leite, y la ausencia de infraestructuras capaces de resistir han contribuido a agravar la cat¨¢strofe.

Brasil y R¨ªo Grande do Sul deber¨ªan entender este dram¨¢tico golpe de la naturaleza como una oportunidad para tomar conciencia de la urgencia que exige la lucha contra el calentamiento global y de la imperiosa necesidad de que la reconstrucci¨®n se gu¨ªe por el respeto al medio ambiente.

El presidente Lula tiene el deber de actuar en sinton¨ªa con su discurso y adoptar una pol¨ªtica ambiental m¨¢s ambiciosa. De entrada, es imperativo que el Congreso desista en su empe?o de debilitar la legislaci¨®n de protecci¨®n medioambiental si no quiere que un desastre como el que vive el pa¨ªs estos d¨ªas vuelva en el futuro a convertirse en una enorme tragedia.