Kate Winslet y los delirios de la ultraderecha
La extrema derecha no tiene mejores soluciones, pero a la izquierda y a la derecha convencional m¨¢s les valdr¨ªa tenerlas de verdad
Cualquier raz¨®n es buena para ver a Kate Winslet, pero esta vez hay una excusa formidable para pedir prestada un momento la contrase?a de HBO y asomarnos a The regime, una miniserie perfecta para hoy, jornada de reflexi¨®n de las elecciones europeas. Interpreta la actriz a la lideresa de un r¨¦gimen populista en Europa Central tentada a diestra y siniestra por las ofertas de unas potencias ¡ªEE UU y China¡ª hambrientas de sus materias primas. La serie es sat¨ªrica, divertida, visualmente explosiva, muy Stephen Frears y m¨¢s cosas que no vienen al caso, porque lo que aqu¨ª importa es el paralelismo asombroso que despierta en tal d¨ªa como hoy con mujeres poderosas de la ultraderecha europea cuyas fuerzas pueden ser ma?ana las m¨¢s votadas en sus pa¨ªses: Marine Le Pen y Giorgia Meloni. Repito: las m¨¢s votadas.
La sola idea de que la ultraderecha vencer¨¢ en dos grandes pa¨ªses fundadores de la Uni¨®n, Francia e Italia, cuando los ecos del D¨ªa D a¨²n nos recuerdan el tama?o del sacrificio para doblegar al nazismo, es estremecedora. En total, la extrema derecha puede alcanzar la victoria en nueve Estados miembros, mientras la izquierda y los verdes ver¨¢n posiblemente menguada su representaci¨®n hasta desequilibrar la actual balanza de poder.
Pero ning¨²n lamento por este avance ultra es suficiente si no camina de la mano de un an¨¢lisis profundo sobre el decrecimiento de la izquierda. ?O acaso basta agitar el espantajo de la ultraderecha para frenarla? La respuesta es no, ya deber¨ªamos saberlo.
El camino recorrido por Reino Unido, Estados Unidos y todos los que se han rendido antes a los populismos presenta ya pistas muy interesantes que, sin embargo, a¨²n no nos han vacunado: la nostalgia de un tiempo que parec¨ªa mejor; la promesa de recuperar el control de los destinos; o la llave de la identidad como territorio seguro juegan a su favor. Esas son las claves de su avance mientras, d¨ªa tras d¨ªa, los ciudadanos sufren en sus carnes problemas que los gobiernos de partidos convencionales no logran resolver. El precio de la vivienda, por ejemplo, campa a sus anchas en Espa?a un a?o despu¨¦s de que el Gobierno se comprometiera a lo contrario. Y es que, cuidado: la ultraderecha no tiene mejores soluciones, pero a la izquierda y a la derecha convencional m¨¢s les valdr¨ªa tenerlas de verdad.
Cuando las cosas empiezan a ir mal para el personaje de Kate Winslet, la tirana env¨ªa a invadir un territorio para reavivar apoyos. Esto nos suena. Los delirios de su r¨¦gimen son de ficci¨®n. Pero los de la ultraderecha y los autoritarismos violentos que nos rodean, no. Esta vez, no queremos que se hunda el Titanic.
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