¡®Del rev¨¦s 2¡ä: el vergonzoso rechazo a la verdadera verg¨¹enza
Aunque en la traducci¨®n espa?ola de la pel¨ªcula de Pixar llaman ¡°Verg¨¹enza¡± al personaje ¡°Bochorno¡± (¡°Embarrasment¡± en el ingl¨¦s original), la secuela descart¨® a ¡°Shame¡± porque ¡°no era divertida de ver¡±
¡°La verg¨¹enza no era divertida de ver. Era demasiado¡±. La frase es de Kelsey Mann, director de Del rev¨¦s 2, la esperada secuela de Pixar que llegar¨¢ a los cines el mi¨¦rcoles 19 de junio. Lo dijo en una entrevista con la revista The Wrap, donde argument¨® por qu¨¦ fue descartada de la cinta de animaci¨®n esa emoci¨®n particular (¡°Shame¡± en el ingl¨¦s original). ¡°Sabes cuando ves una buena pel¨ªcula y piensas: ¡°Qu¨¦ gran peli¡±. ?Quieres verla de nuevo? ¡®No, en realidad no¡¯. Hay pel¨ªculas as¨ª. Yo no quiero hacer esa pel¨ªcula. Quiero hacer una que sea realmente significativa y cuando te preguntan: ¡®?Quieres verla otra vez?¡¯, respondas: ¡®?S¨ª!¡¯, porque esas son mis favoritas. Ese es mi tipo. Y no quer¨ªa volver a esa pel¨ªcula con ese personaje. No es tan graciosa¡±, insisti¨®.
El tuit que anunci¨® este descarte del metraje final junto al sentimiento de ¡°Culpa¡± tiene 2.300 citados y 650 respuestas. Todas esas interacciones, como pueden imaginar, son reacciones sarc¨¢sticas o de enfado.
Sentir bochorno y verg¨¹enza no es exactamente lo mismo, pero en Espa?a se ha llamado al nuevo personaje de la emoci¨®n ¡°Embarrasment¡± del ingl¨¦s original como ¡°Verg¨¹enza¡± (la voz ser¨¢ de Brays Efe). M¨¢s all¨¢ de traducciones fallidas, el boicot a la verdadera Verg¨¹enza en Del Rev¨¦s viene de lejos. ¡°Shame¡± fue una de las emociones elegidas en el desarrollo de la primera pel¨ªcula, contemplada como un afecto masculino y uno de las pocos que qued¨® junto a Alegr¨ªa, Tristeza, Ira, Miedo y Asco. Pero cuando el n¨²mero de emociones se redujo a cinco, Verg¨¹enza desapareci¨®. En el desarrollo de Del Rev¨¦s 2 se recuper¨® y se reinvent¨® como emoci¨®n femenina. Iba a ser una villana dentro del grupo de Ansiedad, Envidia y Ennui. Sali¨® de la ecuaci¨®n porque ¡°la verg¨¹enza no es una emoci¨®n real¡±, en palabras de un m¨¦dico que ayud¨® al equipo de la pel¨ªcula. ¡°No todo el mundo pasa por ella. La ansiedad s¨ª est¨¢ en todos nosotros. Es simplemente mejor¡±, defendi¨® el director de la pel¨ªcula. ¡°Es m¨¢s importante hablar de ansiedad que dar alg¨²n mensaje sobre por qu¨¦ no avergonzarte de ti mismo, eso parec¨ªa un serm¨®n¡±, enfatiz¨® Mann.
Menuda monserga que es la verg¨¹enza para la gente de Pixar. Una emoci¨®n aguafiestas a la que solo se agarran los quejicas listos para soltar su doctrina. Demasiado, dicen. Lo es. Si la verg¨¹enza suena quejumbrosa para quienes solo piensan en la taquilla es porque tiene la fant¨¢stica cualidad de decir m¨¢s de los ojos que la provocan que de quien la sufre. ¡°La verg¨¹enza es una emoci¨®n asociada a la censura, a la mirada ajena, a la duda acerca de si una es digna de ser querida¡±, escribi¨® Eider Rodr¨ªguez en Material de Construcci¨®n. El te¨®rico de la personalidad Silvan S. Tomkins pens¨® igual al sugerir que la verg¨¹enza solo se siente en relaci¨®n con otro porque siempre requiere un testigo: la sentimos ardiendo en nuestro cuerpo, s¨ª, pero tambi¨¦n nos acecha por la mirada imaginada de los dem¨¢s cuando nuestro yo se percibe en tela de juicio.
Lo interesante de la verg¨¹enza es que nos asalta cuando sentimos que no hemos cumplido con las expectativas de la normalidad. La escritora y acad¨¦mica Sarah Ahmed dice que, al igual que es ¡°un sentimiento domesticador y de domesticaci¨®n¡±, tambi¨¦n es un proceso crucial para la sanaci¨®n y la reconciliaci¨®n con las heridas del pasado. Que se lo pregunten a la Nobel Annie Ernaux, que hasta le dedic¨® uno de sus libros, y que en su ¨²ltima entrevista con ?lex Vicente en El Pa¨ªs Semanal aleg¨® que su verg¨¹enza de clase por ser hija de tenderos, m¨¢s que una cantinela pla?idera, ha sido un motor ¨²til, una emoci¨®n que le ha ayudado a ¡°pensar el mundo de otra manera¡±. Por eso, para algunos, es tan peligrosa. De la verg¨¹enza nace la resistencia. La fuerza que empuja a la supervivencia.