Alvise P¨¦rez ¡®asusta¡¯ a la derecha
Cuando parec¨ªa que Feij¨®o ten¨ªa normalizado a Vox aparece una formaci¨®n de ultraderecha m¨¢s dura y oportunista

Alvise P¨¦rez asusta en las filas de la derecha. Justo cuando Alberto N¨²?ez Feij¨®o parec¨ªa tener a Vox normalizado como muleta, aparece Se Acab¨® La Fiesta (SALF) pateando nuevamente el tablero pol¨ªtico. Y es que la candidatura de Alvise penetr¨® de forma llamativa en el votante de Santiago Abascal en las elecciones europeas del 9 de junio. La mayor pesadilla de Feij¨®o, por tanto, ser¨ªa que SALF evolucionara en adelante hacia una especie de recambio de Vox, o que el PP le necesitara para alguna vez gobernar Espa?a.
Basta observar que el desd¨¦n de ciertos altavoces de la derecha hacia Alvise no solo es fruto de que vuelva a dividir su espacio en tres partidos. La cr¨ªtica, en esencia, viene de sus casos judiciales, de que el discurso de SALF se alimente de desinformaci¨®n o de sus choques con ciertos pol¨ªticos y periodistas. Es decir, le rechazan por una suerte de componente moral sobre los l¨ªmites de la pol¨ªtica. Por eso, es relevante que se hayan escandalizado hasta algunos altavoces que vienen blanqueando la coletilla del ¡°Gobierno ileg¨ªtimo¡± o el todo vale para crispar en el debate p¨²blico. Quiz¨¢s exista una diferencia a¨²n m¨¢s sustancial en la derecha sobre su consideraci¨®n de Alvise: realmente est¨¢n alarmados, le ven como un outsider o antisistema. El discurso de Vox, en cambio, les fue ¨²til para ir contra la izquierda y el independentismo o retener poder pactando con ellos. Santiago Abascal, ¡°Santi¡±, pese a todo, sal¨ªa de las filas de los populares, era uno de los suyos.
Alvise ha llegado en muy mal momento para un PP que cre¨ªa haber domesticado a sus competidores. De un lado, porque las alianzas municipales y auton¨®micas con la ultraderecha estaban bien engrasadas y se hab¨ªa logrado frenar el auge de Vox. Del otro, porque en esta legislatura la derecha oficial estaba dispuesta a cerrar filas en pleno con Feij¨®o, para que siguiera aglutinando voto de cara a unas generales, tras absorber a Ciudadanos. Y es que hace tiempo algunos se dieron cuenta del lastre que Vox supon¨ªa para que el PP pudiera regresar a La Moncloa, pese a haberles servido para gobernar en los territorios.
Cabe remontarse al 23-J para entender la ca¨ªda en desgracia de Vox. Pedro S¨¢nchez continua en La Moncloa porque la ultraderecha moviliz¨® el voto a la contra en Catalu?a y Euskadi a favor del PSOE, le impidi¨® a Feij¨®o pactos con el PNV para la investidura, e incluso ¡ªy m¨¢s importante¡ª el partido de Abascal perdi¨® 600.000 votos. Y tal vez ello explique por qu¨¦ muchos otrora partidarios de Vox han zanjado su luna de miel con ese partido recientemente. No es que de pronto les disguste su discurso negacionista de la violencia de g¨¦nero, o la ausencia de Macarena Olona e Iv¨¢n Espinosa de los Monteros. Se trata de una cuesti¨®n de poder, o de que ya no son tan ¨²tiles.
El pinchazo de Vox en las generales auguraba la posibilidad que otra formaci¨®n m¨¢s dura u oportunista surgiera tarde o temprano. Ha ocurrido antes en otros pa¨ªses que, una vez la ultraderecha se institucionaliza y sus postulados se demuestran irrealizables, surgen nuevas marcas para capitalizar el malestar con la pol¨ªtica. Por eso, no es casual que Alvise se proclame como ¡°antimon¨¢rquico¡±. La derecha se ha encargado de presentar que la situaci¨®n pol¨ªtica es de tal gravedad en Espa?a que algunos ciudadanos van diciendo por las redes sociales que el Rey ¡°deber¨ªa hacer algo¡± para impedir la ley de amnist¨ªa. Es decir, obviando que no es decisi¨®n del monarca sancionar o no las leyes que se aprueban en el Congreso. En definitiva, la ultraderecha sist¨¦mica ¡ªVox¡ª a muchos les ha empezado a parecer hasta cobarde o blandita.
El propio PP ha mirado para otro lado ante parte del caldo de cultivo social del que puede beber SALF. En G¨¦nova arrastraron los pies para lamentar las primeras protestas a las puertas de la sede de Ferraz, asumiendo que era un votante cabreado o de ultraderecha que no les conven¨ªa desde?ar. Esas concentraciones, en cambio, fueron simb¨®licas porque se dinamizaron desde las redes sociales a muchos j¨®venes que a¨²n las recuerdan. En ellas, adem¨¢s, se corearon lemas contra el rey Felipe VI. Y por mucho que el PP se indigne, la primera en sugerir eso de que c¨®mo iban a involucrar al Rey en la firma de los indultos fue Isabel D¨ªaz Ayuso. El bumer¨¢n antisistema regresa si se alimenta o no se para a tiempo.
La pregunta es qu¨¦ ocurrir¨¢ con SALF en adelante. Vox ya les ha tendido la mano, consciente que es una v¨ªa por donde se pierde votos, mientras que es de esperar que el PP se muestre escandalizado. A fin de cuentas, es dif¨ªcil que la base social de la derecha pueda compartir sus postulados o que Feij¨®o pueda blanquearlos por el riesgo que suponen para nuestro sistema pol¨ªtico. Aunque quiz¨¢s al l¨ªder de los populares se le ha abierto otra ventana de oportunidad para legitimar la v¨ªa regionalista a futuro. Es decir, que ante la tesitura de elegir socios de investidura, el Junts saliente de la amnist¨ªa acabe pareciendo un partido m¨¢s vendible eventualmente a los suyos que la v¨ªa de las dos ultraderechas transmutada en Vox y Alvise. Los caminos de la derecha siempre son inescrutables.
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