La tentaci¨®n de matar a Vox
La formaci¨®n de Abascal ha sido ¨²til en estos meses a la causa de la derecha, tras colmar sus expectativas de poder local y auton¨®mico. Pero quiz¨¢s ya haya dejado de resultarle ¨²til al PP
Vox parece ya un partido inc¨®modo para una parte de la derecha. Hay un sutil clima de opini¨®n sobre que la formaci¨®n de Santiago Abascal ha sido un escollo para que el Partido Popular alcance el gobierno de Espa?a esta legislatura. Altavoces que no hace tanto jaleaban a la ultraderecha empezaron a bajarse del carro en la campa?a del 23-J. Y Vox solo podr¨¢ seguir cayendo en desgracia si su utilidad para el PP cotiza a la baja.
Es el murmullo latente en la derecha: Alberto N¨²?ez Feij¨®o se habr¨ªa quedado sin margen de movimiento ¡ªal parecer¡ª por culpa de Vox. Primero, porque en nuestro sistema electoral la derecha solo saca ventaja si va unida. El PP mejor¨® incluso sus resultados en los pasados comicios, mientras que Vox perdi¨® m¨¢s de 600.000 votos. Por eso, no ser¨ªa de extra?ar que, si Espa?a se arroja a una repetici¨®n electoral, la campa?a del PP intensificara la idea del voto ¨²til para echar a Pedro S¨¢nchez. Segundo, porque el PP no puede ya pactar ni siquiera con el PNV ¡ªmenos a¨²n con Junts¡ª por culpa de la intransigencia territorial de Vox en la ecuaci¨®n. Y tercero, porque el mantra de ¡°que viene la ultraderecha¡± ya no funciona en la mayor parte de nuestro pa¨ªs, pero s¨ª salv¨® al PSOE en Catalu?a y Euskadi en las pasadas elecciones.
As¨ª que Vox ha pasado de ser la soluci¨®n a ser parte del problema para nuestra derecha patria. Aquella formaci¨®n que en 2019 se catapult¨® hacia los 52 esca?os ante el declive de Ciudadanos, los indultos a los l¨ªderes del pr¨®c¨¦s, y los rescoldos de la nefasta gesti¨®n del PP de Mariano Rajoy el 1-O, no sirve ahora para impedir una legislatura de m¨¢ximo protagonismo para los llamados ¡°enemigos de Espa?a¡± ¡ªBildu, Junts, ERC, PNV¡ª.
Bien es cierto que la derecha viene funcionando desde hace d¨¦cadas a trav¨¦s de ese auge y ca¨ªda de nuevos partidos. No va de batallas ideol¨®gicas, sino de fines instrumentales: las siglas importan menos que el cometido cuando se trata de levantar la bandera de Espa?a. Por eso, tras la disoluci¨®n de UCD, Alianza Popular mut¨® en el PP; Ciudadanos fue el reemplazo amable de un Rajoy pol¨ªticamente decr¨¦pito; e incluso, Santiago Abascal estaba llamado a marcar la pauta al joven Pablo Casado.
La realidad es que Vox ha sido ¨²til en estos meses a la causa de la derecha, tras colmar sus expectativas de poder local y auton¨®mico. Algunos quieren olvidar f¨¢cilmente que el PP preside varias comunidades aut¨®nomas gracias a Abascal. O, incluso, la forma c¨®mo torcieron el brazo a Mar¨ªa Guardiola en Extremadura porque Vox no era simplemente una opci¨®n, sino la v¨ªa para llegar al poder. El problema es que pocos pod¨ªan augurar semejante desplome hasta los 33 esca?os en las generales, quiz¨¢s, obviando que el contexto de noviembre de 2019 era dif¨ªcil de repetir, y su verdadero suelo estaba en los 24 esca?os.
El caso es que con Vox aplica aquel dicho de que ¡°a perro flaco, todo se le vuelven pulgas¡±. La purga en el sector ultraliberal de la formaci¨®n les ha vuelto, a ojos de sus fieles, en un partido cada vez m¨¢s de nicho ideol¨®gico ¡ªsi cabe¡ª. Si en la campa?a del 23-J altavoces del centroderecha cuestionaban que Abascal pudiera pedir la vicepresidencia del Gobierno ¡ªconscientes del l¨ªo que se le vendr¨ªa encima al Feij¨®o que dec¨ªan moderado¡ª, el giro todav¨ªa m¨¢s recalcitrante de la formaci¨®n augura mayores p¨¦rdidas de apoyo. La marcha de Macarena Olona o de Iv¨¢n Espinosa de los Monteros aparecen como s¨ªntomas visibles del colapso.
Y es que para los fines de la derecha nunca ser¨¢ lo mismo Albert Rivera que Abascal, aunque hayan tardado cuatro a?os en darse cuenta. La ideolog¨ªa de Rivera no generaba semejante rechazo, aunque a finales de 2019 se pusiera a rivalizar con Vox en intransigencia pol¨ªtica. Bajo unas formas de regeneraci¨®n democr¨¢tica, Ciudadanos no era molesto porque no restaba poder a la derecha: no impidi¨® a Rajoy gobernar entre 2016 y 2018 con apoyos externos del PNV. Fastidioso se volvi¨® cuando se neg¨® a apoyar a S¨¢nchez, abriendo la puerta a Podemos con apoyo de ERC y Bildu.
Caretas fuera: es porque Vox amaga con dejar de ser ¨²til por lo que algunos pueden tener la tentaci¨®n de acabar con la ultraderecha; no porque su ideolog¨ªa les haya escandalizado alguna vez, ni vaya a hacerlo a estas alturas de la pol¨ªtica.
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