La derecha antisistema, contra Felipe VI
El republicanismo ultra es hoy m¨¢s peligroso para la permanencia de la monarqu¨ªa que los partidos independentistas o el t¨¢ndem Sumar-Podemos
La ultraderecha acabar¨¢ haciendo que hasta la izquierda republicana parezca garante del orden mon¨¢rquico. A algunas voces, como Alvise P¨¦rez y dem¨¢s afines a su ideolog¨ªa, no les sent¨® bien que Felipe VI cumpla su funci¨®n de sancionar la ley de amnist¨ªa al proc¨¦s. La Corona se ha vuelto as¨ª inc¨®moda para quienes quiz¨¢s la sent¨ªan suya. Se demuestra que los antisistema no est¨¢n hoy en esa izquierda que lleg¨® a hablar de ¡°r¨¦gimen del 78¡å, sino del lado de la derecha de corte republicano.
Basta observar la evoluci¨®n de los llamados ¡°enemigos de Espa?a¡±, independentistas y Podemos, para ver que no suponen ya ninguna amenaza al orden constitucional. Los primeros, que ven¨ªan de montar un refer¨¦ndum ilegal, hacen hoy llamamientos a que la Justicia espa?ola les aplique la amnist¨ªa. Los segundos, que impugnaban la Transici¨®n, se volvieron establishment con su entrada al Gobierno. En definitiva, hasta los socios de Pedro S¨¢nchez m¨¢s combativos con el statu quo se han ido dando cuenta de que, frente al auge de las pulsiones reaccionarias, mantener lo que hay supone en estos momentos la mayor salvaguarda de nuestros derechos y libertades. Lo asumi¨® Pablo Iglesias, en relaci¨®n con la Constituci¨®n en 2019. ¡°Con todos sus defectos y con todos sus l¨ªmites, contiene una serie de art¨ªculos que son la mejor vacuna y el mejor cintur¨®n de seguridad para proteger a las mayor¨ªas sociales del auge de la extrema derecha¡±, afirm¨®; eran los tiempos en que incluso recitaba el texto constitucional.
La Constituci¨®n de 1978 se est¨¢ resignificando, aunque sea por v¨ªa pragm¨¢tica, entre sus hasta ahora detractores dentro del bloque de izquierdas y plurinacional. Y con ella, curiosamente, tambi¨¦n lo hace la Corona. En esta turbulenta y presente Espa?a de tentaciones reaccionarias entre algunos, el mero hecho de que el monarca cumpla con la neutralidad y el papel que le otorga la Constituci¨®n da sentido a la existencia de dicha instituci¨®n en democracia. Lo contrario, habr¨ªa incurrido en una acci¨®n de parte: oponerse a las decisiones de los poderes emanados del Parlamento y del Ejecutivo de S¨¢nchez.
Sin embargo, que alguien considere ¡ªdesde las filas de la derecha¡ª que el monarca deb¨ªa hacer algo para impedir la ley de amnist¨ªa es la derivada ¨²ltima de un clima inducido de gravedad y deslegitimaci¨®n institucional. Alberto N¨²?ez Feij¨®o lo ha podido notar esta semana: la ultraderecha seguir¨¢ viendo como una derrota la renovaci¨®n del Poder Judicial porque ninguna instituci¨®n del Estado les acabar¨¢ pareciendo suficiente si no sirve de moneda de cambio para pagar sus fobias contra la izquierda o la pol¨ªtica territorial de S¨¢nchez.
Aunque los climas de opini¨®n en la propia ultraderecha no son todos iguales. De un lado, se aprecian las facciones m¨¢s antisistema, que esperaban un ¡°gesto¡± del monarca y se han dedicado a descalificarlo, por ejemplo, en manifestaciones como la de Ferraz. Del otro, est¨¢n los que saben que el problema no es el Rey, porque este no decide qu¨¦ firmar: culpan de forma realista al PP y Vox, que no sumaron suficiente en las urnas como para haber impedido una mayor¨ªa de la izquierda y sus socios.
A la postre, la derecha republicana es hoy m¨¢s peligrosa para la permanencia de la monarqu¨ªa que partidos independentistas como ERC, Junts, Bildu o el t¨¢ndem Sumar-Podemos. Primero, porque de estos ya se espera que sean antimon¨¢rquicos, a diferencia de la derecha patriotera. Segundo, porque las afrentas del independentismo van de capa ca¨ªda: cuando el Rey visita Barcelona ya no se encuentra la misma afluencia de afines a la ruptura increp¨¢ndole que en 2017. Por su parte, la ¡°rep¨²blica plurinacional¡± de Podemos se ha vuelto un constructo populista, folcl¨®rico, vendiendo a los ciudadanos que con otra jefatura de Estado se solucionar¨¢n sus problemas sociales y econ¨®micos, cuando nada tiene que ver lo uno con lo otro. El mismo PSOE se mantiene como pilar de la instituci¨®n frente a sus socios plurinacionales, tanto en la oposici¨®n como en el Gobierno. Alfredo P¨¦rez Rubalcaba contribuy¨® a que el Grupo Socialista apoyara la transici¨®n mon¨¢rquica entre el rey Juan Carlos I y Felipe VI. Es S¨¢nchez quien estaba en La Moncloa cuando el monarca em¨¦rito se march¨® de Espa?a, pero el presidente nada notific¨® a Unidas Podemos, en un gesto de discreci¨®n institucional. En cambio, la ultraderecha ha podido asistir a la normalizaci¨®n de exabruptos emitidos desde el centroderecha sobre la funci¨®n de la Corona: Isabel D¨ªaz Ayuso fue la primera en sugerir eso de que c¨®mo iban a involucrar al Rey en la firma de los indultos, usando su amplio altavoz.
Con todo, la izquierda a la izquierda del PSOE acusa el coste electoral de su entrada de lleno al sistema, al no ser una fuerza realista de choque como en 2015. La ultraderecha ha conseguido as¨ª parte de su objetivo sist¨¦mico ¨²ltimo: que el statu quo sea percibido como el mejor escenario por parte de las fuerzas de progreso, tal que conservar se vuelva lo m¨¢s revolucionario en la actualidad. Aunque de tanto discurso reaccionario, algunos han acabado por romper la baraja, poniendo en jaque hasta la figura misma del monarca Felipe VI. Menuda paradoja: la derecha republicana y antisistema es casi el ¨²nico cuestionamiento verdadero que recibe la Corona en Espa?a hoy. Por pocos que sumen, ya es alarmante que provengan de ese espacio.
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