Los sillones
El verbo aferrar ha ca¨ªdo hoy en manos de los que dibujan la pol¨ªtica y el Estado como un hervidero de ego¨ªsmos, corrupciones y arrogancia
Una de las estrategias m¨¢s utilizadas con el fin de desprestigiar la pol¨ªtica es la de presentar a los responsables p¨²blicos como seres aferrados a un sill¨®n. La literatura daba protagonismo al verbo aferrar cuando quer¨ªa aludir a las barcas unidas entre s¨ª para evitar que se las llevase la marea. Pero el verbo ha ca¨ªdo hoy en manos de los que dibujan la pol¨ªtica y el Estado como un hervidero de ego¨ªsmos, corrupciones y arrogancia. Ya no se trata de exigir la dimisi¨®n de quien comete un delito, sino de caricaturizar a todo aquel que no pertenezca al propio bando. Aunque lo respalde una mayor¨ªa parlamentaria, aunque la situaci¨®n econ¨®mica vaya bien, aunque est¨¦n sosegados algunos procesos graves en el interior de la identidad espa?ola, el Gobierno se mantiene porque su presidente, sus ministros y sus diputados quieren aferrarse al sill¨®n. Y las acusaciones se generalizan. Aunque uno tenga la vida resuelta con un buen trabajo hace m¨¢s de 40 a?os y gane menos dinero que antes de ocupar un cargo, eres un don nadie si me llevas la contraria, aferrado a un sill¨®n para chupar del pesebre.
Yo comprendo que no necesiten aferrarse a sus sillones los pol¨ªticos que representan el inter¨¦s de las grandes fortunas. Ya se encargan los empresarios, las multinacionales y los bancos de exigir que no se paguen impuestos y que no se invierta el dinero p¨²blico que quede en derechos civiles e igualdad. Pero los partidarios de la pol¨ªtica social, no tienen mejor manera de hacer pol¨ªtica que gobernar, aferrarse al sill¨®n que permite defender la sanidad p¨²blica, los salarios, las pensiones y los derechos humanos. Quiz¨¢ se les puede pedir que hagan m¨¢s en favor de la democracia social, pero desde luego mejor que no se vayan.
Ya s¨¦ que en ocasiones el ambiente se pone antip¨¢tico en una atm¨®sfera parecida a un estercolero. Y que el fuego amigo duele mucho. Pero, por favor, sigan ustedes aferrados a su sill¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.