Venezuela, el gran desaf¨ªo pol¨ªtico de Lula
Si en tiempos pasados Lula o Dilma Rousseff hicieron campa?a a favor de Maduro, ?qu¨¦ har¨¢ el presidente brasile?o en su tercer mandato, en el que se ha comprometido a acabar con los arrebatos dictatoriales del bolsonarismo?
El Mercosur nunca hubiera existido sin Brasil, donde se forj¨®. Ni tampoco sin Argentina, siempre entre altos y bajos, al mezclarse en la iniciativa razones econ¨®micas y pol¨ªticas. Y eso porque el rico pa¨ªs de Hugo Ch¨¢vez se convirti¨® en una dictadura que mortific¨®, y lo sigue haciendo, a una comunidad rica y pr¨®spera en el pasado.
Si la idea del Mercosur, que lleg¨® a pretender extenderse a otros pa¨ªses del continente, so?¨® con una Am¨¦rica Latina unida y con una moneda ¨²nica, el resbal¨®n de la pr¨®spera Venezuela a una dictadura militar, abrazada a Cuba, sumi¨® al pa¨ªs no solo en la pobreza sino hasta en la miseria que oblig¨® a miles de familias a exiliarse para poder subsistir. Muchas gozan hoy de la acogida amistosa en Brasil.
Por si fuera poco, ya sea el rechazo del presidente Macron o la resistencia de la Uni¨®n Europea a adherir a la experiencia sudamericana, as¨ª como el desd¨¦n de Argentina, convierten hoy al Mercosur y a las elecciones venezolanas en un test definitivo para su futuro. Elecciones que colocan a Lula en un aprieto ya que defendi¨® que Venezuela no es una dictadura y que recibi¨® en Brasil Maduro con especiales mimos diplom¨¢ticos. Eso coloc¨® a Lula entre la espada y la pared.
Si en tiempos pasados Lula o Dilma Rousseff llegaron a hacer campa?a electoral a favor del dictador Maduro, ?qu¨¦ har¨¢ Lula en su tercer mandato, en el que se ha comprometido a acabar en Brasil con los arrebatos dictatoriales del bolsonarismo? Seg¨²n como discurran las elecciones venezolanas, Lula tendr¨¢ que tomar posici¨®n y vigilar que Maduro no intente empa?arlas de falsedad y sea capaz, si pierde, de aceptar el resultado.
He escrito muchas veces que Brasil, que se sinti¨® siempre m¨¢s un reino que un pa¨ªs de Am¨¦rica Latina, necesita para su plena realizaci¨®n injertarse con su potencia econ¨®mica y prestigio internacional en la gesta del continente como un todo, sin privilegiar los pa¨ªses dictatoriales. Al rev¨¦s, apoyando todos los brotes de democracia que despuntan en el continente, al mismo tiempo que condene, sin medios t¨¦rminos, las tentativas de volver a las viejas y sangrientas dictaduras del pasado.
Hasta ahora Lula y su partido, el PT, han sido ambiguos en el apoyo abierto o larvado a las dictaduras latinoamericanas. Hoy el mundo ha cambiado. El comunismo, incluso el cubano, est¨¢ en declive. Se busca una uni¨®n de fuerzas democr¨¢ticas con quienes creen a¨²n en las libertades y en un gobierno universal abierto a la nueva era tecnol¨®gica que agita al planeta, y que podr¨ªa inclinarse hacia una nueva primavera de libertades o hacia un nuevo invierno de tinieblas democr¨¢ticas.
Hasta el momento, Lula, despu¨¦s del chaparr¨®n de cr¨ªticas por su confesi¨®n de que Venezuela no es una dictadura, lucha en su nuevo mandato presidencial a favor de los valores democr¨¢ticos aunque solo sea para oponerse a la barbarie bolsonarista que estuvo a punto de hacer retroceder al pa¨ªs a los tiempos de la dictadura militar. Seg¨²n ¨¦l, los militares golpistas deber¨ªan haber ejecutado a por lo menos 30.000 comunistas m¨¢s.
Los analistas pol¨ªticos democr¨¢ticos brasile?os insisten en estos d¨ªas en el examen por el que tendr¨¢ que pasar Lula frente a las elecciones venezolanas. Ser¨¢n unos comicios que se celebran justamente en un momento pol¨ªtico tan delicado y peligroso para Am¨¦rica Latina, que sufre de la posible llegada al poder de un Trump con la llave en sus manos del poder at¨®mico. Un Trump capaz de todo, menos de entender qu¨¦ significa la democracia y la convivencia civilizada de los pueblos.
El Mercosur se queda desdibujado y alejado de su vocaci¨®n inicial de ir injertando a Brasil en el continente. Llegu¨¦ a defender en este diario que si al mapa de Am¨¦rica Latina le arrancaran a Brasil la imagen se convertir¨ªa en un adefesio extra?o. Y record¨¦ cuando el Nobel de Literatura portugu¨¦s Jos¨¦ Saramago ironizaba diciendo que Espa?a en su mapa segu¨ªa incluyendo a Portugal, porque sin ¨¦l sentir¨ªa un complejo de castraci¨®n. ?Les suena eso hoy en Brasil con el mapa del continente? S¨ª, Brasil deber¨ªa ser biling¨¹e. Y guste o no, sin el resto del continente y sin su lengua seguir¨¢ sufriendo ese complejo de no saber qui¨¦n es en el mapa de un mundo cada vez m¨¢s universal y conectado entre s¨ª.
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