Asomarse al abismo y tirarse
A menos que cambie el candidato dem¨®crata, la campa?a est¨¢ muerta. Ser¨¢ un espect¨¢culo bochornoso y cruel al que no hay derecho que se someta a un pol¨ªtico de la trayectoria de Biden
Cuando en un pr¨®ximo futuro, caracterizado por la devastaci¨®n de la democracia y otros males pol¨ªticos, los historiadores reflexionen sobre c¨®mo pudo llegarse a la presidencia de Trump, el facedor de todos los entuertos, tendr¨¢n que volver una y otra vez a este mismo momento en el que ahora nos encontramos. La pregunta de investigaci¨®n ser¨¢ siempre la misma. ?C¨®mo fue posible que los ¨²nicos que pod¨ªan haberlo evitado, los pol¨ªticos dem¨®cratas, fueran incapaces de hacer que Biden renunciara a su candidatura? A nosotros se nos est¨¢ brindando la oportunidad de seguir este acontecimiento en directo, y no puede decirse que estemos menos perplejos. Los n¨²meros cantan, no hay ninguna encuesta que d¨¦ la m¨¢s m¨ªnima oportunidad de victoria al presidente; poco a poco los sondeos en todos y cada uno de los Estados decisivos, los battleground states, se van inclinando de forma cada vez m¨¢s clara a favor de Trump, y el 75% de los estadounidenses piensa que Biden no est¨¢ en condiciones de ejercer el cargo en un nuevo mandato. Y este ¨²ltimo dato es el fundamental: en pol¨ªtica las apariencias son la realidad, y no hay forma ya de revertir este juicio, aunque a Biden le dieran una p¨®cima milagrosa y apareciera de repente lleno de vida y lucidez.
Entre otras cosas tambi¨¦n, porque ya nadie habla de Trump y sus desvar¨ªos, todo el foco se pone sobre el a?oso presidente. A Trump, que seguramente tenga a¨²n menos luces que Biden, le basta con controlar un poco su lenguaje para no acabar de espantar a los indecisos y no ofender a los votantes de la tercera edad. A menos que cambie el candidato dem¨®crata, la campa?a est¨¢ muerta. Quedar¨¢ como una larga serie de pruebas de la capacidad intelectual del afectado a las que asistir¨¢ la opini¨®n p¨²blica mundial entre acongojada y divertida. Ser¨¢ un espect¨¢culo bochornoso y cruel al que no hay derecho que se someta a un pol¨ªtico de la trayectoria de Biden. Pero as¨ª lo est¨¢ queriendo su entorno, sobre todo el m¨¢s ¨ªntimo, y es imposible no suscitar la pregunta sobre el porqu¨¦ de esta actitud, de esta perseverancia en sostener lo insostenible. La explicaci¨®n convencional, la er¨®tica del poder, o como queramos llamarla, no acaba de encajar, no hay explicaci¨®n posible para esta tortura, nadie es tan extremadamente masoquista. M¨¢s a¨²n cuando los grandes voceros de la prensa liberal, The New York Times o The Washington Post, ya se han pronunciado en contra, o el establishment de Hollywood ¡ªpor medio de George Clooney¡ª e innumerables donantes y miembros del partido. Quienes denuncian su incapacidad son tambi¨¦n sus supuestos apoyos y amigos.
Pronto aparecer¨¢ alg¨²n libro donde se nos explique lo que est¨¢ ocurriendo desde la perspectiva del insider. Pero ya ser¨¢ tarde. Para quienes lo observamos desde fuera, el elemento m¨¢s tr¨¢gico es que, en efecto, el presidente ya no es due?o de sus decisiones. Alguien de su experiencia pol¨ªtica, y a la vista de todos los datos que van saliendo, no puede porfiar en esa actitud, no puede desear lo que est¨¢ ocurriendo y lo que de forma casi inexorable acabe aconteciendo; a saber, entregar el poder a Trump sin pelea y encima pasar a la historia como el candidato senil que abri¨® las puertas a alguien que har¨¢ peligrar la democracia estadounidense. Y si esta hip¨®tesis es cierta, que su deterioro le impide acceder a decisiones racionales, la siguiente pregunta no es menos aterradora: ?Qui¨¦n gobierna de verdad en Estados Unidos en estos momentos? Habr¨¢ que esperar a esos historiadores del futuro para que nos ofrezcan las respuestas. Ahora solo cabe esperar que se imponga la cordura y se busque un nuevo candidato cuanto antes.
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