Violencia contra la democracia

Donald Trump sali¨® afortunadamente indemne del atentado contra su vida cometido este s¨¢bado durante un mitin en Butler (Pensilvania), una acci¨®n que ¡ªa la espera de la investigaci¨®n policial sobre las motivaciones del tirador¡ª ha sido recibida con la natural repulsa por su rival, el presidente Joe Biden, y por los principales l¨ªderes internacionales. Atentar contra un representante pol¨ªtico es hacerlo contra la democracia misma y contra el sistema de libertades consagrado por el Estado de derecho. El autor, muerto por los disparos de la polic¨ªa, se cobr¨® la vida de un asistente al acto y caus¨® heridas graves a otros dos.

El uso de la violencia por parte de los partidarios de Trump el 6 de enero de 2021 en el asalto al Capitolio y la actitud brutal del expresidente hacia sus adversarios en nada puede excusar que alguien use medios ilegales ni, como en este caso, violentos y homicidas contra quienes promueven la degradaci¨®n del sistema democr¨¢tico. Bien al contrario, quien rompe violentamente las reglas del juego o empu?a el arma en vez de la palabra y el voto se convierte autom¨¢ticamente en el principal enemigo de la democracia, por m¨¢s que se envuelva en su bandera, en cualquier bandera, y declare lo contrario.

No se puede minimizar ni relativizar el asesinato frustrado del candidato presidencial, perpetrado en v¨ªsperas de la Convenci¨®n Republicana que con toda seguridad esta semana le nominar¨¢ en Milwaukee para aspirar de nuevo a la Casa Blanca. El contexto de la violencia pol¨ªtica es denso en EE UU y los magnicidios consumados o en grado de tentativa ocupan un lugar destacado en la historia de Estados Unidos.

En los ¨²ltimos a?os, adem¨¢s, el pa¨ªs se halla profundamente dividido por la polarizaci¨®n creciente, el bloqueo y desprestigio de las instituciones y la inquietante deriva de la comunicaci¨®n digital, pr¨®diga en noticias falsas, bulos conspiratorios e intoxicaciones. Adem¨¢s, en EE UU proliferan hasta l¨ªmites inimaginables las armas de fuego, cuya munici¨®n se vende ya en m¨¢quinas expendedoras, a disposici¨®n de cualquier ocurrencia criminal. Lo ¨²nico que demuestra el reprobable atentado de Butler es que nadie est¨¢ a salvo de la incontrolable espiral del odio cuando esta se pone en marcha. Normalizar la violencia verbal no hace m¨¢s que elevar el umbral de tolerancia ante ella, con el evidente riesgo de que alguien termine por dar el salto a la violencia f¨ªsica.

La realidad de la campa?a estadounidense es que Trump ¡ªesta vez, a su pesar¡ª contar¨¢ a partir de ahora con una nueva carta propagand¨ªstica en forma de imagen de resistencia a la violencia y de supervivencia ante un intento de liquidaci¨®n que se convertir¨¢ en icono de su combate electoral. Tras el imparable declive demosc¨®pico de Joe Biden, el magnicidio fracasado desequilibra la carrera presidencial todav¨ªa m¨¢s en favor del expresidente y candidato republicano. Si el partido dem¨®crata no sabe reaccionar para sustituir a Biden y promover un convincente t¨¢ndem capaz de disputar el ¨²ltimo tramo de la campa?a, el atentado del s¨¢bado quedar¨¢ como el punto de inflexi¨®n en una carrera a la que le quedan cuatro meses decisivos.