El Partido Dem¨®crata lanza los dados
Tras semanas en las que parec¨ªa paralizada, la formaci¨®n del presidente Biden ha demostrado que realmente quiere ganar
Joe Biden ha servido honorablemente a Estados Unidos durante cinco d¨¦cadas, como senador, como vicepresidente de Barack Obama y, finalmente, en el cargo m¨¢s alto del pa¨ªs.
Sus cuatro a?os en la Casa Blanca han sido una bendici¨®n dispar. Ha sido sorprendentemente eficaz a la hora de aprobar legislaci¨®n de calado en un Congreso dividido, y ha cosechado algunos ¨¦xitos notables en pol¨ªtica exterior, como el firme apoyo a Ucrania en los primeros meses de la guerra. Tambi¨¦n ha cometido algunos errores trascendentales, como pol¨ªticas econ¨®micas que han contribuido a una inflaci¨®n peligrosamente alta y una retirada de Afganist¨¢n desastrosa.
Ya cuando Biden se present¨® en 2020, era el candidato presidencial serio de mayor edad de la historia de Estados Unidos; de hecho, venci¨® a sus rivales dem¨®cratas, incluida Kamala Harris, en buena parte porque era demasiado viejo para hacerse eco del aparente consenso entre las voces m¨¢s ruidosas de Twitter, que hab¨ªan virado bruscamente a la izquierda. Su agudeza mental disminuy¨® a lo largo de sus a?os en la Casa Blanca, algo que qued¨® dolorosamente al descubierto para que el mundo lo viera en el debate de junio contra Donald Trump.
Durante unas semanas, Biden corri¨® el riesgo de entrar en los libros de historia como un Rey Lear, sin saber gestionar su cabalgata hacia el ocaso y obligando a todo el pa¨ªs a pagar el precio. Pero la decisi¨®n de hoy de renunciar a su candidatura asegura que ser¨¢ recordado como un aut¨¦ntico estadista, alguien que tom¨® una decisi¨®n desinteresada, aunque haya tardado unas semanas de m¨¢s en hacerlo.
Es demasiado pronto para predecir qu¨¦ juicio har¨¢n los historiadores de su presidencia. Pero ahora parece claro que su juicio sobre sus cualidades personales ¡ªal igual que el nuestro¡ª deber¨ªa ser positivo.
Lo mejor que pueden hacer ahora los dem¨®cratas es organizar una contienda genuinamente abierta sobre qui¨¦n debe enfrentarse a Trump en la carrera presidencial. Los votantes merecen opinar sobre qui¨¦n les representa, y Kamala Harris no estuvo en las papeletas de las primarias ni en 2020 ni en 2024. Y es probable que la competencia, aunque sea turbulenta, fortalezca a los dem¨®cratas: o encuentran un candidato que los votantes prefieran por encima de Harris o Harris llegar¨¢ a noviembre fortalecida por una muestra de apoyo dem¨®crata hacia ella.
Pero puede que esa l¨ªnea de acci¨®n no sea probable. Los dem¨®cratas ¡ªy la clase pol¨ªtica en general¡ª ignoraron durante meses y a?os el deterioro de la salud de Biden. Cuando result¨® imposible ignorarlo, ellos (y ¨¦l) perdieron m¨¢s semanas en titubeos sobre qu¨¦ hacer. Ahora, la Convenci¨®n Nacional Dem¨®crata de agosto y las elecciones de noviembre est¨¢n peligrosamente cerca; y Biden, poco despu¨¦s de anunciar su decisi¨®n, dio todo su apoyo a Harris para que se convirtiera en la candidata.
Si los dem¨®cratas coronan a Harris, las pr¨®ximas elecciones ser¨¢n muy re?idas. Al igual que su jefe, Harris es y ha sido durante mucho tiempo profundamente impopular. Y es impopular tanto porque en el pasado ha tomado algunas decisiones muy impopulares como porque sus cambios de opini¨®n sobre cuestiones importantes la han dejado sin apoyos fuertes en el campo progresista o moderado dentro del Partido Dem¨®crata.
Estas son serias carencias, pero ¡ªespecialmente cuando se enfrenta a un oponente que, por buenas y profundas razones, sigue siendo profundamente impopular ¨¦l mismo¡ª pueden superarse. Harris tiene que presentar el caso contra Trump con fuerza y claridad, cualidades que demostr¨® cuando formaba parte del Comit¨¦ Judicial del Senado. Pero tiene que hacerlo sin que parezca que est¨¢ juzgando a los estadounidenses que est¨¢n realmente indecisos sobre a qui¨¦n apoyar en noviembre. Aunque a algunos expertos de izquierdas les gusta proclamar la existencia de votantes indecisos, son los millones de personas que cambiaron de opini¨®n entre 2012 y 2016, o entre 2016 y 2020, los que volver¨¢n a marcar la diferencia este a?o.
Una forma de atraer a estos votantes es situarse plenamente en el centro pol¨ªtico. Trump tiene muchas vulnerabilidades personales y pol¨ªticas. Pero tambi¨¦n ha demostrado estar dispuesto a triangular, por ejemplo eliminando cualquier mensaje provida de la plataforma de la Convenci¨®n Nacional Republicana y alegando que no apoya el Proyecto 2025, un conjunto radical y controvertido de pol¨ªticas presentadas por la Fundaci¨®n Heritage. Si Harris quiere vencer a Trump, deber¨¢ demostrar que est¨¢ igualmente dispuesta a sacrificar las posiciones menos populares de los dem¨®cratas en cuestiones como la frontera sur o la participaci¨®n de las mujeres trans en las competiciones deportivas femeninas de alto nivel.
Las elecciones empezaban a parecer tener un resultado inevitable, con Trump c¨®modamente en cabeza. El partido que va camino de perder tiene inter¨¦s en tirar los dados. Los dem¨®cratas acaban de hacerlo. Es una buena se?al: tras semanas en las que parec¨ªa paralizado, el partido que afirma que el futuro de la democracia estadounidense girar¨¢ en torno a estas elecciones ha demostrado que realmente quiere ganar.
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