El poder seg¨²n James C. Scott
Su investigaci¨®n sobre la resistencia cambi¨® para siempre nuestra comprensi¨®n de c¨®mo los Estados y las sociedades interact¨²an
Estudiando las revueltas campesinas en la Europa medieval tard¨ªa y otros pa¨ªses menos desarrollados, el profesor James C. Scott not¨® que la insurrecci¨®n sol¨ªa empezar con una visita a las oficinas donde el gobierno guardaba los registros de tierras. ¡°Los campesinos entendieron desde el principio que eran gobernados por un r¨¦gimen de papeles, registros y listas y encuestas catastrales (...) y quemar la oficina de registros era el primer paso para acabar con la clase de estructura que los gobernaba¡±, explica en un reciente documental. No sab¨ªan leer ni escribir, pero sab¨ªan que, cuando ven¨ªa alguien a medir sus tierras, contar sus vacas, conocer a sus hijos o manosear sus plantas, el Estado estaba perge?ando un nuevo impuesto, una multa, un desplazamiento o cualquier otro sablazo administrativo. Sab¨ªan que no eran clientes, ciudadanos o usuarios: eran esclavos del ojo del Estado, un aparato de vigilancia dise?ado para perpetuar y optimizar su explotaci¨®n.
M¨¢s adelante, en Seeing like a state (Lo que ve el Estado), Scott describe c¨®mo la mirada del Estado redise?a la sociedad para hacerla m¨¢s legible para la administraci¨®n. La imposici¨®n de medidas y pesos estandarizados facilitar¨ªa el comercio y la recaudaci¨®n de impuestos; los patrones geom¨¦tricos y l¨®gicos, como las cuadr¨ªculas en las ciudades y los monocultivos en el campo, har¨ªan posible el transporte, la provisi¨®n de servicios y el control. Un sistema educativo bajo una sola lengua nacional y una cartera de profesiones crear¨¢ una poblaci¨®n m¨¢s ¨²til y homog¨¦nea, mucho m¨¢s f¨¢cil de gobernar. La larga cola de conocimientos locales ser¨ªa recortada en nombre del progreso
Lo que ve el Estado es un cat¨¢logo de intentos fallidos de optimizaci¨®n a gran escala, de la colectivizaci¨®n agraria de la Uni¨®n Sovi¨¦tica a la planificaci¨®n urbana de Le Corbusier; de la China mao¨ªsta a la Camboya de Pol Pot. Dice: ¡°El d¨¦spota no es un hombre. Es el Plan. El plan correcto, realista, exacto, el que proporcionar¨¢ tu soluci¨®n una vez que el problema haya sido planteado claramente, en su totalidad, en su indispensable armon¨ªa. Este plan ha sido elaborado lejos del frenes¨ª en la oficina del alcalde o el ayuntamiento, lejos de los gritos del electorado o los lamentos de las v¨ªctimas de la sociedad¡±. Scott era profesor em¨¦rito de Ciencia Pol¨ªtica y Antropolog¨ªa y director del programa estudios agrarios de la Universidad de Yale. Tambi¨¦n fue, sin intenci¨®n, el cr¨ªtico m¨¢s agudo de la Era de la Informaci¨®n.
En Against the grain (un t¨ªtulo con doble sentido: en ingl¨¦s significa ¡°Contra el grano¡± pero tambi¨¦n ¡°Contracorriente¡±) explica que no es el grano quien hace al imperio, sino m¨¢s bien al rev¨¦s: el Estado impone el cultivo del grano sobre los tub¨¦rculos, precisamente porque facilita su control. Un boniato se puede plantar en la ladera de la monta?a sin que nadie lo sepa y cosecharse 13 semanas m¨¢s tarde, cuando nadie mira. El trigo puede ser fiscalizado porque crece visiblemente por encima de la tierra y sus granos son homog¨¦neos, divisibles y cuantificables, lo que facilita su recaudaci¨®n y contabilidad. Se puede almacenar durante mucho tiempo, lo que tambi¨¦n permite la acumulaci¨®n de excedente. Pero, sobre todo, est¨¢ sujeto a un estricto calendario estacional. As¨ª descubr¨ª que la siembra y la cosecha fueron el primer algoritmo de control de masas. Scott no lo dice, pero nunca lo habr¨ªa descubierto sin ¨¦l.
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