Bloqueo inexplicable en el CGPJ
Los nuevos vocales firman un mal comienzo de mandato al mostrarse incapaces de nombrar a un presidente
Tres reuniones y casi dos semanas no han resultado suficientes para que los 20 nuevos vocales del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que tomaron posesi¨®n del cargo el pasado 25 de julio, se pongan de acuerdo sobre qui¨¦n debe presidir el ¨®rgano y, con ¨¦l, el Tribunal Supremo. El CGPJ se encuentra dividido por la mitad con siete nombres sobre la mesa, de los cuales cuatro han sido pr¨¢cticamente descartados. Los otros tres, dos mujeres propuestas por el sector progresista y un hombre por los conservadores, son rechazados respectivamente por el bloque contrario. El CGPJ que deb¨ªa superar la divisi¨®n partidista comienza su mandato, en su primera decisi¨®n, replicando las din¨¢micas de enfrentamiento partidista que arruinaron el prestigio de la instituci¨®n en a?os anteriores.
Como consecuencia del pacto entre el PP y el PSOE para superar el boicot de la derecha a la renovaci¨®n durante m¨¢s de cinco a?os, el nuevo Consejo est¨¢ compuesto por 10 vocales de cercan¨ªa progresista y 10 conservadores. Las decisiones tienen que tomarlas por mayor¨ªa reforzada de tres quintos, es decir, 12 votos. Ninguno de los candidatos propuestos ha superado la barrera de los 10 votos de un mismo bloque. La ley prev¨¦ que el nombramiento del presidente se produzca a propuesta del propio CGPJ y se haga efectiva entre tres y siete d¨ªas tras la constituci¨®n del ¨®rgano. El CGPJ ya se ha saltado su primer plazo legal. Volver¨¢n a tratar el tema dentro de un mes.
El sector conservador ha propuesto como presidente al juez Pablo Lucas, de perfil moderado dif¨ªcil de encajar ideol¨®gicamente, pero que los proponentes consideran progresista. Por el lado progresista, est¨¢n sobre la mesa los nombres de Pilar Teso y Ana Ferrer. Los tres son magistrados del Supremo y no hay diferencias rese?ables de curr¨ªculo entre ellos. El sector progresista argumenta que es hora de que una mujer presida por primera vez el Tribunal Supremo, una novedad en la judicatura que ser¨ªa bienvenida por buena parte de la sociedad. A igualdad de m¨¦ritos entre los candidatos, la actual actitud de bloqueo resulta inexplicable a los ciudadanos por cuestiones profesionales y destila un aroma ideol¨®gico que se supon¨ªa que era lo que quer¨ªa evitar el PP en el nuevo CGPJ.
Los sistemas de mayor¨ªas reforzadas est¨¢n pensados para obligar al consenso, no como una herramienta de veto. As¨ª es como parece entenderlo el Partido Popular, que en minor¨ªa bloquea sine die las renovaciones del CGPJ o el Tribunal Constitucional para evitar que las mayor¨ªas sociales expresadas en las urnas contagien a trav¨¦s del Parlamento a una c¨²pula judicial que considera un brazo pol¨ªtico m¨¢s. La oposici¨®n en bloque a que una mujer progresista presida el Supremo muestra que poco ha cambiado en esa concepci¨®n de la administraci¨®n del Poder Judicial como una extensi¨®n de la lucha parlamentaria.
El debut del nuevo CGPJ, nacido entre loas al consenso del PSOE y promesas de despolitizaci¨®n del PP, es desmoralizante. El bloqueo, y sobre todo la falta de razones explicables para rechazar a un candidato u otro, supone un precedente muy preocupante. Si esta actitud se extiende a los nombramientos para cubrir las m¨¢s de 100 vacantes judiciales, la principal y m¨¢s urgente tarea del CGPJ, la esperada renovaci¨®n habr¨¢ sido un simple cambio de nombres. Pero ahora los ¨²nicos responsables son los vocales, no los partidos. El perjuicio a las instituciones, y por tanto al derecho de los ciudadanos a tener una Administraci¨®n funcional, continuar¨¢ por puro tacticismo corporativo, si no pol¨ªtico, de una parte de la judicatura.