Una nueva mayor¨ªa en Catalu?a
El contraste entre el discurso de Illa y el rid¨ªculo de Puigdemont es la mejor expresi¨®n del futuro y el pasado de la pol¨ªtica catalana
La mayor¨ªa parlamentaria que ayer eligi¨® al socialista Salvador Illa, de 58 a?os, como presidente de la Generalitat de Catalu?a rompe la divisi¨®n en bloques pol¨ªticos a favor y en contra de la secesi¨®n de Espa?a que ha marcado la pol¨ªtica en esa comunidad desde hace m¨¢s de una d¨¦cada y cuyo final supon¨ªa una fuerte aspiraci¨®n en buena parte de Catalu?a y en el resto de Espa?a.
El ruido medi¨¢tico organizado por Junts per Catalunya para recibir al expresidente Carles Puigdemont, en un acto de desaf¨ªo a su orden de detenci¨®n a pocos metros del Parlament con el objetivo de obstaculizar la investidura y mantener viva la agitaci¨®n secesionista, no puede distraer del verdadero car¨¢cter trascendental de lo sucedido en el interior de la C¨¢mara. La jornada pasar¨¢ a los libros por la conformaci¨®n de una nueva mayor¨ªa de izquierdas y catalanista, por la clausura de una larga etapa de divisiones y par¨¢lisis, pero tambi¨¦n por el contenido program¨¢tico del discurso de Salvador Illa y por su estilo personal, conciliador, dialogante y moderado, en sentido exactamente contrario a las tendencias polarizadoras imperantes en la actual pol¨ªtica.
En el discurso como candidato, el que ser¨¢ el decimosegundo presidente de la Generalitat moderna se situ¨® en la ¡°tercera gran transformaci¨®n¡± del autogobierno, tras la recuperaci¨®n de la instituci¨®n republicana por el regreso de Josep Tarradellas, que la integr¨® en el marco de la actual Constituci¨®n, y despu¨¦s de la segunda protagonizada por los presidentes socialistas Pasqual Maragall y Jos¨¦ Montilla. Aunque no mencion¨® a Puigdemont, reivindic¨® la aplicaci¨®n ¡°¨¢gil, r¨¢pida y sin subterfugios¡± de la ley de amnist¨ªa, situ¨® a ¡°Catalu?a como naci¨®n¡± en el marco de ¡°una Espa?a plurinacional dentro de una Europa federal¡±, y reivindic¨® el nuevo modelo de financiaci¨®n singular ¡ªsin entrar en los detalles, que todav¨ªa se esperan del Gobierno central¡ª, as¨ª como su defensa de la lengua catalana y el impulso a las pol¨ªticas y los servicios p¨²blicos, con menciones espec¨ªficas a sanidad, educaci¨®n, transportes y vivienda.
El debate escenific¨® la solidez de los acuerdos de investidura, pero tambi¨¦n las diferencias entre las tres fuerzas que votaron a Illa y conducir¨¢n a un Gobierno en solitario del PSC, al menos en una primera etapa. El nuevo presidente expres¨® su voluntad de mantener el acuerdo tripartito a lo largo de toda la legislatura, pero se abri¨® al di¨¢logo con el Partido Popular, Junts y la CUP, a pesar de que estas tres fuerzas mostraran con contundencia y escasa consideraci¨®n su radical oposici¨®n al nuevo presidente.
Salvador Illa situ¨® fuera de ese di¨¢logo expresamente a los dos grupos extremistas con representaci¨®n en el Parlamento catal¨¢n: Vox y Alian?a Catalana. Es significativa la breve respuesta que merecieron las intervenciones de los portavoces de estos grupos, Ignacio Garriga y Silvia Orriols, respectivamente. Las dos son formaciones de extrema derecha xen¨®foba y antimusulmana. Illa tendr¨¢ con ellas cortes¨ªa parlamentaria ¡°pero nada m¨¢s, ning¨²n di¨¢logo¡±. Anunci¨®, no obstante, que atender¨¢ y gobernar¨¢ tambi¨¦n para sus votantes, y situ¨® como eje central de su Gobierno precisamente el despliegue de pol¨ªticas dirigidas ¡°a desmontar uno a uno los discursos del odio¡±.
Las astucias esc¨¦nicas de Puigdemont, que protagoniz¨® ayer su segunda fuga de la acci¨®n de la justicia, no pueden ocultar el rotundo fracaso de su falso regreso. Solo unos pocos miles de sus partidarios se concentraron a primera hora de la ma?ana en el Arco del Triunfo de Barcelona para recibirle y escuchar su corta arenga de apenas cuatro minutos. No entr¨® en el Parlamento como hab¨ªa anunciado.
En vez de Puigdemont, tuvo que ser Albert Batet, portavoz de Junts, quien pronunci¨® el discurso de respuesta a Illa, de nulo contenido institucional e impropio de una formaci¨®n heredera de la mejor tradici¨®n pactista y proclive a la gobernabilidad espa?ola que represent¨® Converg¨¨ncia. El intento de compatibilizar a la vez la promesa de retorno a Catalu?a el d¨ªa de la investidura y su rechazo a una comparecencia ante el juez explica tan rocambolesca jornada, que culmin¨® con aplausos de los diputados de Junts en el momento en que Puigdemont fue convocado nominalmente a votar sin que el expresidente acudiera, delegara su voto o emitiera el sufragio a distancia. La ¨¦pica del regreso qued¨® ahogada en la farsa y en el rid¨ªculo.
Si Puigdemont pretend¨ªa robar el protagonismo a Illa, poner en situaci¨®n embarazosa al Gobierno interino de Esquerra y suministrar al PP y a Vox munici¨®n para su permanente bombardeo sobre el Gobierno de Pedro S¨¢nchez, solo consigui¨® este ¨²ltimo objetivo. El PP denunci¨® la ¡°humillaci¨®n insoportable¡± sufrida ayer, como si no tuviera ninguna responsabilidad mientras gobernaba en la celebraci¨®n de los dos refer¨¦ndums ilegales, la declaraci¨®n de independencia y la fuga del entonces presidente secesionista, ni, sobre todo, en la desastrosa intervenci¨®n policial del 1 de octubre para no lograr retirar las urnas. En el ¨²ltimo lustro, es dif¨ªcil negar el retroceso del independentismo y sobre todo el valor que tiene el relevo en la presidencia de la Generalitat, desde ahora en manos de un partido no secesionista despu¨¦s de una d¨¦cada dram¨¢tica y perdida.
Los Mossos d¡¯Esquadra, la polic¨ªa integral de Catalu?a, fueron la verdadera v¨ªctima del aventurerismo de Puigdemont. Obligada a cumplir la orden de detenci¨®n, la polic¨ªa catalana tuvo que enfrentarse al acto de homenaje, al intento de entrada de los manifestantes en el recinto del Parlament y a la nueva desaparici¨®n del expresidente. Al bochorno por un fallo tan p¨²blico y retransmitido en directo se sum¨® la detenci¨®n de dos agentes de la polic¨ªa catalana como presuntos c¨®mplices en la nueva fuga de Puigdemont y la citaci¨®n a declarar ante los Mossos del secretario general de Junts, Jordi Turull, sobre las circunstancias de su desaparici¨®n.
Es inexplicable tanta irresponsabilidad, similar a la demostrada por Junts en 2017, en los d¨ªas del refer¨¦ndum, la huida a Bruselas y dos a?os m¨¢s tarde las violentas protestas contra la sentencia del proc¨¦s. Los responsables pol¨ªticos de los Mossos, la primera instancia a la que hay que dirigir la petici¨®n de responsabilidades por la fuga, est¨¢n ya en funciones y ser¨¢n sustituidos en el Gobierno de Illa, pero la investigaci¨®n y las explicaciones hay que reclamarlas igualmente.
El rid¨ªculo provocado por el expresidente en el ¨²ltimo e incomprensible episodio del sainete que mantiene con la justicia espa?ola quedar¨¢ inevitablemente unido a las cr¨®nicas de la investidura de Illa. Pero es importante recordar que fracas¨® en su intento de desestabilizar la jornada con la excusa de una anormalidad artificial. Al final, se impuso la institucionalidad, el tedioso y formalista ejercicio de la pol¨ªtica a trav¨¦s de las instituciones y sus reglamentos, que tanta falta hace en Catalu?a. Ahora toca gobernar.
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