Universidades p¨²blicas ahogadas
La apuesta por los centros privados de la Comunidad de Madrid no puede hacerse en detrimento de las instituciones p¨²blicas de la regi¨®n
Las seis universidades p¨²blicas de Madrid (Complutense, Aut¨®noma, Carlos III, Alcal¨¢, Polit¨¦cnica y Rey Juan Carlos) cerraron el ¨²ltimo ejercicio presupuestario en n¨²meros rojos o en el borde. Su suerte financiera queda as¨ª en manos del Gobierno regional, pues ni siquiera pueden endeudarse sin su consentimiento. Las cifras indican que la Comunidad no tiene inter¨¦s en apostar por su sistema p¨²blico universitario: su PIB (Producto Interior Bruto) por habitante es un 36,5% m¨¢s alto que la media nacional (seg¨²n datos del INE de 2022), pero su inversi¨®n por alumno es un 21% menor, seg¨²n el Ministerio de Ciencia. Es el sistema peor financiado de educaci¨®n superior de Espa?a, seg¨²n el an¨¢lisis de la Fundaci¨®n Conocimiento y Desarrollo.
Esta falta de fondos para el sistema p¨²blico afecta directamente a la igualdad de oportunidades que tanto proclama la presidenta, Isabel D¨ªaz Ayuso. Si estudiar una carrera no est¨¢ al alcance de la mayor¨ªa, se pervierte a¨²n m¨¢s el ascensor social en una comunidad donde la desigualdad no para de aumentar. Esa realidad afectar¨¢ a medio plazo a la productividad y la innovaci¨®n en la regi¨®n y deja el terreno abonado a las universidades privadas, que campan a sus anchas. Ayuso no disimula que su inter¨¦s est¨¢ en el negocio privado: ¡°Abrimos Madrid a todo proyecto de universidad (¡) siempre que cumplan los requisitos de calidad y excelencia¡±. Pero el problema, plasmado en cualquier ranking universitario, es que en muchos casos la docencia en estos centros (que ya son 13 en la Comunidad y pronto ser¨¢n 15) es mediocre y, salvo alguna notable excepci¨®n, ninguno investiga.
Nadie duda que la existencia de universidades privadas es un buen acicate para que mejore la calidad de las p¨²blicas, pero si estas se encuentran ahogadas econ¨®micamente es imposible que progresen. Sin apenas fondos para abrir cada d¨ªa, no pueden asumir nuevos proyectos de docencia e investigaci¨®n, renovar su plantilla o mantener sus instalaciones. Las p¨²blicas necesitan tener una planificaci¨®n plurianual, como disponen en casi todas las autonom¨ªas, y que el Gobierno garantice una financiaci¨®n suficiente. No queda nada claro en lo que ha trascendido de su borrador de ley de ense?anzas superiores, que va a obligar a las p¨²blicas a conseguir por sus propios medios un 30% de los fondos (gran parte con las matr¨ªculas que pagan las familias, las ya m¨¢s altas de Espa?a).
Esta asfixia econ¨®mica del sistema madrile?o tendr¨ªa que verse con preocupaci¨®n no solo por el Gobierno central, que dice estarlo, sino por el conjunto de las universidades p¨²blicas espa?olas, pues lo que ocurre en Madrid sirve de referencia (acoge a dos de cada 10 estudiantes y profesores) y su modelo privatizador ya se ha exportado a Andaluc¨ªa (cuatro campus aprobados en 10 meses) o Canarias, que est¨¢n en plena carrera por abrir nuevos negocios universitarios.
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