Que voten los j¨®venes para evitar la gerontocracia
No solo es perfectamente razonable que un chaval de 16 a?os pueda participar en pol¨ªtica, tambi¨¦n es necesario para contrarrestar el peso de los tramos altos de la pir¨¢mide poblacional
Todo el mundo habla de los j¨®venes, pero pocos los han visto. En este proyecto de geri¨¢trico llamado Europa, la juventud ser¨¢ pronto un exotismo, pura mitolog¨ªa. La gente dir¨¢ ¡°he visto a un joven¡± como antes juraban ver lic¨¢ntropos, cu¨¦lebres, hadas y elfos. Correr¨¢n historias de tiempos antiguos en que las manadas de j¨®venes galopaban libres por las calles de Par¨ªs levantando adoquines, y casi nadie se lo creer¨¢. A¨²n no hemos llegado a eso, pero los j¨®venes empiezan a ser huidizos: criaturas extra?as que bailan en TikTok y lloran cuando Taylor Swift les hace el s¨ªmbolo del coraz¨®n.
No es extra?o que muchos viejos se estremezcan ante la idea de que esos seres incomprensibles puedan votar. Sumar ha presentado una proposici¨®n no de ley para que se acometa una reforma de la ley org¨¢nica electoral que adelante la edad de ejercicio del sufragio activo a los 16. La cosa, aprobada con apoyo del PSOE, ha pasado medio inadvertida entre tanto episodio de Mortadelo y Puigdemont, pero promete ser uno de los espect¨¢culos pol¨ªticos del curso que viene. La bancada del PP y de Vox ya se ha puesto a gru?ir que no. Se entiende la oposici¨®n popular. La de Vox, no, pues tiene muchas simpat¨ªas entre los varones j¨®venes y saldr¨ªa beneficiado.
Que los j¨®venes son tarugos sin ideas pol¨ªticas ser¨¢ un argumento que muchos aplaudir¨¢n, pero de tarugos sin ideas pol¨ªticas est¨¢ Europa llena, y nadie les niega el derecho a votar monstruosidades. Un chaval de 16 a?os en Espa?a ya puede trabajar, puede emanciparse, tiene una autonom¨ªa notable para decidir sobre muchas cuestiones y puede exig¨ªrsele alguna responsabilidad penal desde los 14. No solo es perfectamente razonable que pueda participar pol¨ªticamente en los asuntos de una naci¨®n que tanto le exige, tambi¨¦n es necesario para contrarrestar el peso insoportable de los tramos altos de la pir¨¢mide poblacional. Si no ampliamos el censo electoral por abajo, Espa?a y Europa se convertir¨¢n en gerontocracias, y la democracia representativa no recuperar¨¢ jam¨¢s su prestigio ni su vigor.
En un censo dominado por viejos, ser¨¢n los problemas de los viejos los que marquen la agenda, como de hecho ya sucede: las pensiones reciben m¨¢s atenci¨®n que los salarios. As¨ª, ?c¨®mo van a sentir los j¨®venes que participan en el presente y construyen el futuro? Y en t¨¦rminos globales, ?c¨®mo va a afrontar los debates existenciales un sistema pol¨ªtico conservador, asustadizo y despreocupado de un ma?ana que no va a vivir? Antes de que los j¨®venes se conviertan en criaturas mitol¨®gicas, urge incorporarlos a la rep¨²blica. Cuanto antes. Ma?ana ya es tarde.
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