Elon Musk despeja la inc¨®gnita de X
El multimillonario ha puesto la red social al servicio de sus posiciones ideol¨®gicas
El pasado lunes, el multimillonario Elon Musk acogi¨® lo que, a todos los efectos, fue un mitin de Donald Trump en la red social X (antes Twitter), de la que es propietario. Es la prueba definitiva de que, en menos de dos a?os, Musk ha convertido lo que en gran medida sigue siendo la plataforma de comunicaci¨®n global para instituciones, pol¨ªticos, medios de comunicaci¨®n y empresas en una extensi¨®n de sus posiciones ideol¨®gicas. Estas son dif¨ªciles de definir en t¨¦rminos acad¨¦micos, pero, dentro de la confusi¨®n, est¨¢n contaminadas del universo apocal¨ªptico de la ultraderecha global.
Antes de comprar Twitter por 44.000 millones de d¨®lares en octubre de 2022, Musk rechazaba las pol¨ªticas de moderaci¨®n que matizaban la toxicidad. Si bien nunca ha funcionado como espacio para el di¨¢logo, s¨ª supon¨ªa una herramienta revolucionaria para la difusi¨®n de informaci¨®n, en algunos casos ¡ªcomo las alertas meteorol¨®gicas¡ª de primera necesidad para millones de usuarios.
Musk se declar¨® ¡°absolutista de la libertad de expresi¨®n¡±. Uno de sus primeros cambios fue revertir vetos a personajes expulsados de la plataforma por promover el extremismo y la violencia, entre ellos Trump. El asalto al Capitolio no se entiende sin los mensajes de Trump en Twitter en aquellos d¨ªas. Trump, expulsado tambi¨¦n de otras redes, hab¨ªa fundado su propia plataforma minoritaria (Truth Social) y desde?o la invitaci¨®n de Musk para volver. Esa situaci¨®n acab¨® el lunes con un mitin en toda regla de la mano nada menos que del due?o de la plataforma.
Musk se ha involucrado en la campa?a republicana, incluyendo una significativa aportaci¨®n econ¨®mica. M¨¢s all¨¢ de la percepci¨®n, nadie sabe si est¨¢ promocionando el contenido de los republicanos o la desinformaci¨®n. Pero el pasado 28 de julio, Musk se salt¨® sus propias reglas sobre deepfakes al promocionar un v¨ªdeo falso de la candidata dem¨®crata, Kamala Harris. Durante los disturbios racistas en el Reino Unido, tuite¨® que ¡°la guerra civil es ine?vitable¡±. La Comisi¨®n Europea ha alertado a X en reiteradas ocasiones de que todas estas actividades vulneran la Ley de Servicios Digitales. La ¨²ltima vez, Musk respondi¨® a un tuit del comisario Thierry Breton con una imagen grosera.
Por problem¨¢tica que sea la constataci¨®n de que el due?o de X participa del discurso de la derecha paranoica global, lo cierto es que la empresa es de Musk y puede hacer con ella lo que quiera. Pero para los millones de usuarios de la red social, empezando por las instituciones, esta situaci¨®n obliga a replantearse la conveniencia de haber depositado el papel de plaza p¨²blica oficial en una empresa privada con sede en EE UU. Sobre todo, el p¨²blico debe ser consciente de que ese espacio de informaci¨®n tiene una agenda pol¨ªtica propia, una agenda en la que los extremistas son bienvenidos, se promueve que Trump difunda sus bulos y se frivoliza con la idea de un enfrentamiento civil.