As¨ª funciona la industria global de la mentira que azuz¨® el racismo tras el asesinato de tres ni?as en el Reino Unido
Agitadores de extrema derecha como Tommy Robinson y Alex Jones usan sus canales de difusi¨®n de bulos para orquestar campa?as de odio con el apoyo de Elon Musk
Uno de los principales agitadores de los disturbios racistas que han sacudido el Reino Unido estos d¨ªas es Tommy Robinson, activista antimusulm¨¢n, desinformador en serie, fundador de organizaciones ultranacionalistas y condenado varias veces por cr¨ªmenes como acosar a un menor inmigrante y a una periodista. Pero el propio Robinson se considera un informador honesto. ¡°Siento que estoy a dos d¨ªas de ser sentenciado a muerte en el Reino Unido por hacer periodismo¡±, le dec¨ªa tras uno de sus procesos judiciales a Alex Jones, comunicador estadounidense al frente del canal de bulos de extrema derecha InfoWars. Jones fue condenado por difundir reiterada e interesadamente que la matanza de Sandy Hook, donde mataron a 20 ni?os, fue una farsa. Este domingo, Robinson acudi¨® de nuevo a InfoWars para explicar que ¡°la guerra civil en Inglaterra ya ha comenzado¡±, en palabras de Jones. La expresi¨®n ¡°guerra civil¡± aplicada al Reino Unido la hab¨ªa usado unas horas antes Elon Musk, quien asegur¨® en su propia red social que era ¡°inevitable¡±.
Jones y Robinson (que en realidad se llama Stephen Yaxley-Lennon) llevan una semana azuzando odio xen¨®fobo en X, la plataforma de Musk, desde el apu?alamiento m¨²ltiple del pasado lunes en Southport que se cobr¨® la vida de tres ni?as, y del que se acusa un joven de 17 a?os, nacido en Cardiff (capital de Gales) en el seno de una familia de refugiados de Ruanda. No han sido los ¨²nicos. Momentos despu¨¦s de que se informara de la tragedia, se puso en marcha la maquinaria global de las mentiras, que parasita la permisividad de las redes. Y en el caso de Musk cuenta con su favor, duramente criticado por el Gobierno de Keir Starmer. ¡°No hay justificaci¨®n para comentarios como ese¡±, afirm¨® un portavoz de Downing Street sobre el tuit del magnate. ¡°Si est¨¢s incitando a la violencia, no importa si es online o si es offline¡±, a?adi¨® y anunci¨® una reuni¨®n de alto nivel con las plataformas.
Civil war is inevitable
— Elon Musk (@elonmusk) August 4, 2024
Los especialistas en desinformaci¨®n saben perfectamente c¨®mo se orquest¨® esta respuesta, que aprovechaba una siembra xen¨®foba que ha durado a?os. En las primeras horas tras el asesinato m¨²ltiple, los principales bulos que acusaban a un inmigrante musulm¨¢n alcanzaron 27 millones de visionados, seg¨²n el trabajo del especialista Marc Owen Jones. Su an¨¢lisis de c¨®mo se difundi¨® la desinformaci¨®n muestra un patr¨®n que se repite una y otra vez durante estas crisis que alcanzan relevancia global, a trav¨¦s de la llamada trompeta de amplificaci¨®n: la primera cuenta que se invent¨® un nombre de apariencia ¨¢rabe como asesino de las ni?as no ten¨ªa muchos seguidores, de ah¨ª salt¨® a una web de noticias falsas y, poco despu¨¦s, los influencers de los bulos consiguieron que alcanzara a millones de personas. ¡°En 24 horas, [Marc Owen] Jones pudo reunir y publicar un mapa de las cuentas clave que hab¨ªan difundido desinformaci¨®n. Si a Musk le importara, su equipo podr¨ªa haber hecho lo mismo. Tenemos derecho a pensar que no le importa¡±, critic¨® Alan Rusbridger, exdirector del peri¨®dico brit¨¢nico The Guardian.
El estudio de este episodio ayuda a realizar una radiograf¨ªa de un fen¨®meno que se repite una y otra vez. Marc Owen Jones destaca que se observan las mismas secuencias y a los mismos actores que en otras campa?as de desinformaci¨®n previas, como el apu?alamiento de una mujer en Australia o el bulo sobre la ciudad de los 15 minutos. Y todas esas cuentas estaban hace solo unos d¨ªas esparciendo bulos tr¨¢nsfobos contra la boxeadora Imane Khelif. Van saltando de un arrebato de indignaci¨®n a otro hasta provocar un estado permanente de tensi¨®n, en lo que la experta en bulos Ren¨¦e DiResta denomina el ¡°complejo industrial¡± de las falsedades, unas redes robustas que activan su maquinaria en cuanto ven la oportunidad.
Una ocasi¨®n perfecta es el vac¨ªo informativo que se produce tras una conmoci¨®n como el asesinato de las ni?as: mientras las autoridades callan (por protocolo o desconocimiento), los desinformadores llenan ese hueco con especulaciones interesadas o directamente mentiras. El juez hizo p¨²blica la identidad del presunto asesino para frenar esos bulos.
La complicidad atl¨¢ntica entre Alex Jones y Tommy Robinson es solo la punta del iceberg que forman dos agitadores de extrema derecha: la mitad de las publicaciones que culpaban a un inmigrante musulm¨¢n del ataque de Southport ven¨ªan de EE UU, muy lejos de la localidad inglesa, seg¨²n el an¨¢lisis de Channel 4. Y se desat¨® un copiapega coordinado de numerosas cuentas que hicieron el esfuerzo de diseminar la mentira y los posteriores ataques contra Starmer por criticar a los ¡°matones¡± de las protestas.
Cada episodio de difusi¨®n de bulos es una ola que autoridades y medios tratan de combatir, pero hay una marea de fondo com¨²n que agita el mar contra la costa. La misma foto con el mismo bulo del inmigrante que vieron los brit¨¢nicos lleg¨® apenas unas horas despu¨¦s a los espa?oles a trav¨¦s del canal de Telegram del agitador Alvise P¨¦rez. En la manifestaci¨®n que convoc¨® Robinson tras la masacre, los asistentes le vitoreaban al grito de ¡°Tommy al parlamento¡±. Alvise, tambi¨¦n condenado por su acoso a una periodista, podr¨ªa entrar en el Congreso de los Diputados, seg¨²n el ¨²ltimo CIS.
Las estructuras que participan en la difusi¨®n de estos bulos llevan a?os aprovechando su conocimiento del ecosistema de plataformas y medios para engrasar su maquinaria. No estamos en 2016, cuando al mundo le sorprendi¨® la aparente sofisticaci¨®n de las campa?as orquestadas en Facebook o Twitter para tratar de generar vuelcos electorales. Y aun as¨ª, la situaci¨®n empeora: nada m¨¢s aterrizar Musk, recort¨® el 80% de la plantilla de Twitter y barri¨® los equipos encargados de velar por la seguridad y fiabilidad de la plataforma. Tras el intento de asesinato de Donald Trump, de las 100 publicaciones con teor¨ªas conspirativas de mayor ¨¦xito en X solo cinco conten¨ªan notas de la comunidad refutando la afirmaci¨®n falsa y obtuvieron en conjunto m¨¢s de 215 millones de visionados, seg¨²n el Centro para combatir el odio digital.
En diciembre de 2023, Musk readmiti¨® a Alex Jones en X, a pesar de sus condenas por difundir terribles mentiras. Estos d¨ªas tras el asesinato, el magnate ha respondido en su plataforma tanto a Robinson como a las cuentas de EuropeInvasion, Visegrad24 y RadioGenoa, conocidas por diseminar mensajes racistas e intolerantes, en lo que es una forma demostrada de disparar la visibilidad de cuentas y discursos.
En un informe de junio para Naciones Unidas, la experta en desinformaci¨®n Claire Wardle alertaba de las distintas combinaciones de desinformaci¨®n y discurso de odio que se estaban normalizando en las redes porque ¡°pueden tener impactos muy graves e inmediatos¡±, pero tambi¨¦n los de baja intensidad porque causan ¡°un da?o severo durante largos periodos de tiempo¡±. Y advert¨ªa: ¡°Con el discurso de odio, a?os de demonizaci¨®n y deshumanizaci¨®n pueden crear las condiciones bajo las cuales es m¨¢s probable que ocurran genocidios y otros cr¨ªmenes relacionados. De manera similar, con la desinformaci¨®n, un goteo constante de pensamiento conspirativo (...) puede minar la confianza en las instituciones¡±. Y citaba a la ling¨¹ista Susan Benesch, fundadora del Proyecto contra los Discursos Peligrosos: ¡°A medida que la gente llega a aceptar un mensaje moderadamente peligroso, tambi¨¦n se vuelven un poco m¨¢s propensos a aceptar uno a¨²n m¨¢s peligroso. As¨ª, las habituales barreras sociales contra la violencia se erosionan a medida que el discurso cada vez m¨¢s peligroso comienza a saturar el contexto social¡±.
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