El misterio del litro de aceite
Hay que aumentar los precios no solo para mantener el margen sino tambi¨¦n para frenar la demanda. Este objetivo se est¨¢ consiguiendo sin duda
Durante mi adolescencia pas¨¦ varios agostos devorando libros de misterio. Mis inicios en el g¨¦nero fueron suaves: encontr¨¦ en las estanter¨ªas de casa dos ejemplares de Los Hollister, unas novelillas protagonizadas por una ejemplar familia numerosa estadounidense de clase media que, por lo que fuese, siempre acababa envuelta en cr¨ªmenes. Lo que m¨¢s me gustaba de los Hollister, adem¨¢s de ese cosquilleo inherente a lo misterioso que se me formaba en la barriga, ten¨ªa que ver precisamente...
Durante mi adolescencia pas¨¦ varios agostos devorando libros de misterio. Mis inicios en el g¨¦nero fueron suaves: encontr¨¦ en las estanter¨ªas de casa dos ejemplares de Los Hollister, unas novelillas protagonizadas por una ejemplar familia numerosa estadounidense de clase media que, por lo que fuese, siempre acababa envuelta en cr¨ªmenes. Lo que m¨¢s me gustaba de los Hollister, adem¨¢s de ese cosquilleo inherente a lo misterioso que se me formaba en la barriga, ten¨ªa que ver precisamente con el est¨®mago: como en los libros de Enid Blyton, que hab¨ªa le¨ªdo antes de que me llegara el periodo, las descripciones de los manjares que inger¨ªan aquellos ni?os del condado de Sussex, Nueva Jersey, hac¨ªan la boca agua.
Los Hollister no com¨ªan filetes rebozados, ni lenguados a la plancha, ni tortilla de patatas, ni ensalada de tomate, sino que daban cuenta de emparedados de jalea que com¨ªan a la hora de la merienda o pinchos de malvavisco que tostaban frente a un fuego cuando la noche se cerraba sobre Pine Lake. Si lo pienso bien, seguro que su cesta de la compra ser¨ªa actualmente mucho m¨¢s barata que la del hogar espa?ol medio, porque est¨¢n los precios imposibles, sobre todo si uno intenta seguir la que es supuestamente la dieta m¨¢s sana del mundo, la mediterr¨¢nea. Un cap¨ªtulo de Los Hollister absolutamente contempor¨¢neo ser¨ªa, por ejemplo, uno que intentase descubrir por qu¨¦ el litro de aceite est¨¢ a casi diez euros, cuando antes de la pandemia se pod¨ªa encontrar a cinco. Es este un misterio m¨¢s dif¨ªcil de resolver ahora mismo que el paradero del Santo Grial; y como ocurre con todas las grandes inc¨®gnitas, se manejan varias teor¨ªas al respecto.
Si uno consulta la prensa conservadora comprobar¨¢ que las propuestas que se apoyan con m¨¢s frecuencia son las que defienden los olivareros (en concreto un olivarero con cuenta de Twitter y otro con cuenta en TikTok), quienes explican que la cosa tiene que ver con la sequ¨ªa. La producci¨®n, debido a las circunstancias meteorol¨®gicas, es mucho menor y Espa?a, un pa¨ªs en el que en los hogares se consume much¨ªsimo aceite, hay que aumentar los precios no solo para mantener el margen sino tambi¨¦n para frenar la demanda. Este ¨²ltimo objetivo se est¨¢ consiguiendo sin duda: seg¨²n datos del Ministerio de Agricultura, el consumo de aceite de oliva est¨¢ bajando desde 2020 y en 2023 los espa?oles compraron un 14,93% menos que un a?o antes.
Sin tener que consultar complejas bases de datos, yo he visto con estos ojitos que en el supermercado de mi barrio las botellas del oro l¨ªquido est¨¢n precintadas con las mismas medidas de seguridad que el Johnny Walker etiqueta negra. Pero nadie que est¨¦ tratando de resolver un misterio se queda con una ¨²nica versi¨®n, as¨ª que veamos lo que dice la gente de izquierdas: otros se?ores muy activos en redes, como Rub¨¦n S¨¢nchez, portavoz de Facua, ponen el dedo sobre la llaga de las grandes cadenas, a las que veladamente acusan de subir a capricho cada semana el precio del ung¨¹ento con el que engrasamos las ensaladas en la ¨¦poca estival. Y luego est¨¢n iluminados como Daniel Lacalle, quien encontr¨® la soluci¨®n hace ya un a?o: ¡°El socialismo hace el petr¨®leo escaso en Venezuela, la carne escasa en Argentina y el aceite escaso en Espa?a¡±. Acab¨¢ramos.
Como suele ocurrir con todos los vicios y perversiones, con los libros de suspense fui subiendo en intensidad. Recuerdo que a los 15 a?os me mantuve en vela hasta el amanecer leyendo La Tienda, de Stephen King. Todo giraba en torno a un establecimiento llamado Cosas necesarias. Lo extraordinario de este negocio es que en ¨¦l cualquier cliente pod¨ªa encontrar exactamente lo que necesitase, desde amuletos curativos a coca¨ªna (cuyo precio es un misterio tambi¨¦n). Si hoy mismo pudiese entrar en ese local pedir¨ªa una botella de AOVE, solo por ver a cu¨¢nto est¨¢ el litro.