Cursos avanzados de discusi¨®n
Discutir con respeto, ya sea delante de un sem¨¢foro o en la tribuna parlamentaria, es un arte que no todo el mundo domina
Qu¨¦ l¨¢stima no haber sabido antes que en N¨²remberg hay una escuela (Streitschule N¨¹rnberg) donde ense?an a discutir. Precisemos: a discutir de manera constructiva. Desde que milito en la soledad, el asunto me tira poco (ya ni siquiera polemizo con las paredes); pero confieso que hace unos a?os me habr¨ªa complacido matricularme en los cursos de la susodicha escuela. Sea como fuere, me apresuro a darle publicidad en vista de c¨®mo andan a la gre?a gentes pol¨ªticas que dicen trabajar (sic) en la mejora de nuestras vidas. Uno viene instruido de casa gracias al ejemplo paterno, el de un hombre que conoc¨ªa las ventajas de no estar atado al prurito de pronunciar la ¨²ltima palabra en cualquier debate. Sin personarme en N¨²remberg, he estado leyendo indicaciones y consejos de indudable utilidad que all¨ª se ofrecen. Discutir con respeto, ya sea en el marco de las relaciones personales, ya delante de un sem¨¢foro o en la tribuna parlamentaria, es un arte que no todo el mundo domina. Lo habitual al desatarse la disputa es que el respirante de turno saque lo m¨¢s feo de s¨ª, se sulfure, ruja o d¨¦ rienda suelta, sacudido por huracanes internos, al insulto, la vejaci¨®n o, en fin, a alg¨²n tipo de violencia que bien puede conducir por el atajo a la ruptura, si no a algo mucho peor. No menos letales para la convivencia (cito a John Gottman, psic¨®logo terapeuta) son el sarcasmo, la burla o el desd¨¦n. En cambio, un conflicto llevado con provecho para los implicados puede afianzar sus lazos emocionales. Debe prevalecer, eso s¨ª, el juego limpio. A este respecto, la escuela de N¨²remberg sugiere que se adiestre a los menores en todo lo que de positivo pueden tener las discusiones. Yo soy partidario de discutir de vez en cuando con las personas que de verdad me importan, no para imponerles mi punto de vista ni para estropearles la tarde; aunque a veces apetece un poquillo. Me mueve el gusto que da despu¨¦s hacer las paces.
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