Tres malentendidos sobre Telegram
La aplicaci¨®n es un medio de comunicaci¨®n de masas clandestino con su propio sistema de pagos capaz de distribuir o vender cualquier cosa sin que nadie se entere. Salvo P¨¢vel D¨²rov
1. P¨¢vel D¨²rov no protege la privacidad de sus usuarios. De hecho, tiene y puede dar acceso directo a todas las conversaciones, grupos y publicaciones que han tenido lugar en Telegram, con todos los valiosos metadatos como la hora, localizaci¨®n y dispositivo que manda el mensaje. El sue?o h¨²medo de un fiscal. Cualquier conversaci¨®n es susceptible de ser le¨ªda por D¨²rov y sus amigos, novias, clientes y socios, con la excepci¨®n del ¡°chat secreto¡±, que est¨¢ cifrado de extremo a extremo y no se almacena en la nube. Esa es una jaula de Faraday virtual donde se meten dos usuarios cuando no quieren que nadie sepa de qu¨¦ hablan. Pero tiene un defecto: s¨®lo caben dos.
La decisi¨®n no es pol¨ªtica sino t¨¦cnica. Es muy caro implementar un cifrado de extremo a extremo en una conversaci¨®n con m¨¢s de dos. Los grupos de WhatsApp, Signal e iMessage est¨¢n cifrados de extremo a extremo, lo que significa que Mark Zuckerberg, Meredith Whittaker y Tim Cook no pueden leer las comunicaciones de sus propios usuarios y, por lo tanto, tampoco puede un juez. Pero tienen un l¨ªmite de 1.024, 1.000 y 33 personas, respectivamente. Eso es porque, con cada nuevo usuario, el coste de verificar sus identidades y sincronizar las claves para cifrar/descifrar sus mensajes con cada interacci¨®n crece de forma exponencial. La magia de Telegram es que ofrece canales de hasta 200.000 personas. D¨²rov ha sacrificado la privacidad para poder crecer.
Gracias a su estructura de grupos y canales, se ha convertido en la plataforma estrella de las campa?as pol¨ªticas, las redes de influencia, los ej¨¦rcitos en activo y los medios de comunicaci¨®n. Tambi¨¦n de las organizaciones terroristas, las campa?as de desinformaci¨®n y los traficantes de mujeres, drogas y ni?os. Es un medio de comunicaci¨®n de masas clandestino con su propio sistema de pagos capaz de llegar a millones y distribuir o vender cualquier contenido, producto o servicio sin que nadie se entere. Salvo P¨¢vel D¨²rov.
2. Esto no es un caso de libertad de expresi¨®n. Su abogado, David-Olivier Kaminski, ha dicho que ¡°es totalmente absurdo pensar que la persona a cargo de una red social podr¨ªa estar implicada en actos criminales que no le conciernen, directa o indirectamente¡±. Pero esos no son los cargos a los que se enfrenta. La justicia francesa le ha solicitado repetidas veces acceso a mensajes vinculados al crimen organizado, como la difusi¨®n de pornograf¨ªa infantil, el tr¨¢fico de drogas y el blanqueo de dinero porque han seguido su rastro hasta Telegram. No es dif¨ªcil: hace a?os que los criminales publicitan sus ¡°productos¡± en los grandes canales. La mayor parte de los cr¨ªmenes suceden a plena luz. P¨¢vel tiene las llaves, pero se ha negado a impedir esas actividades y a facilitar la investigaci¨®n.
La ley protege a las plataformas digitales de ser responsables de los contenidos que circulan por sus servidores, pero ninguna ley exime a ninguna plataforma de bloquear la actividad criminal cuando es notificada adecuadamente o de colaborar con la justicia en la investigaci¨®n. Ni el Reglamento General de Protecci¨®n de Datos (GDPR, en sus siglas en ingl¨¦s), ni la Ley de Servicios Digitales (DSA). Ni siquiera la famosa Secci¨®n 230. Tampoco la Loi pour la Confiance dans l¡¯?conomie Num¨¦rique que le ha aplicado la justicia francesa, a la que est¨¢ sujeto como ciudadano franc¨¦s.
3. No parece una maniobra pol¨ªtica. Mi principal preocupaci¨®n es que se convierta en un instrumento perfecto para criminalizar la criptograf¨ªa en la UE.
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