Le vender¨ªa el alma
Me seduce la idea de un Dios perdedor, que vuelve a la Tierra a eso, a perder al p¨®quer, para salvarnos de nuestros pecados
El lunes pasado ¡ªme cont¨® el taxista¡ª se subi¨® al coche ah¨ª mismo, cerca de la Embajada de Estados Unidos, un tipo muy trajeado, que me asegur¨® que era Dios. Se hab¨ªa vuelto a reencarnar, dijo, para redimirnos otra vez, pues la operaci¨®n Jesucristo, evidentemente, hab¨ªa fracasado. Yo asent¨ª, porque en eso consiste en parte mi trabajo, y volv¨ª a lo m¨ªo. Al poco, me pregunt¨® si conoc¨ªa alg¨²n sitio donde se jugara al p¨®quer y me ofrec¨ª a llevarle esa noche a una timba de las afueras de la que yo mismo soy asiduo y en la que se jugaba, a?ad¨ª ir¨®nicamente, ¡°como Dios manda¡±.
Tras sortear a un joven sin casco, en patinete, continu¨®:
¡ª Al empezar la partida ¨¦ramos ocho y al final nos quedamos ¨¦l y yo solos. Lo desplum¨¦ en tres horas. Luego lo devolv¨ª gratis al Palace. Si yo hubiera sido Dios, me habr¨ªa alojado en el Ritz, pero el Palace no est¨¢ mal.
En esto, me llamaron por tel¨¦fono e interrumpimos la conversaci¨®n. Tras colgar, le di unas vueltas al asunto. Me seduc¨ªa la idea de un Dios perdedor, que vuelve a la Tierra a eso, a perder al p¨®quer, para salvarnos de nuestros pecados. Y apreciaba la idea de que viajara en taxi, en vez de en metro o en autob¨²s, que habr¨ªa sido lo previsible. Apuesto por esa clase de reencarnado, que adem¨¢s parec¨ªa salir de la Embajada de EE UU, otro acierto narrativo interesante. Averig¨¹¨¦ tambi¨¦n que tendr¨ªa unos cincuenta a?os bien llevados, con alguna cana decorativa y arrugas incipientes hidratadas. El conductor le hab¨ªa hecho un buen retrato.
¡ª ?Y cree usted que se dej¨® ganar para sufrir por nosotros? ¡ª pregunt¨¦.
¡ª ?De eso nada! ¡ªprotest¨®¡ª, se defendi¨® como gato panza arriba y perdi¨® porque jugaba conmigo, que soy el Diablo, aunque no me reconoci¨®, el muy idiota.
Dicho esto, solt¨® una carcajada luciferina que me puso los pelos de punta. Al despedirnos, me ofreci¨® una tarjeta que no me atrevo a utilizar porque en estos momentos de mi vida le vender¨ªa el alma.
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