Dividir Europa a costa de Venezuela
El PP usa las coacciones del chavismo a Edmundo Gonz¨¢lez en la embajada de Espa?a en Caracas para acusar al Gobierno de golpista
Venezuela es un tema de pol¨ªtica nacional para el PP, que utiliza el destino de aquel pa¨ªs para desgastar al Gobierno de Pedro S¨¢nchez. Ayer, salt¨¢ndose la norma no escrita de las instituciones europeas que consiste en evitar su instrumentalizaci¨®n para fines partidistas de pol¨ªtica interna, hizo que el Partido Popular Europeo se aliara con la ultraderecha para, con sus votos, conseguir que la Euroc¨¢mara reconociese a Edmundo Gonz¨¢lez Urrutia como presidente electo de Venezuela.
Como en el caso del Congreso de los Diputados hace una semana, la votaci¨®n que tuvo lugar ayer en Estrasburgo es todo un s¨ªmbolo, pero sin efectos pr¨¢cticos: la Euroc¨¢mara carece de competencias para reconocer gobernantes. La alianza con los ultras ni siquiera sirvi¨® a los populares para que el Parlamento instase a la UE y a sus Estados miembros a dar tambi¨¦n el paso del reconocimiento, algo que por ahora no ha hecho ninguno de los Veintisiete, incluidos los pa¨ªses gobernados por fuerzas conservadoras.
La posici¨®n de los Ejecutivos de las principales capitales europeas gobernadas por la familia popular es la misma que la de la UE, la de EE UU y la de los organismos internacionales que vigilaron las elecciones sobre el terreno: a estas alturas pocos dudan de que las elecciones celebradas en julio tienen toda la apariencia de un fraude y de que hay serios indicios de que se produjo una victoria de la oposici¨®n. En el Parlamento Europeo el consenso en torno a la defensa de la democracia en Venezuela, la denuncia de la represi¨®n, la condena de la deriva autoritaria del r¨¦gimen chavista y la necesidad de transparencia sobre los resultados de los comicios es tambi¨¦n com¨²n a los aliados habituales del grupo popular europeo, esto es, socialistas, liberales y verdes. El PP espa?ol ha preferido, sin embargo, llevar a los suyos a pactar con la ultraderecha.
El Ejecutivo de S¨¢nchez forma parte del citado consenso, de ah¨ª lo gratuito de la acusaci¨®n lanzada por el eurodiputado popular Esteban Gonz¨¢lez Pons de que el Gobierno de Espa?a ¡°est¨¢ implicado en el golpe de Estado que se ha producido en Venezuela¡± por permitir que ¡ªcomo condici¨®n para que el chavismo le concediese el salvoconducto que hiciera posible su exilio en Madrid¡ª Edmundo Gonz¨¢lez Urrutia firmara en la embajada de Espa?a en Caracas un documento reconociendo la victoria electoral de Nicol¨¢s Maduro. Parad¨®jicamente, la acusaci¨®n de Pons es id¨¦ntica a la que, desde el polo contrario, el chavismo ha lanzado al Gobierno a cuenta de la detenci¨®n de dos ciudadanos espa?oles a los que acusa sin pruebas de formar parte del CNI. Una pinza de la que ning¨²n beneficio obtienen en este momento los venezolanos.
Edmundo Gonz¨¢lez Urrutia denunci¨® este mi¨¦rcoles las coacciones del chavismo para que firmara el documento y anoche tuvo que salir al paso de las grav¨ªsimas acusaciones del PP negando que el Gobierno de Espa?a lo hubiera coaccionado. Nada cabe reprochar a Gonz¨¢lez, que lleg¨® a temer por su vida si permanec¨ªa en Venezuela, pero s¨ª al Ejecutivo espa?ol por no anticiparse en las explicaciones sobre esa escena en la sede de la Embajada de Espa?a. Una torpeza del Gobierno porque sabiendo que esa escena existi¨®, parec¨ªa evidente que el r¨¦gimen de Maduro iba a utilizarla para debilitar a la oposici¨®n. Lo cual no autoriza a los populares a lanzar acusaciones grav¨ªsimas, impropias de un partido de gobierno, utilizando como arma arrojadiza el sufrimiento de millones de venezolanos. Empezando por el de aquel a quien ellos mismos reconocen como presidente electo.
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