La oportunidad de Hezbol¨¢
En un enfrentamiento directo sobre el terreno contra Israel, la manifiesta inferioridad tecnol¨®gica del Partido de Dios, aturdido y vulnerable, puede compensarse con el desempe?o de sus fuerzas de ¨¦lite
A principios de agosto, el secretario general de Hezbol¨¢, Hasan Nasral¨¢, afirmaba que pronto tendr¨ªan oportunidad de resarcirse de sus ¨²ltimos reveses ante el ej¨¦rcito israel¨ª. Este acababa de asesinar a Fuad Shukr, el m¨¢ximo responsable del ala militar del Partido de Dios. Desde entonces, sin embargo, los golpes recibidos han alcanzado tal magnitud que la formaci¨®n se ha visto contra las cuerdas, superado po...
A principios de agosto, el secretario general de Hezbol¨¢, Hasan Nasral¨¢, afirmaba que pronto tendr¨ªan oportunidad de resarcirse de sus ¨²ltimos reveses ante el ej¨¦rcito israel¨ª. Este acababa de asesinar a Fuad Shukr, el m¨¢ximo responsable del ala militar del Partido de Dios. Desde entonces, sin embargo, los golpes recibidos han alcanzado tal magnitud que la formaci¨®n se ha visto contra las cuerdas, superado por la contundente virulencia del adversario. A mediados de septiembre, los ataques cibern¨¦ticos por medio de buscapersonas y walkie-talkies con microcargas explosivas en su interior provocaron miles de muertos y heridos y dejaron a los dirigentes del partido en estado de shock, tanto como los bombardeos devastadores de sus cuarteles generales en Dahiye (la barriada meridional de Beirut), Tiro, Sid¨®n y la Bec¨¢. El desconcierto se dibujaba en el rostro de Naim Qasim, el vicesecretario general, y en el de Hashim Safi al Din, presidente del Consejo Ejecutivo, en las escasas declaraciones p¨²blicas efectuadas por los representantes del partido. El propio Nasral¨¢ confesaba en el que ser¨ªa su ¨²ltimo discurso que la formaci¨®n se hallaba ante uno de los momentos m¨¢s delicados de sus 42 a?os de historia. Pocos pod¨ªan imaginar que ¨¦l mismo perder¨ªa la vida d¨ªas despu¨¦s en un demoledor bombardeo israel¨ª que asol¨® su cuartel general, en cuyos s¨®tanos se hab¨ªa reunido con cargos del partido y representantes de la Guardia Revolucionaria iran¨ª.
Los simpatizantes de Hezbol¨¢, cientos de miles en L¨ªbano, continuaban sumidos, hasta la madrugada del 1 de octubre, en el estupor y la duda. Estupefactos porque en el ¨²ltimo a?o los servicios de seguridad y contraespionaje del partido se han mostrado inh¨¢biles para neutralizar las c¨¦lulas de agentes dobles y colaboradores infiltrados. El referido Shukr, as¨ª como otros l¨ªderes de la importancia de Abu Nima, Abu Talib, Akil, Karki, Kavuk y un largo etc¨¦tera, responsables seg¨²n los casos del frente sur, el arsenal bal¨ªstico o las fuerzas de ¨¦lite Ridw¨¢n, cayeron en ataques selectivos de una eficacia tal que invitaba a pensar que las l¨ªneas de comunicaci¨®n interna del grupo llevaban tiempo intervenidas. La explosi¨®n de los receptores inal¨¢mbricos, buscas y similares, confirmaron estas sospechas. Hezbol¨¢ segu¨ªa muy por detr¨¢s del enemigo israel¨ª en cuanto a capacidades tecnol¨®gicas, aun cuando sus l¨ªderes alud¨ªan al aumento de la ¡°capacidad de disuasi¨®n¡± gracias al refuerzo de su arsenal bal¨ªstico y la profesionalizaci¨®n de sus destacamentos terrestres. Respaldado por Estados Unidos y numerosos pa¨ªses europeos y ¨¢rabes, que le aportan armas, informaci¨®n log¨ªstica y cobertura diplom¨¢tica, el Gobierno de Benjam¨ªn Netanhayu est¨¢ propinando un pu?etazo tras otro al considerado ¡°mayor enemigo de Israel¡±. Un ejercicio de poder que, adem¨¢s de rehabilitar la imagen del Mosad y el ej¨¦rcito israel¨ª, sirve para desviar la atenci¨®n de su fracaso ¡ªe injustificable barbarie¡ª en la Franja de Gaza. El ¨²ltimo, el inicio de una operaci¨®n terrestre de efectos imprevisibles.
Las dudas generadas en el entorno de Hezbol¨¢ remiten a los detalles ocultos que suelen acompa?ar los episodios b¨¦licos con el ¡°ente sionista¡±. Nasral¨¢ hab¨ªa sido objeto de varios intentos de asesinato durante la guerra de julio de 2006 y en 2008, pero, hasta hace unos d¨ªas, parec¨ªa a salvo de los tent¨¢culos israel¨ªes. Nadie se explica c¨®mo, en plena oleada de bombardeos contra los centros neur¨¢lgicos del partido en Beirut, el secretario general acude a uno de ellos. Tampoco qu¨¦ hac¨ªan representantes iran¨ªes estableciendo contactos con altos cargos militares del partido en zonas poco protegidas ni, d¨ªas antes, c¨®mo no se hab¨ªa revisado todo el sistema de comunicaci¨®n interna tras el suceso de los dispositivos buscas. Algunos, convencidos de que estadounidenses, israel¨ªes e iran¨ªes hab¨ªan acordado ¡°algo¡± entre bastidores, hablaron de un supuesto entendimiento a tres bandas para permitir que Teher¨¢n se librara de una campa?a militar a gran escala contra sus centrales nucleares. El precio ser¨ªa la neutralizaci¨®n del poder¨ªo militar de Hezbol¨¢. Estas especulaciones se alimentaban de la hasta entonces pasividad iran¨ª tras el asesinato de Nasral¨¢, considerado su principal aliado en Oriente Pr¨®ximo, y unas intrigantes declaraciones de su nuevo presidente, Masoud Pezeshkian, quien habl¨® d¨ªas antes de los raids contra la barriada sur beirut¨ª de retomar la senda del di¨¢logo con Washington. Este cambio de tono desconcert¨® al Eje de la Resistencia comandado por Ir¨¢n. El mismo gu¨ªa supremo, Al¨ª Jamenei, hubo de corregir al presidente Pezeshkian, afirmando que la lucha contra el ¡°expansionismo agresivo¡± del r¨¦gimen israel¨ª constitu¨ªa la ¨²nica opci¨®n. En cualquier caso, son notorias las divergencias entre el sector ¡°aperturista¡± del gobierno iran¨ª y el entorno de Jamenei, integrado por grupos paralimitares que dependen directamente de ¨¦l. Algunos recordaron que mientras las milicias aliadas de Ham¨¢s, Hezbol¨¢, o los hut¨ªes en Yemen estaban sufriendo un enorme desgaste, Ir¨¢n se manten¨ªa en un segundo plano. Por fin, el mismo d¨ªa en que Israel anunciaba el inicio de su ofensiva terrestre ¡°limitada¡±, Ir¨¢n lanzaba una andanada de proyectiles, entre ellos misiles bal¨ªsticos, contra territorio israel¨ª. Sin v¨ªctimas (provisionalmente) ni da?os materiales rese?ables, no est¨¢ claro todav¨ªa si Israel responder¨¢ de modo que conduzca a un conflicto ineludible. En cualquier caso, Hezbol¨¢ est¨¢ inmerso en su propia guerra.
Nasral¨¢ hab¨ªa sido desde los noventa el principal art¨ªfice de la coalici¨®n sagrada entre Hezbol¨¢ e Ir¨¢n. Referente de la pol¨ªtica exterior iran¨ª, asumi¨® ante la opini¨®n p¨²blica libanesa el precio de reconocerse como seguidor incondicional de un l¨ªder pol¨ªtico-religioso extranjero (Jamenei), y afront¨® los costes de vincular al partido a las aventuras b¨¦licas de Teher¨¢n, Siria en primer lugar. Ser¨ªa una terrible paradoja, pues, que el r¨¦gimen iran¨ª se desvinculara ahora de quienes tantos servicios le han rendido. Entre otras razones, porque Netanyahu est¨¢ decidido a abocar a Ir¨¢n a un conflicto armado directo y poner los cimientos de un nuevo orden en Oriente Pr¨®ximo, a trav¨¦s de acuerdos de paz con los Estados ¨¢rabes y un megaproyecto econ¨®mico que una Europa y el subcontinente asi¨¢tico con Israel como eje vertebrador. Ir¨¢n constituye un impedimento para la consecuci¨®n de este fin y cualquier excusa sirve para neutralizar su influencia regional.
Hezbol¨¢ est¨¢ aturdido. Y, por primera vez en mucho tiempo, parece vulnerable. La Administraci¨®n de Biden ha bendecido el asesinato de Nasral¨¢ y apoya, a pesar de sus reservas en p¨²blico, la ofensiva terrestre israel¨ª. El escudo antimisiles israel¨ª ha conseguido abatir la mayor parte de los proyectiles lanzados desde L¨ªbano, pero algunos siguen impactando en instalaciones de gran importancia estrat¨¦gica. El grupo mantiene su capacidad bal¨ªstica, a despecho de los bombardeos en alfombra sobre las zonas donde se concentran sus lanzaderas principales. Los l¨ªderes abatidos, seg¨²n fuentes internas, ya tienen reemplazo y, por fin, el 1 de octubre, ha llegado el momento en el que su manifiesta inferioridad tecnol¨®gica puede compensarse con el desempe?o de sus fuerzas de ¨¦lite. Ya no hay lugar para la estupefacci¨®n o las dudas. Ya no hay lugar para la estupefacci¨®n o las dudas, sobre todo tras el nuevo ataque iran¨ª contra territorio israel¨ª, el cual, m¨¢s all¨¢ de su verdadero impacto, contiene un mensaje claro de apoyo a sus aliados libaneses. En el otro lado, Netanyahu ha vuelto a precipitarse con sus promesas. Hace un a?o prometi¨®, en vano, la destrucci¨®n completa de Ham¨¢s y la liberaci¨®n de los prisioneros israel¨ªes; ahora promete el ¡°pronto¡± retorno de los colonos a sus asentamientos en las zonas lim¨ªtrofes con L¨ªbano. Por lo pronto, los misiles del grupo islamista y de Ir¨¢n est¨¢n cayendo sobre la misma Tel Aviv. A menos que Hezbol¨¢ anuncie una rendici¨®n incondicional, improbable si tenemos en cuenta las credenciales del halc¨®n Safi al Din, posible sucesor de Nasral¨¢, la ¨²nica forma de cumplir tal objetivo pasa por asegurar el control del territorio comprendido entre la frontera septentrional y el r¨ªo Litani, una extensi¨®n de 30 kil¨®metros. Esa fue la l¨ªnea de demarcaci¨®n para la ocupaci¨®n israel¨ª en 1982 y, a la postre, no sirvi¨® de nada: las milicias chi¨ªes forzaron la retirada de las tropas israel¨ªes en 2000. Y es que en una guerra de guerrillas, donde la tecnolog¨ªa y el espionaje cibern¨¦tico tienen menor trascendencia, Hezbol¨¢ puede hacer valer su ¨²nica baza.