Carta a mi madre sobre el ¨²ltimo a?o de Israel
Me promet¨ª que te escribir¨ªa cuando hubiera alguna buena noticia, cuando los rehenes volvieran a casa o, por lo menos, cuando cayera este horrible Gobierno de Netanyahu
Querida madre:
Han pasado cinco a?os desde que falleciste y hasta ahora no te hab¨ªa escrito. Siento haber tardado tanto, pero estaba esperando alguna buena noticia que contarte y nunca la ha habido. Podr¨ªa haberte escrito sobre la pandemia de covid-19, o sobre el Gobierno mesi¨¢nico y derechista de Benjam¨ªn Netanyahu, a quien nunca pudiste soportar. Podr¨ªa haber escrito sobre la horrible masacre que tuvo lugar aqu¨ª el 7 de octubre, sobre los cientos de rehenes que languidecen en Gaza y c¨®mo da la impresi¨®n de que el mismo Netanyahu est¨¢ haciendo todo lo posible para sabotear un acuerdo, empe?ado en prolongar esta horrible guerra para siempre. Tambi¨¦n podr¨ªa haberte hablado de Alex, el historiador barbudo de aquel documental polaco en el que particip¨¦, de quien dijiste que era un mensch, un buen hombre: lo secuestraron en su casa, donde grabamos las entrevistas aquel d¨ªa, y muri¨® en Gaza despu¨¦s de que Netanyahu, en el acuerdo sobre los rehenes, se negara a que liberasen a los ancianos antes que a las mujeres. O podr¨ªa haberte escrito sobre las personas mayores con las que quiz¨¢ nos habr¨ªamos cruzado en la sala de espera del m¨¦dico si todav¨ªa vivieras: la polic¨ªa fascista de Itamar Ben-Gvir las detuvo de forma violenta y las espos¨®, como si fueran delincuentes peligrosos, solo porque tuvieron la audacia de recordarnos que una de las mitzvot jud¨ªas [los preceptos] m¨¢s importantes es la redenci¨®n de los cautivos. ?Pero de qu¨¦ habr¨ªa servido?
Est¨¢s ya en otro mundo diferente y mejor. As¨ª que segu¨ª esperando buenas noticias y me promet¨ª a m¨ª mismo que te escribir¨ªa cuando los rehenes volvieran a casa o, por lo menos, cuando cayera este horrible Gobierno y Bibi asumiera la responsabilidad de la cat¨¢strofe, en lugar de echar la culpa de que Ham¨¢s est¨¦ m¨¢s fuerte a los generales del ej¨¦rcito, los jueces del Tribunal Supremo e incluso a tus propios hijos, que han salido a la calle cada semana para pedir equidad y democracia y protestar por el hambre que sufren los gazat¨ªes y los pogromos que llevan a cabo los colonos en los pueblos palestinos de Cisjordania.
Este ¨²ltimo a?o en Israel ha sido un poco como si estuvi¨¦ramos viendo una pantalla de televisi¨®n dividida en dos: por un lado, los acontecimientos se suceden a c¨¢mara r¨¢pida, como en una pel¨ªcula de Chaplin, de dimensiones ¨¦picas, con las im¨¢genes de una masacre inimaginable en los kibutz del sur de Israel, que conduce a una tormenta de muerte y devastaci¨®n sobre Gaza. Mientras tanto, en la otra parte de la pantalla, hay una imagen congelada.
Desde hace nada menos que un a?o, el primer ministro de Israel no ha sido capaz de explicar a su pa¨ªs ni al mundo c¨®mo se imagina Gaza cuando termine esta guerra interminable, ni le ha parecido necesario reconocer su responsabilidad por los fallos de seguridad que desembocaron en el asesinato de cientos de ciudadanos. Tampoco puede explicar por qu¨¦, un a?o despu¨¦s de haber cesado a su ministro de Defensa, este sigue en su puesto. Un a?o entero durante el que el jefe del Gobierno se niega a conceder entrevistas a los medios de comunicaci¨®n locales, a formar una comisi¨®n de investigaci¨®n para averiguar c¨®mo fue posible la debacle o a fijar una fecha para las elecciones, para que la gente ¨Dque seg¨²n las encuestas se ha cansado hace ya tiempo de ¨¦l¨D pueda expresarse.
Este ha sido un a?o tan largo como la eternidad y tan ¨¢rido como un desierto; y ahora nos encontramos de pie junto a un mont¨®n de cad¨¢veres, sin que hayamos avanzado un ¨¢pice en conocimiento ni esperanza. Los medios de comunicaci¨®n nos van informando sobre los planes para conmemorar el aniversario del 7 de octubre. La ceremonia, nos dicen, se filmar¨¢ sin que haya p¨²blico, por miedo a que estallen protestas. La grabar¨¢n previamente, al margen del tiempo y de la gente, igual que el disparatado Gobierno que la ha concebido. Una ceremonia conmemorativa mientras todav¨ªa hay rehenes en Gaza que esperan a ser liberados resulta tan incomprensible como un acto en memoria de las v¨ªctimas del Holocausto que se hubiera celebrado en plena Segunda Guerra Mundial, mientras a¨²n sal¨ªa humo de los crematorios.
Hay casas ardiendo en el norte de Israel, mam¨¢, y en L¨ªbano, las explosiones de buscas y walkie-talkies fueron la antesala de un amplio ataque que elimin¨® a gran parte de la c¨²pula de Hezbol¨¢, incluido Hasan Nasral¨¢. Ah, e Ir¨¢n lanz¨® otro ataque con misiles sobre Israel, pero sonaba m¨¢s grave de lo que finalmente fue. Lo cual me recuerda que hoy, por fin, he conseguido encontrar en internet una buena noticia que, aunque no tiene nada que ver con este pa¨ªs al que tanto quieres, creo que te alegrar¨¢: un nuevo estudio encargado por la OMS demuestra que, al parecer, no hay correlaci¨®n ninguna entre el uso frecuente del tel¨¦fono m¨®vil y el c¨¢ncer. ?Recuerdas que siempre me dec¨ªas, con una sonrisa algo nerviosa, que una cosa era que parase de hablar, pero que todas esas largas llamadas de m¨®vil iban a acabar por fre¨ªrme el cerebro? Pues ya puedes dejar de preocuparte: no hay peligro. El parlanch¨ªn de tu hijo puede seguir hablando sin cesar por tel¨¦fono, sin que se le caiga ni un solo pelo.
Las muertes se multiplican a ambos lados de la frontera de Gaza: ni?os y ancianos israel¨ªes inocentes, j¨®venes soldados y miles y miles de mujeres y beb¨¦s gazat¨ªes. Pero ninguno de ellos ha muerto por usar demasiado el m¨®vil. Los m¨®viles, probablemente, seguir¨¢n estando siempre, pero este Gobierno tiene fecha de caducidad. Recemos juntos para que expire antes de que lo haga el pa¨ªs y antes de que llegue la destrucci¨®n del Tercer Templo con la que fantasean Ben-Gvir y sus compinches en su camino hacia la redenci¨®n.
Hablando de redenci¨®n, espero que est¨¦s bien all¨ª arriba y que pap¨¢ y t¨² teng¨¢is un poco de paz y tranquilidad. Muchos israel¨ªes dicen que se alegran de que sus padres ya no est¨¦n vivos y se libren de ver en qu¨¦ se ha convertido el pa¨ªs por el que tanto se sacrificaron, pero a m¨ª me da pena todo el tiempo no tenerte a mi lado. S¨¦ que, si estuvierais vivos, pap¨¢ y t¨² habr¨ªais puesto orden o, por lo menos, habr¨ªais conseguido, como hac¨ªais siempre, mirar dentro de la oscuridad y la pesadumbre para encontrar un camino de luz lleno de esperanza.
Un beso,
Etgar
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